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“Muchos pacientes con cáncer se calman cuando les coges la mano y lloras con ellos”

Ayesa Méndez es oncóloga del Hospital General de La Palma. Foto: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

Tiene fama de ser una profesional muy humana, de las que se sientan en la cama de sus pacientes, coge sus manos, escucha sus angustias y llora con ellos. Ayesa Méndez (Breña Alta, 1982), oncóloga del Hospital General de La Palma, en la actualidad de baja médica por una lesión, ha elegido una rama médica emocionalmente ‘dura’, pero, también, asegura, “gratificante”. Estudió la carrera en la Universidad de La Laguna y se especializó en oncología en el Hospital Universitario de Canarias, con rotaciones externas en el Servicio de Oncología del Hospital Clínico de Valencia. La muerte de un paciente, inevitablemente, le afecta, pero, confiesa, “me motiva para seguir ayudando a otros”.

-¿La oncología es una especialidad ‘dura’ desde el punto de vista emocional?

-Sí, lo es. No cabe ninguna duda, pero, a la vez, también es gratificante. La gratitud que expresan nuestros pacientes y sus familiares, incluso en una visita de duelo, es algo que no tiene precio. Es una especialidad en la que tienes que dar lo mejor de ti a todos los niveles, y eso hace que el día a día valga la pena.

-¿Le cuesta dar el diagnóstico a un enfermo? ¿Cómo debe actuar el facultativo en este difícil momento?

-Es de lo más difícil en oncología. Transmitir malas noticias es complicado porque muchas veces hay que hacer un equilibrio entre los deseos de la familia y los derechos del propio paciente. Cada profesional va marcando su pauta y la experiencia ayuda mucho. Con el tiempo se aprende a identificar lo que cada paciente quiere saber, cómo y cuándo. Es una información que debe darse con tiempo, sin prisa, e ir profundizando a medida que se suceden las consultas.

-¿Cuál es la actitud que predomina cuando a una persona se le informa que tiene cáncer?

-La incertidumbre, el miedo a lo desconocido, al pronóstico, la tristeza…Pero también hay un porcentaje de pacientes que muestran una actitud luchadora.

-¿Cómo es el día a día con sus pacientes?

-Debemos aportar un tratamiento integral desde el inicio hasta el final de la enfermedad. Es nuestro deber brindarle la mejor terapia comprobada que exista para poder curarlos, y cuando eso no es posible, alargar su supervivencia con la mejor calidad de vida. Cuando acontece la fase terminal de la enfermedad, hay que ofrecer unos cuidados finales aptos para cada paciente. En el transcurso, acompañamos, aconsejamos y apoyamos al paciente y a su familia, escuchamos con atención y calidez sus dudas, sus miedos, su impotencia y su frustración. La rutina diaria es siempre una carrera constante para atender a los pacientes hospitalizados, revisar analíticas, pacientes y valorar efectos secundarios para poder prescribir las quimioterapias; hacer el seguimiento de los enfermos en remisión y ver a los que vienen por primera vez; atender las interconsultas y las visitas imprevistas siempre justificadas, llamadas telefónicas de nuestros pacientes para poder identificar posibles urgencias, y dedicar algo de tiempo a la información de familiares. Este día a día requiere un esfuerzo personal muy importante, pero siempre cuento con el apoyo incondicional de mis compañeros del Hospital General de La Palma y del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Canarias, que al fin y al cabo es mi segunda familia.

-¿Logra distanciarse del drama que vive cada enfermo?

-A veces es muy difícil ‘no llevarse a los pacientes a casa’. Considero que compaginar mi profesión con una vida extrahospitalaria saludable es vital. Para ello cuento siempre con mi pareja, con mi familia, con mis amigos y con mis compañeros.

-Tiene fama de ser una profesional muy humana. ¿Cómo influye en el ánimo del enfermo esa humanidad del facultativo?

