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Incertidumbre y desconocimiento también lastran al coche eléctrico

Toyota Prius.

Pedro Urteaga

No son solo las limitaciones propias las que frenan la popularización de los coches eléctricos, y alternativos en general. Al menos en España, vivimos un escenario dominado por dos fuerzas principales: la incertidumbre, tanto tecnológica como externa -la generada básicamente por las administraciones-, y la falta de un conocimiento fehaciente por parte de los potenciales compradores de automóviles sobre las opciones que tienen a su disposición. La relativa complejidad de las nuevas tecnologías no lo pone fácil, sobre todo si con anterioridad no había otra disyuntiva que elegir entre sota, caballo y rey (gasolina, diésel, tipo de carrocería y poco más).

Según la octava entrega del estudio Españoles ante la nueva movilidad, realizado por Pons Seguridad Vial y Luike, el 42% de los ciudadanos no sabe explicar la diferencia entre un vehículo eléctrico, uno híbrido y uno híbrido enchufable. Entre quienes muestran mayor intención de compra de un coche, la mitad de los encuestados menores de 35 años reconoce también no conocer qué distingue a unos de otros.

Que no sepan los porqués no significa que las nuevas tecnologías no les provoquen curiosidad. Solo el 23% ha podido conducir alguna vez un híbrido, y apenas el 16% un eléctrico, pero casi cuatro de cada cinco españoles afirman estar interesados en probar personalmente ambos tipos de coches.

Las personas que tienen intención de adquirir un vehículo antes de un año sí tienen claro que su primera opción de motorización es la híbrida (25%), preferencia a la que siguen la gasolina (20%) y el diésel (17%), que sigue perdiendo posiciones. Los eléctricos puros superan ya (10%) a los híbridos enchufables (7%), mientras que el GLP (gas licuado del petróleo) solo convence al 3% de los entrevistados.

A la pregunta de si estarían dispuestos a pagar más por un coche eléctrico que por uno convencional, el 29% declara que podría llegar a desembolsar hasta 3.000 euros extra, pero un porcentaje superior (35%) no estaría por la labor de gastarse ni un euro más, siendo los mayores de 50 años los más reticentes (43%) a sacrificios económicos ofrecidos en el altar del medio ambiente.

El estudio elaborado por el Centro de Demoscopia de la Movilidad indica que quienes presentan mayor interés por el vehículo eléctrico aún encuentran barreras en esta nueva tecnología: la falta de una red más amplia de estaciones de carga rápida preocupa al 69%, un 58% ve la necesidad de subvencionar la instalación de puntos de carga privados o en garajes comunitarios y un 40% considera que, para impulsar de verdad el coche de baterías, no existe solución más determinante que reducir los precios de venta. Para uno de cada cuatro sujetos de la encuesta, el rango de autonomía ideal de un coche eléctrico se sitúa entre 100 y 200 kilómetros, y apenas el 17% cree indispensable que supere los 400 kilómetros.

Tesla es la marca percibida como más respetuosa con el medio ambiente (así lo cree el 35%), ranking en el que la secundan Toyota (20%), Audi (4%), Hyundai y Renault, ambas con el 3%. La firma californiana aporta también una mayor carga tecnológica, según el 27% de la muestra, seguida de Mercedes (14%), Audi (12%), BMW (11%) y Toyota (6%), en tanto que Volvo, como es tradicional, se impone en el apartado de seguridad.

Si pasamos del conocimiento (o la falta de él) a la incertidumbre, encontramos que las medidas restrictivas al tráfico decretadas por distintas administraciones y locales, más las anunciadas por el Gobierno central, han decidido a uno de cada tres españoles a aplazar la compra de un coche hasta “tenerlo más claro”. Un 21% asegura que ha adquirido o adquirirá un vehículo con etiqueta Eco o Cero, y un 18% afirma que no comprará en ningún caso un modelo diésel.

En cuanto a las medidas que la población cree más eficaces para combatir la contaminación y mejorar la calidad del aire, la que obtiene mayor apoyo es la desgravación fiscal a la compra de vehículos más limpios (87%), seguida de la creación de carriles exclusivos para bicicletas (78%) y del establecimiento en todas las ciudades de Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) que tengan, eso sí, las mismas condiciones, fórmula esta última que aprueba el 71% de los encuestados.

La falta de seguridad en el futuro, detectada en anteriores ediciones del estudio de Pons Seguridad Vial y Luike, acarrea entre otras consecuencias el auge del renting, una alternativa que ya conocen 9 de cada 10 españoles, para los que aporta sobre todo la posibilidad de renovar el coche cada poco tiempo (71%). En tiempos de incertidumbre, un 26% percibe esta modalidad de acceso al automóvil como un refugio en el que guarecerse: ante la duda de qué (tipo de) vehículo adquirir, le permite elegir sin asumir riesgos.

Entre la confusión y el surgimiento de nuevos hábitos de movilidad, los españoles miran cada vez más al carsharing, usado por el 31% al menos una vez y por el 5% cada día, y las bicicletas y patinetes, para los que se reclama, sin embargo, que precisen de un seguro obligatorio, como cualquier vehículo que utiliza la vía pública.

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