Instalan un mini telescopio en El Roque que permite caracterizar planetas extrasolares

A la izquierda, el pequeño telescopio solar instalado en la pared Sur de la cúpula del TNG; a la derecha, observaciones nocturnas de la Luna al TNG con Harps-N junto al Astro Comb. Foto: Alex Glenday.

La Palma Ahora

Villa de Garafía —

El complejo de astrofísica de El Roque de Los Muchachos ha aumentado su capacidad de observación. El pasado mes de mayo, el Telescopio Nazionale Galileo (TNG) instaló en el exterior de su cúpula un pequeño telescopio solar conectado directamente con el HARPS-N y el láser Astro Comb, según se informa en nota de prensa. El nuevo instrumento permitirá la caracterización de planetas extrasolares con masas parecidas a la de la Tierra, aseguran. “Todas las mañanas, el telescopio solar empieza de forma automática su trabajo de observación y acaba por la tarde, cuando el TNG se prepara para sus observaciones nocturnas. En las noches en que HARPS-N participa en los programas científicos, este instrumento puede llegar a recoger datos para casi las 24 horas, por lo que puede considerarse un telescopio que trabaja sin parar”, subrayan. El pequeño instrumento instalado en el exterior de la cúpula del TNG es “un pequeño telescopio para grandes resultados científicos”, subrayan.

Explican que “gracias al espectrógrafo de alta resolución HARPS-N instalado desde el 2012 en el TNG, se ha podido caracterizar la órbita y medir la masa de muchos planetas extrasolares, cuyo tamaño había sido medido ya por el satélite Kepler de la NASA”. Los resultados, prosiguen, “junto de estos dos instrumentos, nos han dicho que es posible encontrar planetas extrasolares en la zona habitable de las estrellas”. “Los planetas extrasolares están tan lejos de nosotros y tan cercanos de su estrella que en la mayoría de los casos es imposible verlos. Lo que hacen los científicos entonces es utilizar unos métodos indirectos que se basan en los cambios que sufre la luz de la estrella que aloja el planeta por el hecho que hay uno o mas planetas rodeándola. En particular, cuando el planeta pasa adelante de su estrella, la luz de la estrella que llega a nosotros disminuye: dependiendo de la profundidad de esta eclipse, podemos medir el tamaño (radio) del planeta”.

Los científicos del TNG resaltan que “gracias a este método, el satélite Kepler ha descubierto unos cuantos planetas extrasolares, alguno de ellos del tamaño de la Tierra. Mucho más complicado es encontrar la masa y caracterizar la órbita de estos planetas, porque por efecto de la presencia de un planeta en un sistema planetario, la estrella tiene unos pequeños movimientos que nosotros podemos detectar como una velocidad radial, es decir, un movimiento de la estrella que se acerca y se aleja de nosotros. Esto podemos hacerlo estudiando las líneas de su espectro (que sufren respectivamente un desplazamiento hacia el azul o hacia el rojo) a través de un espectrógrafo de muy alta resolución como HARPS-N”.

Indican que “el principal problema que tenemos en estos estudios es que el espectro de la estrella que obtenemos a partir de su luz está perturbado también por la actividad estelar: granulosidad, pulsaciones, movimientos convectivos y regiones activas de la estrella misma; todos estos factores producen cambios en las velocidades radiales de un factor que es 10 veces mayor que el efecto de la presencia del planeta en el sistema”. Por tanto, precisan, “antes de poder caracterizar un planeta extrasolar hay que entender cómo influye la actividad de la estrella en las velocidades radiales detectadas”. Para llegar a este resultado, añaden, “habría que estudiar la misma estrella durante años con un instrumento de alta precisión como HARPS-N y una referencia muy estable como el Astro Comb (una fuente de luz láser de alta precisión instalada en el Telescopio Nazionale Galileo, que permite calibrar los datos de HARPS-N hasta una precisión en velocidades radiales de las estrellas de los 10 cm/s, prácticamente la precisión que se necesita para caracterizar una planeta con masa parecida a la masa de la Tierra)”.

Precisan que “como esto necesitaría demasiado tiempo, el profesor David Philips, junto al doctor Xavier Dumusque y su equipo del Centro para la Astrofisica Harvard-Smithsonian (MA-USA), en colaboración con el Observatorio de Ginebra y la Fundacion Galileo Galilei–INAF, han empezado un experimento revolucionario en el Telescopio Nazionale Galileo: apuntar directamente al Sol, la estrella más cercana a nosotros para estudiar las perturbaciones que el planeta Venus induce sobre ella.” “Las simulaciones hechas nos enseñan que observar el Sol por lo menos durante dos horas al día y por espacio de dos años utilizando HARPS-N y el Astro Comb, permitiría determinar el efecto gravitacional de Venus sobre el Sol mismo. Estos resultados serían las pruebas definitivas que observar un planeta parecido a la Tierra es una realidad muy cercana”, concluyen.

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