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La crisis de Podemos descoloca al PSOE: entre la preocupación por la caída de la izquierda y la oportunidad en el centro

El candidato del PSOE a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo, y el líder de la federación, José Manuel Franco.

Irene Castro / Sofía Pérez Mendoza

La crisis que se ha abierto en Podemos con la maniobra de Íñigo Errejón para pactar una candidatura con Manuela Carmena no ha dejado a los socialistas indiferentes. El PSOE de Pedro Sánchez asume que necesita a los de Pablo Iglesias para gobernar y una división de sus candidaturas puede afectar a esos planes postelectorales. Oficialmente Ferraz y la dirección de la federación madrileña guardan silencio y “respeto” hacia los procesos internos de las demás formaciones, pero los cálculos y reflexiones sobre cómo afectará que Podemos se presente dividido a las elecciones se han disparado.

“Estamos expectantes”, reconocen en el entorno de Ángel Gabilondo. En las filas socialistas se miraba hasta ahora a Errejón como posible tándem con el candidato socialista. “Es preocupante”, admite uno de los colaboradores de Sánchez en Moncloa: “Vamos a ser primera fuerza con mucha diferencia pero si Podemos se hunde, igual no sumamos”. En el PSOE creen que resisten en buena parte de los gobiernos que consiguieron en las últimas autonómicas, pero existe la preocupación de que una caída de Podemos les haga perder poder institucional en favor de la derecha, como ha sucedido en Andalucía. Esa situación ha generado que algunos barones empiecen a mirar a Ciudadanos como posible aliado postelectoral.

En el caso de la Comunidad de Madrid, en la dirección regional del PSOE admitían hasta ahora que Gabilondo alcanzó su techo electoral en 2015 y que su llegada a la Puerta del Sol dependería en buena parte de que Errejón mejorara el resultado de José Manuel López. En los últimos comicios el PSOE obtuvo 37 escaños y Podemos, 27. Se quedaron a un escaño de la mayoría y el Gobierno fue a parar a manos de Cristina Cifuentes gracias a Ciudadanos.

Si finalmente Iglesias presenta una lista alternativa a la de Errejón el resultado es incierto para los socialistas, aunque reconocen que la proporcionalidad del sistema electoral en Madrid no es tan dañina como en otros lugares. No obstante, la preocupación se centra en ese caso en que las candidaturas de izquierdas obtengan más del 5% de los votos (el mínimo para tener representación en la Asamblea) y que no haya una que se quede fuera. “Si eso pasa, sucederá como en 2015”, reconocen en el equipo de Gabilondo en referencia al resultado de IU, que con un 4,16% de los votos no consiguió ningún diputado.

Otro de los temores es que la crisis en Podemos castigue a la izquierda. “No sabemos si la fractura va a movilizar o va a desilusionar”, señalan fuentes próximas al exministro. Los más optimistas creen que una división en “grupúsculos igual hasta puede interesar para combatir a Vox”. La idea que sostienen algunos socialistas es que una división en su izquierda puede arañar más votos, por ejemplo, que quienes se plantean la abstención porque no les guste Errejón tenga la opción de votar a la candidatura de Podemos e IU, si es que finalmente la formación de Alberto Garzón decide concurrir con los de Iglesias.

En lo que coinciden varias de las fuentes consultadas es en que el movimiento de Errejón para lanzar una plataforma conjunta con Manuela Carmena rompe el “ticket” que Gabilondo y la alcaldesa –en candidaturas diferentes– lograron en la práctica. El exministro obtuvo en la capital 170.000 votos más que el candidato del PSOE al Ayuntamiento, Antonio Miguel Carmona. En el caso de Podemos, la candidatura de Ahora Madrid encabezada por Carmena sacó 232.237 votos más en la ciudad que la candidatura autonómica de Podemos.

Desde Ferraz insisten en que el problema lo tiene Podemos y que la candidatura de Gabilondo no se ve afectada. De hecho, algunas fuentes sostienen que el exministro puede aumentar sus expectativas: “Que venga voto que lo vea una opción seria y responsable”. “Aglutinará más voto del centro-izquierda”, expresa un miembro de la Ejecutiva regional, que sostiene que el aspirante socialista estará “más fuerte”.

