En el centenario de un poeta gomero

“Creíamos entonces que estábamos de vuelta / cuando faltaba tanto de ausencia y de poeta”. El trovador cubano Silvio Rodríguez dedicaba estos versos al poeta revolucionario Wichy Nogueras. En su ‘Tonada Inasible’ hablaba de ausencias, de lo que uno puede echar de menos el verso de alguien que supo dar voz a un tiempo y a un momento histórico.

Las ausencias no suelen pasar desapercibidas. Bueno, alguna acaso sí. Tal año como hoy, pero hace un siglo, nacía en San Sebastián un poeta de lírica pasmosa y un novelista que nos acompañó durante nuestra juventud. Félix Casanova de Ayala, el poeta, el prosista, cumpliría este 2015 cien años.

Cierto es que su vida creció lejos de las calles de su Villa natal, a la que nunca olvidó. Nadie ha sabido recrear mejor el ambiente finisecular de este pueblo de calles empedradas y olor a mar y a pesca que describió en su ‘Collar de caracoles’.

Chano, Cayaya, Juan y los ingleses formaban una gran coral que palpitaba en torno a esta Isla, sus montes, sus tradiciones en Puntallana y también en sus viejas y añejas casonas de las vías del pueblo. En una de ellas nació. Una placa le recuerda en la calle de la Luz.

Una placa ya esquiva, dañada por el olvido y el paso del tiempo. Una placa cuya ortografía no dejaría descansar en paz a nuestro poeta. Un siglo de su nacimiento y un olvido recurrente. Mantiene viva su prosa inmensa, sus versos de vanguardia, aquello que se definió como Postismo en unos años oscuros en Madrid. Pero nunca olvidó a su isla. La nombró hasta la saciedad en sus versos.

Quedan 10 meses para hacerle justicia. Para recordarle. Para hacer algo. Dicen que nadie es profeta en su tierra. Que en el caso de una de las grandes voces de nuestra lírica gomera no se olvide. Que Félix Casanova de Ayala mantenga su memoria viva en este pueblo que lo vio nacer.