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Juan Manuel Castro Martín (In Memoriam)

Felipe Jorge Pais Pais

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Nos acaba de dejar una excelente persona y un magnífico profesional. Toda su vida giró en torno a un buen número de pasiones que, siempre, estaban relacionadas con su querida La Palma. A su curiosa e increíble cámara no escapaba nada que suscitase su curiosidad. Sus conocimientos de botánica eran reconocidos, no solo por sus compañeros de profesión (guías turísticos), sino también por científicos especialistas en esta materia. La información que poseía la ofreció, sin pedir nada a cambio, a todos aquellos que pudieran sacarle un mayor partido, puesto que solo le interesaba que esas cuestiones llegasen al mayor número de gente posible.

Este trabajo solo pretende dejar constancia de que a Juan Manuel también le interesaba y, sobre todo, le preocupaba la conservación del patrimonio arqueológico y paleontológico insular. Nuestra relación con Juan Manuel estuvo centrada, fundamentalmente, en estos temas, si bien también fuimos testigos, durante algunas caminatas con él , de su enorme sapiencia. Nos vamos a referir a tres momentos que son un magnífico ejemplo de la forma de ser y el espíritu de este personaje al que, una vez más, hemos sido incapaces de reconocer su extraordinaria labor en vida. Quizás, su timidez innata y su saber estar, sin alardes y sin estridencias, jugó en su contra. Pero todos los que tuvimos la suerte y la oportunidad de conocerlo valoramos extraordinariamente su labor.

Lo conocimos por primera vez, a comienzos de la década de los 90 del siglo XX, durante una excursión por el bosque de Los Tilos (San Andrés y Sauces), impartiendo su sabiduría a un grupo de alumnos que iniciaban su formación en el Patrimonio Natural y Cultural de La Palma. Sus conocimientos de la flora de la laurisilva eran tan amplios que los propios botánicos que dirigían esta parte del curso consideraron conveniente que la ruta la guiase Juan Manuel.

Posteriormente, cuando se comenzó a trabajar en la ampliación y remodelación del Aeropuerto de La Palma (Villa de Mazo), fue a vernos al Cabildo de La Palma para mostrarnos su preocupación por la integridad de las charcas de Punta Ganado que estaban siendo afectadas por las obras (vertidos de escombros, roturas y mutilaciones, abandono de basuras y restos de hormigón, etc.). Pero lo que realmente le preocupaba eran las aves que medraban en las mismas. Y allí nos fuimos una mañana completa y, hemos de reconocer, que pocas veces hemos disfrutado y aprendido tanto sobre un tema del que, hasta ese momento, éramos unos supinos ignorantes. Nos quedamos realmente sorprendidos de la gran cantidad de especies que pululaban por estos parajes y que, sin duda, se verían afectados por los trabajos, sobre todo, si las charcas no se restituían a su estado primigenio tal y como, desgraciadamente, así ha sucedido. Por supuesto, también estaba enormemente preocupado por la integridad de los pozos y secaderos de chochos y lino de Punta Malpaís.

Algunos años después nos pusimos en contacto con Juan Manuel porque sabíamos de sus enormes conocimientos sobre conchas marinas. Habíamos oído hablar de playas levantadas con fósiles marinos en La Palma pero desconocíamos su ubicación exacta que, por supuesto, Juan Manuel sí conocía y la había mostrado a los pocos científicos que la habían estudiado. Pues bien, un día nos plantamos en la Playa de Arenas Blancas (La Salemera, Villa de Mazo) y nos dio una charla magistral sobre la importancia y el interés de esta formación geológica que, prácticamente, nadie conoce. Pero es que, además, a los pocos días nos entregó varias conchas fósiles, que aún conservamos y, así mismo, nos indicó otro yacimiento de similares características en el que, a su valor paleontológico, hemos de añadir también el arqueológico.

Finalmente, hace unos cinco o seis años fue por el Cabildo de La Palma y nos entregó una serie de diapositivas de grabados rupestres (que se reproducen en este trabajo) de Garafía que, en algunos casos, no sabía de qué yacimiento en concreto se trataba. Las que reproducimos aquí son de La Zarza y La Zarcita (Garafía), si bien hay otros motivos que aún no hemos conseguido identificar y una covacha tapiada desconocida. Escaneamos las diapositivas y le preparamos una copia. Su respuesta vuelve a ser un claro ejemplo de su generosidad: “No van a estar en mejores manos que las tuyas. Si te sirven de algo, úsalas”. Nunca las habíamos mostrado hasta hoy y las hemos guardado como el mayor tesoro. Por tanto, nada mejor para recordar su memoria que mostrarles un pequeño trocito de su trabajo. En estas fotografías, de casi treinta años de antigüedad, vemos el buen hacer y, seguramente, aún late el alma de Juan Manuel. La mejor forma de recordar a las personas es a través de sus obras y, al menos en su caso, dudo mucho que haya alguien que pueda poner la más leve sombra a su vida.

Nos dejaste como mismo viviste: tranquilo y sosegado. Siempre te recordaremos.

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