“Posiblemente nos aporte algún voto más, pero quizás ante un escenario de necesidad de pacto PSOE-Más Madrid sea malo porque ciertos votantes de Podemos se queden en casa o voten a otras opciones”, reflexiona un dirigente socialista. “Va a ser difícil articular una mayoría”, opina otro destacado socialista madrileño. En Moncloa, donde ven a Podemos como el socio preferente tras los comicios de mayo, están preocupados por que esa eventual bajada les perjudique.

Sin embargo, otros socialistas madrileños empiezan a mirar a Ciudadanos como tabla de salvación del PSOE, que lleva sin gobernar en la Comunidad de Madrid desde 1995. “Gabilondo va a estar con dios y con el diablo”, dice un miembro de la Ejecutiva regional. “A día de hoy no descarto que Ciudadanos invista a Gabilondo como presidente”, comenta otra de las fuentes consultadas. Fuentes próximas al candidato no descartan que pueda llegar a un acuerdo con los de Albert Rivera: “Vamos a esperar a que haya elecciones. Ángel ya ha dicho que estaría dispuesto a hablar con todos los que quieran una regeneración”.

Se acerca la batalla de Madrid

El frente que sí tienen abiertos por sí solos los socialistas madrileños es la candidatura al Ayuntamiento de Madrid. Para el PSOE esta legislatura ha sido complicada estratégicamente por dar soporte desde fuera a una alcaldesa que han reconocido podría haber estado en sus filas y no en la candidatura englobada por Podemos, IU y Ganemos. La izquierda logró arrebatar la capital a la derecha en 2015, pero los socialistas obtuvieron su peor resultado.

Ahora son conscientes de la dificultad de imponerse a Carmena y empiezan los nervios en la federación ante la parsimonia de Sánchez para designar un candidato. El presidente suma ya varios rechazos, entre ellos los de Fernando Grande-Marlaska, Alfredo Pérez Rubalcaba o Cristina Narbona. En Ferraz insisten en que está perfilada la propuesta para la capital. El nombre que suena con más fuerza es el de la ministra de Industria, Reyes Maroto.

Sin embargo, esa apuesta no contenta a buena parte de la federación, que considera que es una candidata poco conocida y “floja”, según las fuentes consultadas. Incluso en la dirección regional asumen que si la elegida es Maroto habrá competición en el proceso de primarias.

“Madrid va a reventar. Todo el mundo tenía la ilusión por que el PSOE presentara a alguien potente y vamos a quedar probablemente quintos”, dice un destacado secretario general local, que pronostica que Vox superará a los socialistas. También considera que es una “locura” que Sánchez sea quien designe a un candidato porque tendrá que asumir la responsabilidad de la caída.

Incluso entre los sanchistas hay enfado por las formas en las que se está urdiendo la candidatura para Madrid. Una vez más muchos socialistas madrileños se quejan de que Ferraz y Moncloa se entrometen en sus decisiones –como sucedió cuando José Luis Rodríguez Zapatero lanzó sin éxito la candidatura de Trinidad Jiménez frente a Tomás Gómez–. Además, han surgido críticas por el calendario de primarias que solo deja cuatro días para la recogida de avales (asumible desde que se redujo el número requerido para presentarse) y otros tantos para la campaña. “Utilizan los resortes del aparato para hacer unas falsas primarias con el candidato que decida Ferraz”, lamenta un dirigente del PSOE-M que también recuerda que la federación planteó designar al aspirante al Ayuntamiento mucho antes.

Los movimientos en el PSOE madrileño han comenzado ya. Una de las posibles candidatas, según reconocen varias fuentes consultadas, es la actual concejala en el Ayuntamiento de Madrid Mar Espinar, que ha sido la edil más beligerante contra el Gobierno de Carmena.

En otros sectores del partido no descartan que surjan más nombres, pero por el momento el único que ha dado por ahora un paso al frente es el veterano dirigente de Izquierda Socialista Manuel de la Rocha, que fue alcalde de Fuenlabrada y consejero de Educación en uno de los gobiernos de Joaquín Leguina.

Sánchez tiene previsto dar a conocer el nombre de su candidato en las próximas semanas y, a partir de ahí, se recolocarán las piezas del puzzle. A pesar de que los dirigentes consultados creen que es complicado imponerse a la decisión del presidente, fuentes socialistas consideran que si hay desmovilización entre la militancia porque Sánchez no opta por un perfil potente, se puede llevar un susto en la votación prevista para el 9 de marzo. Si hay más de dos candidatos y ninguno logra el 50% de los sufragios, la segunda vuelta sería el 16 de ese mes.

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