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“El juicio por el asesinato de Saray ha sido duro porque debajo de la toga hay un corazón”

El abogado Ignacio Pastor Teso en su despacho de Santa Cruz de La Palma. Foto: LUZ RODRÍGUEZ.

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

“Debajo de la toga hay un corazón”. Ignacio Pastor Teso representa a la familia de Saray González, la joven universitaria palmera que fue asesinada en 2015 en su piso de Las Palmas de Gran Canaria, y reconoce que el proceso judicial “fue muy complicado emocionalmente y muy exigente desde el punto de vista jurídico, pero el resultado es satisfactorio porque hemos logrado que sea declarado culpable de asesinato y alevosía”, ha manifestado a La Palma Ahora

Un tribunal de jurado ha declarado culpable a Alberto Montesdeoca  y ahora será el juez el que dicte sentencia en los próximos días. “Profesionalmente ha sido muy duro, no he podido apartar las emociones, estaban a flor de piel, entraban en mi corazón, porque debajo de la toga hay un corazón, sentí que no solo era la voz de los padres de Saray sino también su propia voz, de la persona que no está porque alguien le segó la vida, pensé que mi trabajo lo hacía por ella, porque tuvieran justicia post mortem, y creo que eso se ha conseguido, esa es la satisfacción personal”, asegura. 

Pastor Teso admite que en su trayectoria profesional este caso marcará “un antes y un después”. “Quiero creer que este juicio nos va a hacer a todos mejores personas, a todos los que hemos estado ahí, los que hemos acompañado a una familia destrozada por el dolor”, dice. 

El caso de Saray González es el primero por asesinato que asume este letrado. “Tengo que decir que fue una gran responsabilidad, tuve que sopesar si mis espaldas podrían cargar el caso que se me encomendaba, pero lo asumí y ahora me siento orgulloso”, asegura, y destaca “el apoyo tanto profesional como personal que he recibido”. 

Agradece “la excelente labor de la policía, que cerró el círculo y armó todas las piezas de un puzle criminal” y el reconoce “el trabajo extraordinario del Ministerio Fiscal”. Tiene palabras especialmente emotivas para Marcos Lorenzo, el psicólogo de la familia de Saray. “Su trabajo ha sido fundamental, les ha acompañado de forma altruista y generosa desde el primer momento hasta hoy”. 

La familia, con la declaración de culpabilidad del asesino, “ha sentido alivio”. “Ha estado dos años esperando este juicio y ahora se ha dado un gran paso para ir cerrando el duelo; suponía una angustia tremenda saber que la persona que había asesinado a su hija no había sido juzgada”, subraya el abogado, y añade: “Como ha habido justicia están más tranquilos, aunque la pérdida es irreparable y nada podrá compensarla pero sí que se ha visto que existe justicia y para el duelo es un paso muy importante”. 

Ignacio Pastor expresa su agradecimiento y el de la familia de Saray a los forenses, que “han hecho un trabajo fundamental”. “Las médicos forenses que examinaron a este individuo y que descartaron cualquier trastorno psiquiátrico hicieron un trabajo exquisito y bien estructurado, esa fue la prueba angular sobre la que giró todo el caso porque la defensa trataba de acreditar que Alberto se encontraba con las facultades mentales mermadas”, afirma. “Con estos informes, muy rigurosos, pudimos desbaratar el que aportó el psiquiatra de la defensa, y también la atenuante de la confesión porque acreditamos que no confesó para colaborar con la policía sino para descargar su culpa, reconoció su participación pero no confesó”, precisa. 

En los próximos días, el juez dictará sentencia en base al veredicto del tribunal de jurado de culpabilidad por asesinato. “Hemos tratado de subir al máximo la pena, pero al no contemplarse ensañamiento, la condena no será superior a 20 años”, apunta. 

“El tribunal de jurado por unanimidad decretó que Alberto Montesdeoca es culpable de asesinato y alevosía, y descartó los eximentes y atenuantes que la defensa había planteado, con lo cual creo que ha sido un juicio muy justo”, sostiene. “Mi satisfacción es absoluta, tanto personal como profesional, ha sido como subir el Éverest”, concluye.

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