“Me sentí muy pequeño en Fuencaliente junto al pez más grande del mundo”

El buceador David Díaz.

Esther R. Medina

Fuecaliente —

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“Vislumbré la sombra de una cola, como si fuera de un tiburón muy grande, y en ese momento el miedo me invadió pero sentí curiosidad por saber qué era aquello porque debajo del agua con el equipo de buceo me siento muy seguro, como un pez más”. El palmero David Díaz es divemaster (guía) de la Escuela de Buceo Duikhuis La Palma y el pasado jueves, en la zona de Las Cabras, en el litoral de Fuencaliente, tuvo el privilegio de bucear junto a un ejemplar del pez más grande del mundo, conocido por tiburón ballena. “Fuimos a hacer una inmersión en Las Cabras y había mucha corriente, con Luna nueva, y el resto de buceadores no se sumergieron por la corriente, solo buceamos tres clientes y yo”, ha relatado a La Palma Ahora.

“A los diez minutos de entrar al agua, cuando nos fuimos hacia El Veril, que es una pared que baja hasta 60 metros, aunque nosotros nos quedamos a unos 20 metros, vislumbré la sombra de una cola, como si fuera de un tiburón muy grande; nos acercamos y descubrimos que era una ejemplar del pez más grande del mundo, que no es en realidad un tiburón ballena, pero se le denomina así porque tiene la forma de un tiburón y de una ballena”, explica, y añade: “Me sentí muy pequeño al lado de aquel pez de más de diez metros; nos acercamos hacia él y no dudó en observarnos, era un animal muy curioso, no se alejaba; el miedo desapareció desde el momento en que simpatizó con nosotros”, asegura. “Nos dio dos vueltas y estuvo con nosotros 11 minutos, a menos de un metro, muy, muy cerca”, afirma.

David, que jamás había visto un ejemplar de esta especie, resalta que este pez “no es agresivo, se alimenta de plancton y de pequeños peces”. “En noviembre del pasado año se avistó otro en el mismo sitio, porque esta especie es migratoria, viene desde África y cruza todo el Atlántico para alimentarse”, recuerda. “Estábamos en el momento preciso, cuando el pez se encontró con la isla de La Palma, y entonces corrigió el rumbo y se dirigió a mar abierto”, detalla.

Los tres clientes que buceaban con David, de nacionalidad alemana y holandesa, aseguraron que aquella había sido “la inmersión de sus vidas”.

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