Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Este año 2022 es el idóneo para pasarse al coche eléctrico… al menos para los estadounidenses

Lexus NX 450h+.

Víctor Celaya

La mil veces anunciada transformación de la movilidad tradicional en eléctrica está resultando más lenta de lo esperado (por algunos) y, como suele suceder, va por barrios, es decir, no acontece a la misma velocidad en unos países o regiones del planeta que en otros. Un informe de Bloomberg concluye que, a nivel global, quien esté pensando en dar el salto al coche eléctrico tiene en este 2022 la oportunidad idónea para hacerlo.

La frase final del trabajo pone sobre la mesa, sin embargo, alguna precisión importante: “Aquellos compradores de alto nivel (la cursiva es nuestra) que estén pensando en esperar un poco más para cambiar su vehículo por uno eléctrico deberían considerar dar el paso en este nuevo año”. Veamos por qué es importante el destacado.

La consultora estadounidense comienza señalando que el cambio del modelo de movilidad tiene mucho que ver con el precio y el segmento que se esté considerando. “Cuanto más alto sea su precio -leemos en el informe-, más debería pensar en comprar un vehículo eléctrico ahora en lugar de esperar un par de años más”, entre otras razones porque la oferta de modelos, al menos de momento, es mayor en la gama alta.

Bloomberg considera que gastar dinero ahora mismo en un coche premium de gasolina -y no digamos diésel, añadimos nosotros por lo que respecta al mercado español y algún otro europeo- tiene asegurado el descenso del valor como vehículo de ocasión en poco tiempo.

Los principales fabricantes de automóviles han decidido seguir el ejemplo de Tesla en un punto muy concreto, que no es otro que comenzar la construcción de su catálogo de producto por los modelos de gama alta. El motivo es cristalino: ahí es donde la demanda de los consumidores es más fuerte, pues las personas con menos recursos no pueden plantearse siquiera el cambio, y donde es más fácil ser rentable, ya que los coches caros dejan mayor margen a las marcas que los comercializan.

Ahora que mencionamos a Tesla, la compañía estadounidense especializada en vehículos eléctricos, el estudio de Bloomberg señala que “la demografía de los propietarios de modelos de baterías se parece mucho al director ejecutivo de aquella marca”, el multimillonario Elon Musk; en promedio, “hombre, de 40 a 55 años, con un ingreso familiar anual de más de 100.000 dólares”. Y añade que, aunque el porcentaje de ventas de coches eléctricos en Estados Unidos sea de un solo dígito en 2022, entre ese tipo específico de población, esa proporción será con toda seguridad mucho mayor.

Con vistas al año 2028, se espera que los vehículos eléctricos alcancen en aquel país una cuota de mercado del 30%. Para entonces, muchos consumidores jóvenes y con recursos abundantes se habrán decantado ya por los modelos de baterías, y ello redundará a su vez en un menor valor de los coches usados de gasolina.

Muy expresivamente, el texto indica que, a esas alturas del siglo XXI, los fabricantes de vehículos “querrán que los compradores adinerados crean que los coches que funcionan con gasolina son tan geniales como los disquetes o como un teléfono fijo, el tipo de cosas que su abuelo todavía tiene en su casa”.

Segmentos competitivos en el mercado de eléctricos

En otro orden de cosas, un estudio -también reciente- de Goldman Sachs del que se hace eco la web movilidadelectrica.com establece que algunos segmentos del mercado de eléctricos ya son competitivos, teniendo en cuenta costes de combustible y mantenimiento y, por supuesto, en comparación con vehículos de gasolina. Los ahorros se calculan en alrededor de 1.000 dólares al año considerando un precio de 3 dólares por cada galón de gasolina, unidad de volumen preponderante en EEUU y que equivale a unos 3,8 litros.

De acuerdo con este cálculo, el desembolso para comprar allí un vehículo eléctrico de 60.000 dólares se equilibra en el plazo de cinco años con el que conlleva un coche de gasolina que cueste 55.000 dólares.

Y eso sin tener en cuenta los incentivos fiscales. Volviendo al informe de Bloomberg, se destaca que estos varían mucho dependiendo del lugar. Por ejemplo, Tesla ha agotado su asignación de incentivos, pero ya está en el Senado estadounidense la ley que aprobará nuevas ayudas, lo que reducirá aún más el coste comparativo entre los modelos eléctricos y los de gasolina.

Para terminar, el estudio niega que la duración de las baterías y su coste deban ser factores disuasorios a la hora de decidirse por un coche eléctrico. La degradación de estos dispositivos, explican, es mínima y duran entre 10 y 20 años. Ponen como ejemplo la batería de un Tesla Model S, que solo pierde el 5% de su capacidad de carga una vez recorridos más de 80.000 kilómetros.

Las conclusiones del estudio son extrapolables a algunos países europeos donde la infraestructura de recarga y los ingresos medios de los ciudadanos son asimilables a los de Estados Unidos. España se sitúa varios escalones por debajo de este nivel -en ambas variables-, por lo que el momento de la generalización del vehículo eléctrico se hará esperar seguramente unos años más.

Etiquetas
stats