Los vecinos de La Canela quieren un jardín público “con encanto”

En la imagen, miembros de la Asociación de Vecinos La Canela junto al solar. Foto: LUZ RODRÍGUEZ

Esther R. Medina

Santa Cruz de La Palma —

No quieren cemento, sino una zona verde para el uso y disfrute de toda la ciudad. La Asociación de Vecinos La Canela del señero barrio de San Sebastián de Santa Cruz de La Palma ha propuesto al Ayuntamiento acondicionar un jardín con plantas autóctonas y otras introducidas de América en un solar público situado junto a las calles Huertas y Cajita Blanca, que en la actualidad se encuentra abandonado y convertido en un foco de suciedad y refugio de gatos. El proyecto fue presentado hace más de un año, siendo alcalde Sergio Matos, y tuvo una buena acogida por parte del equipo técnico municipal y del biólogo. La propuesta se dio a conocer también al actual regidor, Juan José Cabrera Guelmes, y aunque se adquirió el compromiso de buscar fondos para su ejecución, los vecinos siguen esperando una respuesta. Esta iniciativa tendría un coste de 63.684 euros, “aunque esa cifra se puede recortar porque en ella están incluidos papeleras, farolas y bancos, y si el Ayuntamiento ya dispone de ese mobiliario urbano, se reduciría el gasto”, han señalado a LA PALMA AHORA los impulsores de esta zona verde, que sería una continuación del Jardín de Indias que se proyecta en las inmediaciones.

La Asociación de Vecinos La Canela, que agrupa a 40 socios con sus respectivas familias, teme que en el referido solar de propiedad municipal se construya una plaza en la que se imponga el cemento. “Queremos una zona verde, que no hay, un lugar de esparcimiento para el barrio y para toda la ciudad, y un jardín con flora autóctona requiere muy poco cuidado y mantenimiento, porque las plantas viven prácticamente de la humedad del ambiente”, aseguran. “En el barrio, donde residen muchas personas mayores, los vecinos se sientan delante de las casas, a veces en el suelo, porque no hay bancos; reclamamos un espacio verde para San Sebastián, pero que pueda ser disfrutado por los habitantes del resto de la ciudad y por los turistas”, subrayan.

El proyecto ha sido redactado por el arquitecto técnico y paisajista Alejandro González Hernández y pretende “recuperar unos solares, probablemente de uso agrícola anteriormente como huertos, que actualmente se encuentran totalmente abandonados e inutilizables, para transformarlos en un jardín de uso público”, según se expone en el documento. “Se sitúa anexo al futuro edificio del Centro de Interpretación La Palma-América, propiedad del Ayuntamiento, hoy en ruinas, y que podría convertirse en zona con potencial turístico”, recalcan.

La idea de la Asociación de Vecinos La Canela es “recuperar un espacio degradado y convertirlo en un pequeño jardín o patio ajardinado en el que estarán presentes diversas especies vegetales introducidas, por su interés medicinal-ornamental, por los viajeros y emigrantes que volvían de América”, recuerdan. Este tipo de jardín “es muy representativo de la arquitectura tradicional canaria. Un espacio que se convierta en prolongación de las viviendas, que aún siendo de uso público, no pierda la calidez del ámbito doméstico, del patio privado”, exponen.

El proyecto, para adaptarse a la difícil topografía del solar, dispone de cuatro plataformas o desniveles con pasarelas y escalinatas que recorren los sucesivos parterres que albergan la vegetación. “También se prevé la recuperación y rehabilitación del muro de piedra existente que limita con la calle Huertas, donde se realizarán tres aperturas que facilitarán la accesibilidad desde cualquier punto”, precisan. La parte alta del jardín “está pensada como un lugar donde se ubican las zonas de juegos infantiles, lectura o paseo; las partes media y baja, como área de paseo y descanso”, detallan. “Este pequeño jardín quiere ser algo vivo a lo largo del tiempo, un espacio donde la participación de los vecinos sea activa, tanto en la fase de diseño y construcción, como en las de mantenimiento y conservación”.

La vegetación, resaltan, será “el elemento definitivo que vestirá este jardín, seleccionando, para ello, una pequeña muestra de la gran diversidad de plantas que podemos encontrar en los patios o terrazas del barrio. Una vegetación que provocará, con el paso de las estaciones, una explosión de colores, olores y sensaciones que inviten al visitante local o foráneo a descubrir un pequeño rincón lleno de encanto”.

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