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“Estoy muy contenta de ser gitana y trabajar en el teatro”

Rocío Montero y Lole del Campo (izquierda y derecha) de `Fuenteovejuna´ de la compañía Atalaya-TNT/ Félix Vázquez

José Antonio Fuentes

Murcia —

Casi una década después, con gran éxito de público y crítica, el proyecto liderado por Pepa Gamboa, directora, y Ricardo Iniesta, fundador de la compañía Atalaya, llega al Teatro Romea de Murcia el próximo sábado 6 de mayo con su último montaje, `Fuenteovejuna´. Una adaptación de Antonio Álamo dentro de la programación de la 26ª edición de el Festival Venagua. Arte para la inclusión, organizado por la asociación Columbares. Un festival que apuesta por promover la convivencia, el respeto y la tolerancia a través del arte.

Por teléfono, Rocío Montero Maya y Lole del Campo Díaz, de 56 y 34 años, se muestran cordiales y muy entusiastas. Me coge el teléfono el marido de Rocío, que la reclama a gritos entre un cacareo de gallinas ensordecedor: “¡Rocío Jurado!, ponte al teléfono”. Pero no, no es Rocío Jurado ni habita un lujoso chalet. Son dos mujeres y actrices gitanas que viven en una chabola y forman parte del elenco en `Fuenteovejuna´, de la compañía Atalaya-TNT, nominado a mejor actriz de reparto en los premios Max 2017, con diez años de oficio y muchas vidas a sus espaldas.

¿Cómo llegasteis al teatro?

Lole: Nosotras empezamos en el teatro porque Silvia Garzón (actriz de Atalaya) y otras personas del TNT vinieron a El Vacie para hacer un curso con todas las mujeres del poblado. Hicimos un taller en el que nos llevábamos a nuestros niños. Y al final, nos invitaron a ver una función de teatro de Atalaya-TNT. Cuando salimos de allí, le dijimos a Pepa y Ricardo: “Hostia, qué guapo, ¿nosotras podemos hacer uno de estos?”. Entonces pensaron en montar `La casa de Bernarda Alba´. De esto hace ocho años.

Rocío: Estuvimos un año haciendo talleres. Al finalizar, la mitad de las mujeres se fueron. Pepa Gamboa nos preguntó si nosotras queríamos hacer teatro y contestamos que no porque nosotras no sabíamos hacer teatro. No sé cómo va eso. Entonces fuimos a ver una obra y nos gustó mucho. A partir de ahí empezamos a trabajar en serio con Pepa Gamboa. Nosotras estábamos muy contentas por salir del barrio y venir a ensayar. Así fue como comenzamos con `La casa de Bernarda Alba´.

Después de todo este tiempo, este año estáis nominadas a mejor actriz de reparto en los premios Max, ¿qué os dice la familia?

Lole: La familia está muy contenta y nosotras también por conseguir una cosa que es tan importante.

Rocío: A mi me da igual lo de la familia. Yo me siento orgullosa. Muy contenta de recoger un premio y tener a mis dos hijas en la compañía.

¿Qué ha sido lo más duro del trabajo actoral durante el montaje de `Fuenteovejuna´?

Lole: El montaje de `Fuenteovejuna´ ha sido más difícil que el anterior porque utilizamos palabras que nosotras no conocíamos y no sabíamos lo que significan. En `La casa de Bernarda Alba´ lo más difícil fue aprender un papel sin saber leer ni escribir. Ahora ya sabemos un poco.

Rocío: Es un poco difícil para mí, sobre todo cuando hacemos la entrada al escenario. Eso es lo más difícil para mí, pero lo hago bien. En los ensayos, lo que más trabajo me ha costado son los textos porque no sé leer ni escribir. Los aprendía de memoria. Ensayaba sola en casa repitiéndolo varias veces. Poco a poco lo fui cogiendo de memoria.

¿Cómo fue la primera vez que os subisteis a un escenario?

Lole: Muy nerviosa. Ese día nunca lo olvidaré. Asomarnos por esas cortinas negras y ver todo el teatro lleno… teníamos muchos nervios. No sabíamos si seríamos capaces o se nos iba a olvidar el texto.

Rocío: La primera vez fue con el estreno de `Bernarda Alba´ en TNT. Yo pensaba que no era así. No imaginaba que vendría tanta gente y que iban a aplaudir tanto. Ni que encima de un escenario me sentiría tan orgullosa como me siento. Fue una bomba para nosotras. La primera vez que vi tanta gente, las niñas me decían: “Yo no voy a actuar”, porque estaban nerviosas y yo también lo estaba. Pero les dije: “Ahora tenemos que hacer fuerza, porque somos mujeres gitanas y también nos tienen que valorar lo que hacemos”.

¿Es el pueblo gitano el Fuenteovejuna de nuestros días?

