Los diálogos imaginarios de Facundo Fierro con Flandes y La Palma

El artista Facundo Fierro junto a un cuadro-ventana. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

La relevante exposición pictórica ‘La Palma-Flandes’ del prestigioso artista Facundo Fierro, que se exhibe hasta el 14 de agosto en la Casa Massieu de Santa Cruz de La Palma, sede de la Fundación CajaCanarias, pretende “llamar la atención sobre el patrimonio oculto de Flandes en La Palma, custodiado en templos y casas particulares”, según ha indicado el creador a LA PALMA AHORA. “El patrimonio flamenco es una parte genética que llevamos los palmeros y hay que mostrarlo a turistas y locales; es necesario crear en la Isla un museo de arte flamenco”, ha defendido.

Fierro se ha adentrando en los históricos inmuebles de La Palma y mediante sus temperaturas y olores se ha transportado a Flandes en un riguroso proyecto de investigación en el que “imagino esos seres que existieron en el pasado”. El artista busca el rostro de un personaje flamenco y establece un diálogo con sus pinturas entre dos mundos unidos por el alisio. Ese personaje es Luis Van de Walle, llamado ‘el Viejo’, que “vino de allá y se queda aquí, en un mundo donde no había nada; busco referencias en Flandes, en los canales de Brujas…”, dice.

Hace una década, recuerda, “cantamos ‘la Casa Massieu revive’, y hoy la Casa Massieu revive el patrimonio flamenco de esta ciudad”. “Invitamos a entrar en la Casa y a tratar de hurgar mentalmente en sus paredes, en su epidermis, en la búsqueda de la huella de tantas vivencias que han sobrevivido al paso del tiempo, al fuego y las calamidades… A sentir los aromas y sonidos que alimentaron los sueños de hombres hermanados a ambos lados del océano, unidos por el alisio. Esta casa Massieu fue construida por un descendiente de flamencos -él mismo se hacía llamar Señor de Lembeke- y no será difícil imaginarnos, viendo siluetas, formas, luces y sonidos que nos enlacen con los canales de Brujas”, explica.

Ese Flandes, precisa Fierro, “es tan distante y tan cercano en la genética de esta ciudad. Esta ciudad que nos hurta la visión de tantos y tantos testimonios que atesora en su patrimonio… y ese es el motivo de esta actuación. Partiendo de una exposición de pintura, que indaga en la personalidad de uno de los pioneros flamencos en la ciudad -antepasado del constructor de esta casa- no es difícil imaginar que parecieran salir de los cuadros, proyectándose en espacios contaminados de fantasía, con veladuras intermitentes que nos traen y nos lleven lejos de estas paredes para transportarnos al pasado”.

Añade el artista que “precisamente entre estos muros que levantara sobre el antiguo solar del Adelantado, allá por el siglo XVIII, don José Massieu Fierro, queremos hacer patente la necesidad de rescatar y mostrar todo ese patrimonio que permanece escondido: la huella de esa relación con Flandes que llevamos en nuestros genes -junto con tantas otras que nos enriquecen y caracterizan- y que en el caso de la Isla de La Palma es especialmente importante. Cuentan que el constructor de esta casa se hacía llamar Señor de Lembeke, título que trajo a la Isla un antepasado suyo en el siglo XVI, Luis Van de Walle, llamado ”el Viejo“, y aquí encontramos la justificación para mostrar este experimento, experiencia o vivencia, incluso divertimento, como quiera interpretarse, que me ha permitido fabular y argumentar la historia que muestro en estas paredes. No es solo una exposición de pintura, pues en mi búsqueda de un rostro, he hecho de intérprete y de modelo, introduciéndome luego en la obra de destacados pintores de aquellas épocas para dialogar con ellos y versionar con sus pinceladas las diferentes etapas del personaje: Frans Halls, Holbein, Ver Meer, Ter Bosch, Tiziano… Todo empezó buscando huellas en los muros de una antigua casona”.

Fierro establece “diálogos imaginarios”. “En una vieja casona palmera, único testigo vivo del personaje escogido para esta historia, dibujados por la velada luz que entra por las ventanas del salón, con aromas cálidos de tea y la intuición de tantas vivencias, una tertulia se inicia entre los que se encuentran algunos de sus descendientes”, detalla. “Por ella pasaron diferentes contertulios que se han ido turnando y así imaginamos las distintas historias posibles, no escritas u ocultas, que entre tantas lagunas van perfilando un retrato que poco a poco se va definiendo sin renunciar a tantos otros posibles retratos como podamos imaginar de uno de los pioneros que se asentaron aquí y marcaron la ruta de Flandes en el Nuevo Mundo”. “La tertulia -que aún sigue abierta- puede enlazar en un momento con Brujas u otros puntos de su largo itinerario. Esa tertulia constituye el guión de una obra que abarque diferentes maneras de la expresión artística y cultural. Si nos introducimos en el cuadro de Vermeer ‘Joven tocando el laud’ observamos un mapa en la pared, en cuyo ángulo inferior aparecen las Islas Canarias. Partiendo de esa habitación creada por el mago de la luz y siguiendo la mirada de la joven, aparecen en un espacio virtual láminas de otras ventanas pintadas por él, a través de las cuales en el otro extremo se perfila la silueta de la Isla de La Palma. Esta exposición recrea un diálogo entre dos ventanas”, concluye Fierro.

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