La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

El alma de Tacande se queda sin morada

La casa por la que el alma de Ana González estuvo vagando en 1628 durante 87 angustiosas noches, ha sido devorada por las llamas. La misteriosa vivienda rural en la que la tradición popular sitúa la estremecedora leyenda de El alma de Tacande, fue consumida por el fuego que afectó en días pasados al municipio de El Paso (La Palma) . El legendario inmueble, que se encontraba en estado ruinoso, medía 22 metros de largo, seis de ancho y dos de altura. Tenía un techo a cuatro aguas de teja canaria, dos puertas y dos postigos. En este reducido espacio, hace ya cerca de 400 años, aconteció un suceso paranormal que “al mundo pasma”, según se relataba en la época.

Andrés Carmona, edil de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de El Paso, está dosolado. “No somos conscientes de la parte tan importante del patrimonio que hemos perdido', asegura. ”Después de todo lo que me he preocupado por esta casa, ahora arde siendo yo concejal“, se lamenta. ”Aún quedan en pie las paredes y parte de la estructura del tejado, y yo no tiro la toalla“, afirma. Muestra su preocupación por las viviendas particulares que se vieron afectadas por el incendio, pero insiste en que la destrucción de la casa por la que dicen que vagó el alma de Ana González es un hecho lamentable para el patrimonio municipal.

El inmueble es de propiedad privada, y según recuerda Andrés Carmona, él mismo, en la anterior legislatura, realizó gestiones para adquirir la vivienda y convertirla en un centro polivalente que albergara un espacio para estudios paranormales y un museo etnográfico. “La moción que presentamos los socialistas en 2007 fue muy criticada, pero nosotros lo que pretendíamos era poder mostrar cómo era una casa de 1600”, apunta. La finca, por diversas circunstancias, no pudo pasar a manos municipales.

En la actualidad, el Ayuntamiento había procedido a su apuntalado y balizado puesto que corría “serio riesgo de derrumbe” y recibía numerosas visitas dado su alto valor histórico y patrimonial. Carmona, pese al estado en el que ha quedado el inmueble tras el paso de las llamas, no se rinde. “Está muy dañado, pero los muros se mantienen en pie, y aunque soy consciente de la difícil situación económica que atravesamos y de lo ambicioso del proyecto, quiero de nuevo sentarme con el Cabildo y los propietarios para que esta iniciativa no caiga en el olvido”, concluye. Sin embargo, la consejera de Cultura y Patrimonio de la Corporación insular, María Victoria Hernández, reconoce que “este año y el que viene, debido a la crisis, será imposible” emprender alguna actuación en este sentido. Recuerda, además, que la casa es de propiedad privada y su adquisición resulta “inasumible” en los tiempos que corren.

En esta legendaria vivienda del pintoresco paraje de Tacande, según el relato popular, el alma en pena de Ana González deambuló durante 87 tenebrosas noches. En el transcurso de este tiempo, la mujer difunta protagonizó una serie de extraños fenómenos que trascendieron las fronteras insulares. Los moradores de la casa escuchaban una voz femenina que arrullaba un niño, cantos melodiosos y hasta sonidos de castañuelas. También comprobaron con asombro cómo la cuna en la que dormía el hijo pequeño de Ana González, Salvador, se mecía sola.

El alma de esta mujer, que había muerto de parto en 1625, se presentó en Tacande tres años después de su fallecimiento, el 30 de enero de 1628, y “descargó” por fin tras 87 días de vagar por el inmueble. La mujer que venía del más allá pidió a sus familiares que cuidaran a su hijo Salvador y que cumplieran las promesas que había dejado pendientes.

Una leyenda con visos de realidad

La leyenda de El alma de Tacande tiene visos de realidad. La investigadora María Victoria Hernández, abogada, cronista oficial de Los Llanos de Aridane y actual consejera de Cultura y Patrimonio del Cabildo de La Palma, ha rescatado este relato popular y ha indagado en sus orígenes. Los resultados de la investigación han sido sorprendentes. Hernández, una apasionada de la cultura y las tradiciones de su tierra, ha logrado documentar a los personajes de este suceso paranormal. En el Archivo Lorenzo Mendoza localizó un índice bautismal en el que está inscrito el pequeño Salvador, el hijo en cuyo parto murió Ana González. Descubrió además que tuvo otros niños y que contrajo matrimonio. “Llegué a pensar que era madre soltera, porque en la leyenda no se cita nunca al marido”, señala. Los estremecedores fenómenos sobrenaturales acontecidos supuestamente en la casa de Tacande llegaron hasta las autoridades eclesiásticas. “El sobrino de Ana, Andrés, fue trasladado a Las Palmas de Gran Canaria para ser interrogado por el obispo Cámara y Murga, y en el sínodo de 1629 se pidió a todos los sacerdotes de Canarias que dieran misas por el descanso del alma de Tacande”, explica. Los documentos encontrados, asegura, “no matarán la leyenda”, muy al contrario, “seguirá corriendo y más gente querrá conocerla”. La investigadora palmera, que continúa indagando sobre la familia de Ana González, admite que “siempre he creído que algo extraño ocurrió en la casa”.

Etiquetas
stats