Lole: Fuenteovejuna se parece mucho a nuestra situación porque vivimos encerradas. Yo llevo toda la vida aquí y me gustaría seguir haciendo teatro y tener una vivienda digna para nuestros niños.

Rocío: Hay partes nuestras, otras no. Es un tiempo muy antiguo y esas cosas no pasan ya entre los gitanos. Hacemos una boda gitana y eso sí está todavía entre los gitanos. Pero lo otro, que hay personas muy malas, el comendador que quiere coger a las mujeres y violarlas. Eso ya no existe entre los gitanos.

¿Cómo es vuestro día a día en El Vacie?

Lole: Yo soy ama de casa. Tengo 5 niños y ando buscando chatarra y cartones, ese es el día a día de las gitanas. Es duro. Con esto puedo ganar entre 5 y 8 euros al día, más no. Yo no tengo marido y toda la familia depende de mí.

Rocío: Mi día a día es limpiar, fregar y hacer de comer dentro de la chabola todo el día. Sólo descanso cuando me acuesto. En el poblado quedan una 400 personas porque se fueron bastantes. Yo llevo en El Vacie toda la vida, tengo una hija con 37 años que nació aquí y ya tengo una biznieta.

¿Habéis sufrido algún episodio racista?

Lole: Al empezar sí sentía el racismo, la verdad. Donde íbamos nos cerraban las puertas, ahora no. Ahora todo el mundo nos acoge. Nos dicen: “¿Cómo va lo del teatro?”. Han cambiado las cosas. Antes pasábamos por alguna tienda y oíamos: “Las gitanas, que vienen las gitanas”. Ahora entramos y la gente nos habla y nos mira mejor.

Rocío: No, no. Yo me he sentido bien. Nosotros queremos trabajar, no queremos estar parados. Nos sentimos mal cuando no trabajamos. Nos gustaría que hubiesen más funciones.

Muchas actrices y actores cuando le preguntan los motivos por los que se dedican a esta profesión responden que por vocación. ¿Por qué hacéis teatro vosotras?

Lole: Nos sentimos bien cuando la gente nos aplaude. Muy reconocidas con nuestro trabajo, cosa que no nos pasa en nuestro día a día. La rutina de una ama de casa no es así. En el teatro he descubierto una sensación, esos nervios que nos entran por el cuerpo cuando la gente nos aplaude.

Rocío: El teatro me ha hecho sentirme más orgullosa y me ha dado mucho poderío. Y en mucho sitios ya me dejan entrar. Me encanta cuando pasan por mi lado y me reconocen y saludan. Para mí ha sido un orgullo. Estoy muy contenta de ser gitana y trabajar en el teatro.

Habéis descubierto una profesión

Lole: Gracias al teatro nosotras hemos sacado todo lo nuestro, lo que teníamos escondido dentro. Nos hemos dado a valer las mujeres. Porque antes, cuando no éramos actrices, nosotras dependíamos de la casa, la limpieza y los niños. Pero desde que empezamos con el teatro hemos cambiado de ambiente, conocido otros valores y hacemos otras cosas. Y eso es un orgullo para nuestra familia y para nosotras. Nos gustaría seguir trabajando con las personas que nos han ayudado.

Rocío: A mí me encantaría que me llamaran y seguir trabajando en el teatro. Que me llamen de otros lados, de donde sea. Me encanta trabajar.

El arte gitano está asociado al flamenco, ¿pensáis que se puede extender a otras artes, como el teatro?

Lole: El arte de los gitanos no sólo es el flamenco. Podemos sacar más de nosotros. Ahora van a hacer otro curso en Atalaya-TNT para las niñas jóvenes de El Vacie. A ver lo que sale.

Rocío: En el arte gitano nunca se ha estrenado un teatro. El arte gitano lleva en la sangre el flamenco, bailar y cantar. Alguna vez se lo he dicho a la directora, a Pepa Gamboa, a nosotras nos gustaría hacer un montaje de flamenco, de baile y de cante. Ahora ha venido una mujer de fuera y quiere saber cómo son las bodas gitanas. Voy a preparar una boda gitana en el teatro de TNT el próximo 19 de mayo. Haré la boda antigua y la moderna. Voy a llevar almendras, el traje blanco y la corona.

Y para finalizar, como mujeres gitanas y actrices, un deseo

Lole: Mi deseo es que cuando me vaya de gira pueda dejar a mis niños en una casa en condiciones. Que cuando llueva no se mojen. Lo único que nos falta para cambiar nuestras vidas es una vivienda digna. Es lo único que nos falta.

Rocío: Cuando falte yo, que yo no esté, me gustaría que mis hijas sigan trabajando. Que no se preocupen y sigan siempre en el grupo de teatro en el que están metidas.

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