El talento de Isabel Herguera en El sueño de la sultana, una viguería audiovisual
No es fácil que una película de animación compita en la sección oficial de un festival de clase A como el de San Sebastián. Cuando esto ha ocurrido, se trataba de obras de cineastas muy consagrados como el japonés Mamoru Osoda o personalidades similares.
La inclusión de una película como El sueño de la sultana, coproducción hispano alemana, hablada en diferentes idiomas, levantada desde el esfuerzo de varias productoras es algo más que una proeza de la que Isabel Herguera y el equipo que la ha acompañado en esta aventura, puede estar más que orgullosa.
Esta pieza de orfebrería audiovisual, tejida con mimo y autenticidad, narra una experiencia de vida de su protagonista, la joven Inés, que viaja por distintos países siguiendo la huella de la escritora bengalí, Rokeya Hossain, enamorada de la lucha que esta emprendió a principio del siglo XX a favor de la educación de la mujer y la igualdad en un momento y en un país en el que esta esperanza era una completa quimera.
Corazón, orgullo y admiración en una película que tiene su máximo potencial en lo estético de sus formas, su composición y el descubrimiento de la figura de la singular y valiente Rokeya Hossain.
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