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Nunca me he casado con nadie

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“Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”, sentenció Kapuscinsky. En estos tiempos de crisis generalizadas y de engaños masivos, una de las señas de identidad para promover la regeneración cívica de la vida pública palmera tiene que ser, sin duda, el compromiso con la verdad, para que vuelva a ser importante frente a los que la prostituyen por intereses puramente económicos.

La mayor corrupción de los principios éticos de una sociedad se refleja en la capacidad de convivir con la mentira para sobrevivir. Da igual que sea para sobrevivir políticamente o que sea para sobrevivir económicamente. La fórmula de si pagas hablo bien de ti, aunque sean grandes mentiras y si no pagas, te silencio o te desacredito impidiendo que se cuente siquiera una pequeña verdad, es propia de espíritus miserables y de sociedades degradadas. De igual forma que, la técnica burda de usar los titulares como lupa para convertir en elefantes a los microbios o la trampa del anónimo informante para inventar noticias inverosímiles, son versiones disimuladas de la mentira como corrupción.

Quiero, por todo ello, hacer especial hincapié en que, cualquier pretensión de cambio y de regeneración ética exige, por todo ello, la recuperación de un sistema respetuoso de medios de comunicación libres, serios y honrados, en el que sobran los mentirosos y los manipuladores.

Y es que, hablar de “libertad de expresión” es, para algunos, algo así como compartir una especie de chicle mil y una veces masticado. De puro romántico el término se les quedó vacío, como la transparencia a los políticos o el “te quiero” a tantas parejas. Sin embargo, personalmente, me resisto a aparcar la palabra, como me resisto a dejar de creer en la democracia o en el amor.

Tenemos derecho a saber que está pasando en realidad sin tamices ni filtros ¿El secretismo y la opacidad invaden los medios de comunicación? ¿Están los medios supeditados al poder político de turno? ¿Crean los medios la controversia para tener más “seguidores”? Hoy por hoy, puedo decir bien alto y claro que, en mis diferentes intervenciones mediáticas, nunca me he casado con nadie ¿Podrán todos decir lo mismo?

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