Audi AI:ME: el A2 del futuro será eléctrico y autónomo
El Salón del Automóvil de Shanghai, que abre sus puertas el 18 de abril, será testigo del debut del Audi AI:ME, un prototipo con nivel 4 de conducción autónoma que, además, reúne una serie de tecnologías de inteligencia artificial e interactiva del vehículo con el entorno y con los pasajeros. Casi no hace falta destacar que se trata de un modelo 100% eléctrico, en este caso dotado de un motor que entrega 170 caballos de potencia.
A diferencia de otro concept car anterior de Audi, el AIcon, junto al que se expondrá en Shanghai, el AI:ME está concebido para el tráfico urbano. Sus 4,3 metros de largo y 1,90 de ancho son los de un compacto actual, pero los 2,77 metros de batalla y los 1,5 de altura hablan ya de un coche de un segmento superior, todo ello gracias al sistema de propulsión eléctrica, que permite unos voladizos cortos y un interior más despejado del que desaparece, por ejemplo, el túnel de transmisión.
Posible anticipo de un nuevo A2, un modelo que en su tiempo resultaba casi tan futurista como este, el AI:ME se ha concebido para circular a velocidades moderadas, entre 20 y 70 km/h, y funcionar de modo intensivo en ciudad sin parar a recargar. Audi considera que una batería de 65 kWh es suficiente para cumplir estos requisitos, considerando que la frenada regenerativa y el escaso peso del coche ayudarán a ofrecer una autonomía satisfactoria para dicho uso.
Aunque los sistemas de conducción autónoma de nivel 4 no requieren de la intervención del conductor, su utilización se limita a zonas específicas, como autopistas o áreas en el interior de las ciudades con una infraestructura especialmente preparada. Fuera de ellas, el conductor debe retomar el control del vehículo, razón por la que este prototipo sigue contando con volante y pedales, inexistentes en el AIcon por tratarse de un coche autónomo de nivel 5 (el máximo).
La marca alemana pretende que el AI:ME sea un compendio de inteligencia artificial y también “interactiva”, de manera que se convierta en una especie de “compañero” para los pasajeros, como viene a sugerir su nombre. Gracias a esta tecnología, este y otros modelos futuros de la firma serán “capaces de aprender y pensar” y hasta de desarrollar empatía: “Podrán interactuar con el entorno y con los ocupantes y, por tanto, adaptarse mejor que nunca a los requerimientos de quienes van a bordo”.
Como cabe esperar, el interior se ha cuidado al máximo para ofrecer una atmósfera refinada y de calma, tanto si el conductor está al mando como si descansa cuando las condiciones lo permiten. En este último caso, los elementos de control y el volante se retraen y los pedales dejan paso a un soporte donde reposar cómodamente los pies. Los asientos delanteros están inspirados en butacas acolchadas y amplias que se han tapizado en cálidos tonos grises. En la parte trasera, dos personas pueden cambiar de posición casi de cualquier forma que deseen.
Audi ha ido incluso más lejos al incorporar en el habitáculo plantas reales que otorguen a los ocupantes la sensación de proximidad con la naturaleza y, además, ayuden a mejorar la calidad del aire en el coche. Para ello ha tenido que trabajar en una sofisticada tecnología de filtros que evita que los olores de la ciudad y del tráfico se introduzcan en el interior del AI:ME.
El prototipo forma parte de un cuarteto de propuestas que inauguró en 2017 en AIcon, creado como una suerte de jet de negocios para viajes de larga distancia, y que incluyó el pasado verano al PB18, un superdeportivo eléctrico de nada menos que 775 caballos. Tras el AI:ME, conoceremos el cuarto concept de esta serie en el próximo Salón de Frankfurt, que se celebra en septiembre de este año.
