La tradición de los mayos de San Telmo está en peligro

Marisa (i) y Keka intentando retocar unos mayos. Foto: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

El estado de ánimo es de impotencia y tristeza. Los emblemáticos mayos del barrio de San Telmo de Santa Cruz de La Palma corren serio peligro de desaparición. El local en el que se elaboran los tradicionales machangos de la Fiesta de la Cruz se encuentra en mal estado a consecuencia de las lluvias caídas en el mes de octubre de 2015 y las mujeres que los confeccionan no pueden trabajar en su interior por las acusadas condiciones de insalubridad. El Ayuntamiento se había comprometido a reparar los desperfectos pero la ayuda aún no ha llegado y el mes de mayo se acerca. “Tendríamos que haber empezado a trabajar en octubre, y aún no hemos podido comenzar”, se lamenta Marisa Brito, quien recuerda que después de la Bajada de la Virgen, la Fiesta de la Cruz es la segunda en importancia en la capital.

En noviembre de 2015, el grupo de cinco mujeres que confeccionan los mayos de San Telmo lanzaron un SOS a través de La Palma Ahora solicitando con urgencia un local para poder continuar con esta arraigada tradición festiva. El Ayuntamiento, según cuentan, se comprometió a acondicionar el local pero las obras no se han llevado a cabo “por falta de personal”. “Como ya llevamos bastante retraso, hemos pedido que nos cedan los materiales para buscar vecinos que nos realicen las reparaciones, pero eso tampoco ha sido posible”, dice Marisa. “El problema está en una alcantarilla obstruida”, explica. “Las únicas obras que se han realizado las han llevado a cabo dos jóvenes de las familias que confeccionan los mayos”, subraya, y agradece públicamente a la familia de Antonio Fernández Cabrera que “nos haya cedido el local sin cobrar ningún alquiler para poder mantener esta tradición, porque nosotras no disponemos de fondos”.

El abatimiento y la desesperanza se ha apoderado de este grupo de mujeres de San Telmo, entregadas por completo a la tradición de los mayos y la Fiesta de la Cruz. “Queremos trabajar y no tenemos dónde hacerlo, porque en este local no podemos estar en estas condiciones, y el mes de mayo ya está cerca”. Los más de 380 mayos que han elaborado a lo largo de diez años desprenden un fuerte olor a humedad y se están deteriorando. Además, han tenido que tirar varias cajas de ropa y zapatos mojados por el agua que inundó el local. “Estamos a punto de tirar la toalla”, aseguran.

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