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Vecinos de Malasaña pasan a la acción: “No es tiempo ya de hacer fotos sino de retirar nieve”

Vecinos de los alrededores de la calle San Dimas han estado abriendo caminos hacia San Bernardo despejándolos de nieve

Antonio Pérez

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A los periodistas que somos muy de ciudad nos pasa como a Madrid, que no estamos preparados para un temporal de nieve. Es por eso que salimos de nuestra casa de Malasaña a contar esto que colectivamente nos está pasando con calzado que resbala y se moja en un minuto y debemos recorrer las calles del barrio a pasito de bailarina.

Tras la gran nevada que ha dejado Filomena no hay en el barrio calles principales y calles secundarias sino más bien calles con cuesta y sin cuesta. Las primeras, más transitables; las segundas, imposibles de caminar porque, más allá de los árboles caídos y rotos que puedan obstaculizar el tránsito, la transformación en hielo de la nieve las convierte en una pista de patinaje.

Numerosos vecinos de Malasaña, de manera particular e improvisada o bien de forma más coordinada lo sabían y han estado haciendo caminitos libres de nieve en muchos accesos a sus edificios. En algunas zonas, esas veredas también se han abierto, estrechas, en mitad de las calles, convirtiéndose en riachuelos que corrían hacia las alcantarillas y en los sitios más indicados para caminar evitando tanto el riesgo de caerse como los bloques de nieve que desde las cornisas de los edificios amenazaban con desplomarse sobre las aceras a medida que se iban derritiendo.

En Marqués de Santa Anta hemos encontrado a uno de esos grupos de vecinos que han decidido quitar nieve para dar salida a todo el mundo que vive en esa vía. A las 15 horas habían logrado abrir un camino entre Espíritu Santo y Pez, con entradas en cada portal de la calle y llegada al supermercado. En Tesoro, otro grupo de vecinos también trabajaba a buen ritmo y en buena hermandad.

En la esquina de San Dimas con Palma destacaba la organización con la que se empleaba una brigada vecinal, de la que Belén contaba que estaban abriendo caminos en las calles de alrededor hacia San Bernardo, la vía en mejor estado de la zona y una de las pocas por las que podrán circular vehículos en breve. Entre palada y palada Belén levantaba de vez en cuando la cabeza para pedir a muchas de las personas que pasaban a su alrededor que se dejaran de tantas vueltas y fotografías y que arrimaran el hombro: “No es tiempo ya de hacer fotos sino de retirar nieve. En breve todo se va a helar y habrá personas que no puedan salir de sus casas por una posible emergencia o a hacer la compra. Hay que ser conscientes de ello”.

En todo el distrito Centro el Ayuntamiento sólo ha habilitado un punto de recogida de sacos de sal para comunidades de vecinos y está en la plaza de la Cebada. ¿Cómo se va a poder llegar hasta ese lugar si apenas es posible moverse por las calles más cercanas a donde uno vive? Sin tiempo que perder, quienes esta mañana de domingo han tenido voluntad para hacer algo al respecto se han puesto manos a la obra sin sal y, en la mayoría de las ocasiones, sin las herramientas adecuadas. Sólo algunos afortunados han podido contar con palas, pero hemos visto recogedores, paraguas, palets, tablas de cortar, skates, palos de escoba, rastrillos de jardinería y planchas metálicas, entre otros muchos elementos funcionando con suerte desigual.

En la red de apoyo vecinal Malasaña Acompaña, la misma que mantiene el banco de alimentos del barrio en la Casa del Cura, ha habido quedada para habilitar los accesos a ese punto de reparto de productos a personas necesitadas y también para despejar las entradas de los centros de salud de la calle Palma y de la calle Norte. En esos últimos puntos han contado con la ayuda de un bombero de san Bernardo 68. Por cierto, que los bomberos tampoco disponían de sal y sus camiones estaban inutilizados para salidas de emergencia al carecer de cadenas. En cualquier caso, para este grupo la mañana ha sido productiva y les ha cundido. Hacia la hora de comer, a través de la vecinal Plataforma Maravillas, les llegaba la llamada de auxilio de una vecina del número 12 de la calle Espíritu Santo alertando de que la nieve caída en el patio de ese edificio había dejado bloqueados a todos los vecinos de la escalera interior: SOS. Poco después de las 17 horas, el problema quedó resuelto.

Amén de esos vecinos organizados, hemos encontrado muchos francotiradores aportando su granito de arena, aunque fuera simplemente despejando las entradas de sus portales y un trocito de acera. En Espíritu Santo encontramos a uno de ellos, que con el pie escayolado, un paraguas para pinchar la nieve y un recogedor se daba buena maña. En la plaza de Guardia de Corps una joven pareja había abierto un camino entre la calle Conde Duque y la calle Limón; en Andrés Borrego, con un árbol caído taponando la salida a Pez, un hombre, a palazos, había creado un camino por el que una vecina podía pasar con el carrito de su bebé.

Deambular por Malasaña es también darse cuenta del enorme destrozo que la borrasca Filomena ha provocado en el arbolado y el peligro que suponen los cables del alumbrado navideño que tocan suelo en muchos lugares. Sobre el primer aspecto, en la esquina de la calle Pez con Corredera Baja de San Pablo Guillermo Moragón, vecino del número 7 de esta última calle, ha creado una especie de cementerio de ramas caídas. Había pasado toda la mañana retirando trozos de árboles de las calles colindantes y apilándolos en ese lugar. Satisfecho con el trabajo realizado, afirmaba que no podía esperar a que las autoridades se ocuparan de hacerlo, algo que cree que tardarán días en poder hacer. También aseguraba haber recibido ayuda de algún vecino y palabras de agradecimiento de muchos otros.

En cuanto a despliegue municipal, poco o nada se ha visto por la zona. Sólo tenemos constancia de que a muy primera hora de la mañana un servicio especial había despejado de nieve las escaleras de acceso a la iglesia de Montserrat, en la calle de San Bernardo.

Nieve aparte, a las personas sin hogar que viven en las calles del barrio les esperan unos días aún más difíciles y duros que de costumbre. A los usuarios del comedor de la calle Pozas, que se ha quedado sin alimentos por la nieve, al menos hoy no les faltará comida gracias a las lentejas con chorizo que ha cocinado gratuitamente para ellos el bar Casa 28.

A través de Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM), llegan noticias de que en distintos barrios de la ciudad los colectivos sociales y vecinales que ya estaban organizados, tanto los históricos como los de nuevo cuño surgidos a raíz de la crisis social provocada por la Covid-19, habían convocado a sus simpatizantes este domingo para realizar una jornada de trabajo quitando nieve. También las asociaciones y despensas de apoyo ciudadano de los barrios, que en este distrito están en contacto a través de la red Cuidados Madrid Centro, permanecen alerta para echar una mano a cualquier vecino al que se le pueda presentar una urgencia por los efectos de la borrasca Filomena.

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