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Pablo Marzán: arte con barro y fuego

El ceramista Pablo Marzán tiene una trayectoria profesional de 35 años.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

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Asegura que ya ha quemado todas las naves y por eso, hace cinco años, eligió La Palma para descansar. El escultor Pablo Marzán, con una trayectoria profesional de 35 años, ha abierto en Las Ledas, junto a la Sociedad Juventud Española de Breña Baja, una escuela-taller en la que enseña modelado, cerámica y dibujo. Hasta final de mes expone en la sala de arte 'Hay un mundo por conocer...La Palma' de La Molina Artesanía, en la capital, un total de 26 piezas cerámicas, en su mayoría sobre costumbrismo palmero, aunque también exhibe algunas obras mitológicas o de inspiración budista. “Mi trabajo siempre se ha enfocado más a lo comercial que a lo artístico”, ha reconocido a LA PALMA AHORA Marzán, que nació en La Laguna (Tenerife), donde inició la carrera de Bellas Artes, estudios que continuó en la Universidad de Deusto y que finalmente abandonó porque “no había cerámica ni escultura, y desde entonces me he dedicado por mi cuenta a este oficio”.

Este creador, que define la cerámica como el arte en el que el fuego es el protagonista, explica que “el 99% de las esculturas que expongo son sobre costumbrismo de La Palma; me he documentado en libros; lo que se manifiesta aquí es la vestimenta que llevaban a principios del siglo XX todos los oficios: cabreros, pescadores, vinateros, todas las profesiones, ese ha sido siempre mi campo de trabajo”, indica. “Son rústicas, con brazos y piernas casi románicos, me salen así, no hago ningún esfuerzo; no son esculturas delicadas ni estilizadas tipo Lladró, todo lo contrario”, resalta.

Las obras de Pablo Marzán, que ha desarrollado gran parte de su carrera profesional en Cantabria, miden entre 40 y 60 centímetros y están modeladas “en gres refractario, un barro de altísima calidad que se utiliza para los suelos y chimeneas”, detalla. “Es casi como una piedra, está cocido a casi 1.200 grados; tiene una fortaleza tremenda, son piezas que pueden estar a la intemperie”.

Marzán no quiere pecar de vanidoso, pero está convencido que este tipo de escultura “soy el único que la hace en el planeta, porque es un sistema que he inventado yo; empecé cuando inicié los estudios de Bellas Artes en Tenerife”, recuerda. Tiene un sello propio, una marca inconfundible. “Cuando ves una pieza mía dices ‘eso es de Marzán’, asegura. ”Es posible que haya gente que lo haga mejor, pero como lo mío, no“, sostiene.

En las clases de su escuela-taller de Las Ledas Pablo Marzán está “volcando la experiencia de 35 años de trabajo” y diseñando nuevas ideas y proyectos tanto para tiendas como para particulares. Disfruta ahora del sosiego de La Palma “después de haber quemado todas las naves”.

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