-Si esa fama es cierta, me halaga. Considero que la humanidad es importante al 100%. Los pacientes muchas veces se calman cuando te sientas a su lado, en su cama, le coges la mano, lloras con ellos y demuestras toda la empatía posible. Hay que intentar ayudarlos a ver el lado positivo de todas las situaciones, que, por pequeño que sea, siempre existe. Realmente soy yo muchas veces la que aprendo de mis pacientes y es uno de los aspectos que más me gustan de mi trabajo.

-¿Cómo influye el poder adquisitivo de un enfermo oncológico a la hora de afrontar su dolencia?

-Hoy tenemos a disposición de los pacientes los tratamientos que ya están aprobados. Además, si cumplen unas características determinadas, siempre les ofrecemos la posibilidad de participar en ensayos clínicos. En cuanto a la calidad de vida, puede ser que pacientes con mayores recursos económicos puedan tener una cama mejor, un baño asistido, servicio de fisioterapia…pero, francamente, no creo que sea algo de lo que deban preocuparse los enfermos.

-¿Qué sentimientos le embargan cuando ‘pierde’ a un paciente?

-La muerte de un paciente te afecta inevitablemente. Cierto es que muchas veces adquieres vínculos más estrechos con unos que con otros, y que perderlos puede provocar tristeza y frustración. Pero mentiría si dijese que todos esos sentimientos son negativos, porque muchas veces te dan una motivación adicional para seguir adelante ayudando a otros.

-¿Cuál es el tumor más frecuente en la Isla?

-No he tenido la oportunidad de consultar datos al respecto, y no hay un registro insular actual de tumores, pero los más frecuentes son los de mama, pulmón y colorrectal, por lo que supongo que en La Palma se mantenga esa incidencia. Por mi experiencia aquí -que es bastante corta- diría que el cáncer de pulmón es el más frecuente, aunque, insisto, es mera impresión.

-¿Es cierto que La Palma, en el contexto regional, es la isla que registra un mayor índice de casos de cáncer?

-Realmente, como comentaba antes, no hay datos actuales de la incidencia tumoral en la Isla, y por lo que conozco de estadísticas antiguas, la incidencias era similar.

-Los diagnósticos de cáncer son cada vez más frecuentes en personas jóvenes. ¿A qué se debe?

-A múltiples factores. El ritmo de vida, los cambios en la dieta, el sedentarismo, la renuncia a la maternidad o el retraso en el primer embarazo, exposiciones prolongadas al sol…

- En los tumores que no tienen un origen genético ¿Qué reglas recomienda para su prevención?

-Pues básica y fundamentalmente un estilo de vida saludable. No fumar o dejar el hábito, puesto que el tabaco contiene sustancias cancerígenas capaces de provocar hasta un 90% de las muertes por cáncer de pulmón, pero, además, es responsable de la aparición de otras neoplasias; evitar el consumo excesivo de alcohol -sobre todo en personas que también tienen hábito tabáquico- el sobrepeso y hacer algún tipo de ejercicio. También hay que protegerse debidamente del sol y seguir una dieta variada y equilibrada.

-¿Confía en que la investigación encuentre un tratamiento 100% eficaz para combatir esta patología?

-En los últimos 20 años se ha invertido mucho dinero, esfuerzo y tiempo, y gracias a este trabajo hoy disponemos de varios fármacos diferentes a la quimioterapia clásica que son eficaces y menos tóxicos, y que han conseguido mejorar mucho el pronóstico de varios tumores. La mayoría de las líneas de investigación están centradas en el campo de la biología molecular, y gracias a que el grueso de estudios a nivel mundial se desarrolla en el ámbito de la oncología médica, podemos disponer de nuevos tratamientos valiosos cada año.

-¿Qué mensaje desea transmitir a los pacientes oncológicos?

-Siempre un mensaje positivo. Todas aquellas personas que padezcan esta patología deben saber que disponemos de medios para curar, prolongar la vida y aliviar. Hoy en día más del 60% de los pacientes se curan, y este porcentaje irá aumentando según avance la investigación oncológica.

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