El último servicio de Aginagalde
Aginagalde se despidió del balonmano con una parada salvadora que clasificó al BM Logroño para la fase de grupos de la Copa EHF. No ha logrado uno de sus objetivos en la entidad riojana, un título, pero su legado habla más allá de los números. Su ausencia, seguro, se echará de menos. Un ejemplo fue lo acontecido en el BBC Arena de Schaffhausen, donde el conjunto riojano estuvo 53 de 60 minutos eliminado. Sin embargo, le valieron los siete iniciales, hasta el 5-1, y los segundos finales cuando Moreira hizo el definitivo 28-24 que permite a los de Miguel Ángel Velasco continuar con vida en Europa merced a la diferencia de goles -en el Palacio se ganó 26-22-.
Lo que hizo el BM Logroño fue una demostración de carácter. Similar a las realizadas en Asobal al comienzo de Liga. Sirvan como ejemplo los empates casi imposibles en los instantes finales de León, Huesca o Cuenca. Porque en tierras suizas, todo se puso en contra. En el arranque, salvo el 0-1, el Kadetten fue marcando la pauta a seguir. Entre el húngaro Csaszar y el serbio Sesum fueron dirigiendo a los suyos hasta el citado 5-1 que se amplió al 6-1. Encajar un parcial de esa magnitud (6-0) a las primeras de cambio pareció noquear a los franjivinos.
Se había desperdiciado la renta lograda en Logroño en un visto y no visto. El 12-4, antes de los 20 minutos, hacía saltar las alarmas. 4 goles, un triste bagaje ofensivo. En la línea de lo visto en las últimas jornadas en Asobal, donde las pájaras ofensivas han lastrado demasiado. Cogió algo de impulso con Garciandia, autor de 8 goles en Suiza, para alcanzar el descanso con un 15-9 que dejaba todo a expensas de una reacción positiva de los visitantes que, además, tenían que mejorar sus prestaciones ofensivas para intentar hacer bueno que el Kadetten sólo marcara 22 goles en el Palacio.
El bloque anfitrión no bajó en su idea. Otra vez con 8 goles arriba, 18-10, en el arranque de la segunda parte. Le costaba anotar al BM Logroño, el cual también tenía que cerrar su portería. Aginagalde ya estaba en escena. Pero el intercambio de golpes favorecía a los que iban por delante, que mantenían la diferencia a 11 minutos de la conclusión, 25-17. Entonces resurgió la raza del equipo logroñés. El 3-7 hasta la conclusión determina la capacidad para sobreponerse a las adversidades. En Europa, a domicilio y faltando 11 minutos.
El Kadetten lo tenía hecho con el 27-20 en el minuto 53. Parcial de 0-3 para creer en lo casi imposible. Con poco más de 100 segundos por delante, el BM Logroño dominaba la eliminatoria con el 27-23. Los suizos cumplían y rompían su sequía con 55 segundos por jugarse. Velasco pidió tiempo muerto para organizar y buscar el gol del triunfo global. Moreira lo hizo posible. Quedaba tiempo, casi nada, para un último asedio de los anfitriones. Ahí apareció Aginagalde para cerrar su trayectoria como portero.
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