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El Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de La Palma

Elsa López

He oído algunos rumores sobre la posible desaparición de una parte del recientemente inaugurado Museo de Arte Contemporáneo de Santa Cruz de La Palma. Hay un proyecto presentado por una empresa privada para que todo el segundo piso (el museo es pequeño y solo cuenta con dos plantas y dos salas en cada una dedicadas a exhibición) sea convertido en un centro de interpretación de la Bajada de La Virgen para que lo puedan visitar y disfrutar los turistas que lleguen a la capital de la isla. Según parece y según los mismos rumores, esa es la condición que ha puesto la empresa que se supone que se va a hacer cargo de la explotación económica de dos de los museos que existen en la ciudad: el de Arte Contemporáneo y el Naval. Según la parte contratada, el primero no es rentable; y según la parte contratante, evidentemente no lo es porque no da dinero y, por lo tanto, hay que hacerlo productivo.

¿Rentable un museo? Los museos no se crean para hacer negocio. Se levantan y dotan de obras de arte para que las disfruten los ciudadanos; para que la ciudad se sienta favorecida al verse retratada en sus artistas. ¿Rentable? ¿Cómo saben si es rentable si sus puertas están abiertas únicamente en horario de mañana? No entiendo por qué saben que no funciona si no lo abren de par en par para que puedan conocerlo y disfrutarlo quienes lo deseen. A no ser que quieran alegar que no funciona para poder cerrarlo y abrirlo de nuevo con otras características.

Según los mismos rumores, este proyecto ha sido aprobado o al menos presentado en un pleno municipal. No sé de quién ha sido la peregrina idea de convertir un museo en un paseo para los turistas. En los últimos tiempos lo único que parece importarle a nuestros próceres son los barcos que arriban al muelle. Turismo lo llaman. Y quieren reconvertir nuestra ciudad en un inmenso pasillo por el que desfilen los curiosos visitantes que por lo que veo solo miran los balcones, fotografían las macetas y se toman un par de helados paseando por las orillas de nuestra no-playa. ¿Museos? A pocos de ellos les importa nuestra pintura; a pocos nuestras esculturas y nuestras fotografías. A nosotros, sí. Y no me digan que el arte no es rentable porque yo veo en la Calle Real las exposiciones que organiza la Fundación CajaCanarias y veo niños, colegios enteros que pasan por sus salas y oyen a los monitores y sus maestros hablarles de arte, de historia del arte, de filosofía y de lo que sea para que amen lo que ven. Porque eso es lo que importa: la educación en el arte, su proyección hacia afuera, museos vivos, abiertos a la riqueza del conocimiento. Y toda esa riqueza debe estar en manos de lo público; no en manos privadas.

A los artistas y a los organismos oficiales que han entregado obra para exponerlas en el museo, no creo que les agrade el fin último que ahora pretenden darle a este edificio cuya meta no era precisamente lo que ahora se propone. Por otra parte, no sé si a los artistas se les ha comunicado la noticia, porque si así no fuera, me parecería una falta de respeto para aquellos que pusieron sus obras y sus ilusiones en ese museo. Escultores, pintores y fotógrafos tienen sus obras allí expuestas. Vaciarlo para poner trajes de minué, enanos y todo lo relacionado con las fiestas lustrales, no era el fin que se les prometió a la hora de colocar sus trabajos en esas salas. No creo que los artistas e instituciones que han donado o cedido temporalmente sus obras, ni los ciudadanos que deberían disfrutar de ellas, vayan a consentir que una empresa se haga cargo del museo para una explotación privada. Tampoco creo que la noticia sea cierta por lo que encierra de disparate. Si un museo se construye y se inaugura con unos determinados fines, no se entendería que a las pocas semanas se anuncie su reconversión en otra cosa diferente a la propuesta inicial. Y, desde luego, ni por lo más remoto se me ocurriría pensar que pueda ir a parar a manos privadas lo que se concibió como público y menos cuando los fondos con los que se rehabilitó el edificio fueron donados por organismos europeos solo y exclusivamente para un uso determinado: el de Museo de Arte Contemporáneo. Reorganizar el museo como centro de visitantes por mucho que amemos las fiestas lustrales, no es lo correcto. Hacerlo es una ofensa a la ciudad y a la inteligencia de quienes viven en ella.

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