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Lidia y Santi logran su objetivo tras 75 días de acampada: “Ya tenemos las llaves del piso”

Lidia y Santi durante su acampada.

Fabiola Barranco

Después de 75 días de acampada, la lucha de Santi y Lidia llega a su fin. Han pasado dos meses y medio frente a la Junta Municipal de Carabanchel, reivindicando su derecho a una vivienda digna tras ser desahuciados el pasado 13 de junio junto con sus cuatro hijos. Finalmente, su objetivo se cumplió tras permanecer 75 días de lucha a la intemperie, con el apoyo de familiares, vecinos y la Asamblea de Vivienda de Carabanchel y otros activistas.

“Estamos muy contentos. El viernes por la mañana firmamos el contrato y ya tenemos las llaves”, verbaliza Lidia aquello con lo que ha soñado durante estos intensos dos meses y medio. “Es una casa grande, como es nuestra familia, con cuatro habitaciones y los niños están como locos eligiendo habitación”, comenta Lidia sin poder evitar el cansancio físico de estos días de mudanza, pero con la tranquilidad emocional de tener una vivienda. Ya no le agobia el inicio, este viernes, del curso escolar de los pequeños, ya que tendrán un lugar propicio para su desarrollo. Tendrán casa.

Así de esperanzadora se presenta para la familia el comienzo de temporada, en el que invertirán unos días acomodando el espacio hasta crear hogar y respirar el desasosiego que necesitan para afrontar el siguiente reto, encontrar un empleo. “Tenemos alquiler social, que es lo que pedíamos. Primero pagamos 10€ pero luego, cuando consigamos trabajo, que será pronto, tendremos una cuota de 160€”, explica esta madre de familia.

El piso, ubicado en el madrileño barrio de Carabanchel, pertenece a uno de los inmuebles con los que cuenta el parque urbanístico del Organismo Autónomo Agencia de Vivienda Social de la Comunidad de Madrid (antes denominado como Instituto de Vivienda de Madrid, IVIMA), aunque, según la afectada, no han tenido ningún contacto directo en el trámite con esta institución, ya que ha sido cedido a la familia por intermediación de la ONG Mensajeros de la Paz, dirigida por el sacerdote, Ángel García, conocido como padre Ángel.

Pero la actuación de esta entidad social no pretende ser un arbitraje puntual, sino que, al igual que hacen en otros casos, llevarán un seguimiento de la familia en este proceso de reconstrucción de sus vidas.

“Si no tienen trabajo, tratamos de ayudar a encontrar empleo, facilitamos productos del banco de alimentos de Mensajeros de la Paz, de material escolar, etc., es decir, también hay que estar cerca de ellos”, comenta este cura a eldiario.es.

El padre Ángel considera que el que Lidia y Santiago hayan encontrado una solución de vivienda, “es una buena señal, porque vamos avanzando en algo”, pero al mismo tiempo cree que solo es un gesto, “una migaja”.

Por eso no tarda en tarda replicar que “hay unas 200 personas viviendo en bancos en la calle” o esboza como ejemplo el caso de “una señora que va a la parroquia que es paralítica y va de albergue en albergue”.

Y es que, aunque 1300 personas en situación de extrema vulnerabilidad han sido beneficiarias de la cesión de 321 viviendas sociales por parte de Comunidad de Madrid, administración pública con competencias en esta materia, cerca de 14.000 familias viven bajo el drama de la espera de una solución habitacional en Madrid, de las cuales, 8.000 son consideradas vulnerables.

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