Los presupuestos de la Región en manos de los separatistas de Vox

Dice el rico refranero español: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces”. Y es que al grupo ultraconservador de Vox se le ha empezado a ver el plumero desde el primer minuto. Sin duda, después de presumir de “yo soy español, español, español, yo soy, español, español, español”, y de sus cánticos “a por ellos, oe, a por ellos, oe…”, se han destapado como el mayor grupo separatista del estado español.

En 'su' España solo caben los suyos, separándonos al resto que no compartimos sus valores: españoles buenos y malos, machos y maricones, patriotas y peligrosos traidores antipatriotas. Tampoco cabemos en sus propuestas, con el desmantelamiento de las comunidades autónomas, volviendo a un estado centralista, la privatización de las pensiones, o la creación de dos sistemas sanitarios y dos modelos educativos, una para privilegiados y otra más cerca de lo marginal y asistencial.

Pero, sobre todo, se han convertido en los líderes del separatismo en cuestiones de estado, como ha sido su posicionamiento en contra de la violencia machista, separándose del resto de la sociedad, y ahora con el lamentable espectáculo ofrecido con su no apoyo a la declaración institucional en los Derechos del Niño, distanciándose del resto de organizaciones. ¿Son separatistas o no?

Lo peor es que el gobierno regional está en manos de estos separatistas radicales y, por lo tanto, los presupuestos, que dependen de sus cuatro votos, pueden verse modificados sustancialmente. Vox intentará, legítimamente, que sus políticas separatistas se vean refrendadas en las cuentas públicas. Lo que es aun peor es que populares, pero sobre todo Ciudadanos, aceptan y comparten sus posicionamientos, insisto, separatistas.

Hoy 25 de noviembre, Día internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Asamblea Regional, con su presidente, Alberto Castillo al frente, hincará la rodilla ante las exigencias de Vox y, como dice el rico refranero español, ese que tanto añoran algunos, diga lo que diga Castillo, “Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

Así que las políticas públicas, que afectarán a miles de empleados públicos, que saldrán de los presupuestos, corren el riesgo de llevar el marchamo del principal grupo separatista que hoy se sienta en la Asamblea Regional.