La Cosmológica dará “cristiana sepultura” a dos fetos humanos con malformaciones que se encuentran en el Museo Insular

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

La petición ha causado sorpresa. La consejera de Cultura y Patrimonio del Cabildo, María Victoria Hernández, ha solicitado a la Sociedad La Cosmológica de Santa Cruz de La Palma que “retire” dos frascos de cristal del Museo Insular, ubicado en el antiguo convento de San Francisco, en los que se hallan, en cada uno de ellos, un feto humano con malformaciones. “Desde hace años se encuentran en dependencias que ocupan fondos de dicho museo, con el peligro que ello conlleva, por la fragilidad del cristal”, se recoge en la misiva. “Entendiendo que dichos fetos, de su pertenencia, pudieran ser de su interés o de otras entidades, le ruego que proceda a retirarlos con el objeto de que se destine a la finalidad que considere más adecuada”, añade.

La directiva de La Cosmológica se ha puesto en contacto con el Departamento de Anatomía Patológica de la Universidad de La Laguna (ULL) por si los dos fetos con malformaciones, que pueden ser datados en la primera mitad del pasado siglo, tienen algún interés científico. No obstante, lo más probable es que estos restos “reciban cristiana sepultura” en el cementerio de la capital. En este sentido, se están realizando las oportunas gestiones para que un servicio funerario se encargue de su traslado desde el Museo Insular al camposanto.

Al parecer, fue Joaquín Ruiz-Jiménez, ministro de Educación entre 1951 y 1956 y Defensor del Pueblo entre 1982 y 1987, quien, en una visita al Museo Insular, recomendó que los dos fetos humanos con malformaciones no se expusieran junto a los animales en la sala de Ciencias Naturales.

La Sociedad Cosmológica cedió todas las piezas de la colección de Ciencias Naturales al Cabildo y desconocía la existencia de fetos, a los que pensaban que se les había dado sepultura. Antiguamente, los niños de la capital visitaban con frecuencia la parte alta de la institución para contemplar los dos botes de cristal.

A la funeraria se le encargará que los dos fetos, uno de ellos con dos cabezas, sean enterrados “con dignidad y respeto”.

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