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'Pase sin llamar', un evento para conocer Murcia desde dentro

Fachada del Real Casino

Marina Aimée / Marina Aimée

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El sábado 6 de octubre fue un día caluroso y soleado en el que se pudieron visitar gratis 23 edificios emblemáticos de la ciudad de Murcia, que abrieron sus puertas para que miles de vecinos conocieran, mediante una ruta guiada, los secretos y curiosidades de estos edificios.

Los más visitados fueron la cárcel vieja, con más de 4.000 visitas durante toda la jornada, el Ayuntamiento de Murcia y su edificio anexo diseñado por Rafael Moneo que conmemora su 20 aniversario, el Real Casino de Murcia, el Teatro Romea y el Teatro Circo, entre otros.

Esta jornada se enmarcaba dentro de las actividades desarrolladas durante toda la semana por Día Mundial de la Arquitectura. El evento, según Jesús Pacheco, concejal de Cultura de Murcia, pretendía “acercar los lugares más emblemáticos de la ciudad a los vecinos del municipio”.

Dos incendios y butacas vacías en el Teatro Romea

Uno de los atractivos principales de la ciudad no fue otro que poder acceder al Romea. Las personas que entraron en el turno de las 11:30 tuvieron la suerte de tener como guías a Fulgencio y Manuel, los dos arquitectos que se encargaron de la última reforma del teatro, entre 2006 y 2009, entre las varias que ha tenido a lo largo de su historia.

Su fachada es de estilo neoclásico y destacan los tres medallones que la coronan, bustos de grandes músicos como fueron Mozart, Beethoven y Litz. Cuando la visita avanzaba hacia el interior del edificio los guías comentaban, animados, las reformas que se llevaron a cabo en el patio de butacas y los balcones. Esta sala, fresca gracias al aire acondicionado y con forma de herradura, es la que se puede visitar cuando se ve un espectáculo y destaca principalmente por el color rojo y el estilo elegante de las butacas y las paredes, recubiertas de decorados y detalles que le aportan valor.

El ambiente se volvía más amigable y cercano cuando los guías hablaban de la leyenda que hay en torno al Teatro Romea: se incendió dos veces a lo largo de su vida, y en ambas con el aforo completo. El primer incidente ocurrió en 1877 y el segundo en 1899, donde murió el hijo de un técnico. Por eso se cree que nunca se venden todos los asientos, para así evitar un tercer incendio que, según la leyenda, sería una catástrofe. La realidad es que muchas butacas no se venden porque tienen una visibilidad nula del escenario.

Para Gervasio, de 34 años, que ya había visitado con anterioridad el teatro para ver representaciones, lo realmente valioso de esta oportunidad fue poder acceder a salas y estancias a las que no se puede entrar normalmente. De todas ellas destaca la Sala de los Espejos, una amplia habitación con grandes ventanales, suelo de mármol blanco y negro y sofás de terciopelo rojo. Una estancia muy luminosa y elegante, en la que casi podían oírse las risas de la gente que antaño tomaba un aperitivo allí antes de asistir al teatro o la ópera.

La visita, de una hora de duración, resultó enriquecedora gracias a los comentarios y preguntas de muchos de los asistentes que, curiosos y activos, querían resolver todas sus dudas e inquietudes.

Elegancia, seriedad y peceras en el Real Casino

El Real Casino de Murcia es uno de los edificios más visitado de este evento. Las colas que se formaban en Trapería eran de más de una hora de duración y contrastaban las decenas de personas que permanecían de pie, esperando, con otras muchas que paseaban por esta famosa calle de la ciudad. Los rostros de la gente que esperaba eran de aburrimiento, pero estaban ahí creyendo que la espera valdría la pena. Los voluntarios se veían desbordados y se duplicaban los pases para que el mayor número de personas puediera acceder al interior. Sin embargo, algunos no tenían esa suerte y se iban del lugar con cara de desilusión.

La reforma, que se realizó entre 2006 y 2009, utilizando 10 millones de euros de los murcianos, permite que el edificio esté perfectamente reformado y abierto al público, pero muchos quisieron aprovechar la oportunidad que ofrece el evento. Es el caso de Paula, de 23 años, una vecina de Murcia que nunca antes había visitado el Real Casino. Ella piensa que este tipo de iniciativas deberían hacerse más a menudo, “ya que atraen turismo y ayudan a que los propios murcianos conozcan mejor su ciudad y su Patrimonio Histórico”.

El guía, Nacho, hablaba a los asistentes sobre la fachada, que es la última parte que se construyó. El Casino consiste en una serie de edificios y calles anexadas que construyen un gran laberinto y una maravilla de la arquitectura que fue haciéndose más y más grande hasta lograr llegar a la afamada Trapería. Las peceras, de uso exclusivo de los socios, son lo que más llama la atención desde la calle, ya que en ellas puede apreciarse brevemente la elegancia y riqueza del Real Casino. Varias personas de edad avanzada observaban a los visitantes desde estas estancias acristaladas, sentados en mullidas butacas mientras leían el periódico.

La antesala es un patio árabe de 1920 que contrasta con el resto de salas, de estilo barroco o clásico, y la galería central es uno de los espacios más llamativos, ya que en la antigüedad era una calle que fue anexada al casino posteriormente. En la parte de arriba pueden verse las fachadas de los distintos edificios que había en esa calle.

Entre los lugares más bonitos se encuentra la biblioteca, un pequeño y emocionante espacio de estilo inglés que alberga tomos del siglo XVII, XVIII y XIX. La madera oscura aporta un toque de elegancia y seriedad a esta sala llena de cultura e historia en la que dan ganas de ponerse a leer sin parar.

Por otro lado, el salón de baile es una lujosa y amplia estancia de inspiración versallesca en la que destacan las enormes y luminosas lámparas de cristales de baccarat. Los rostros de asombro de los visitantes evidenciaban que realmente se trata de una estancia impresionante. Casi se podía imaginar a los miembros de la aristocracia del siglo XIX coqueteando y bailando por la sala, con los vestidos de las damas y las enormes lámparas como protagonistas.

En definitiva, 'Pase sin llamar' fue una jornada llena de cultura, datos curiosos y espacios preciosos y lujosos que hicieron que la espera, el calor y el dolor de piernas valieran la pena. Una oportunidad ideal para conocer algunos de los edificios más bonitos de Murcia desde dentro y acercarnos al saber y la historia de la ciudad.

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