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“Quizá debamos preguntarnos mejor por qué tienen los microrrelatos un final sorprendente”

Basilio Pujante

Fernando Carmona Ruiz

Basilio Pujante Cascales (Murcia, 1982) ejerce como profesor de Lengua castellana y Literatura en el instituto Sabina Mora de Roldán. Además, es doctor por la Universidad de Murcia con una tesis sobre el microrrelato hispánico. Su labor docente e investigadora no riñe en absoluto con otras facetas de su vida que merecen esta entrevista. Basilio Pujante fue finalista del premio “Rendibú” en 2014 y algunas de sus creaciones narrativas ya han sido antologadas. El pasado 2016 publicó en la editorial Balduque su primera incursión narrativa, “Recetas para astronautas”, una deliciosa colección de microrrelatos y cuentos. Ejerce de crítico literario en “El Noroeste”, imparte talleres de escritura creativa y es miembro de la asociación cultural “Colectivo iletrados”. Precisamente dicha asociación presenta el 8 de febrero el número diecinueve de su fanzine literario “Manifiesto azul”. Será a las 20:30h en el bar El Sur, con entrada gratuita hasta completar aforo.

Resulta habitual ver tu nombre en la organización de algún encuentro literario ligado al Colectivo iletrados. ¿Por qué surge esta asociación? ¿Qué organizáis exactamente?Colectivo iletrados

Se trata ante todo de un grupo de amigos estudiantes de la Universidad de Murcia que nos unimos en 2004 para crear el fanzine “Manifiesto azul”. A raíz del mismo empezaron las presentaciones literarias y los recitales. En 2010 creamos el ciclo “Mursiya poética” que une música y poesía de la tierra. Hemos colaborado en muchas otras actividades, pero somos seis amigos los que sacamos el fanzine, como el próximo número en este mes de febrero. En primavera volverá el ciclo “Mursiya poética”. Uno de nuestros miembros, Alberto Caride, lleva los “Lunes literarios”.

Cuéntame algo más del fanzine “Manifiesto azul” y del ciclo “Mursiya poética”.

Bueno, “Manifiesto azul” no debe perder su carácter precisamente de fanzine. A nuestro parecer eso significa autoedición y gratuidad. Se busca algo fresco y rompedor, con autores jóvenes. Ahí radica el éxito de continuar catorce años después. En cuanto “Mursiya poética”, resulta curioso que vayamos clausurando locales del centro. Por ahora, han sido tres los que han ido cerrando con el ciclo. Empezamos en el Vasundhara, luego La Azotea y finalmente el Café Zalacaín, que nos dejó huérfanos con su cierre. Desde aquí damos las gracias al último que nos acogió, el Huerto urbano de Santa Eulalia. El Huerto es un lugar fantástico y en el que esperamos repetir para la nueva edición de “Mursiya poética”.

En vuestro fanzine o en los “Lunes literarios” aparecen con frecuencia el microrrelato. ¿Es este un subgénero narrativo o puede ser incluso considerado un género por mérito propio?

Los subgéneros narrativos como el cuento o la novela corta son difíciles de mensurar por su extensión. Como dice Irene Andrés-Suárez, el microrrelato puede considerarse el cuarto género narrativo y como tal sus fronteras son porosas. Pero además de una extensión breve, alrededor de una página impresa, los rasgos del microrrelato inciden en una necesaria intensidad narrativa: historia condensada con espacio concreto y pocos personajes. Lo intenso es lo fundamental en el microrrelato.

Y sobre esa intensidad narrativa que mencionas, ¿debe el microrrelato tener un desenlace sorprendente o inesperado como diría Roald Dahl?

No es que lo deba tener, es que lo tiene. Quizá debamos preguntarnos mejor por qué tienen los microrrelatos habitualmente un final sorprendente. La clave es que estos juegan con un impacto absoluto en el lector. Claro está que el final sorprendente en los mismos es muy eficaz, pero a veces los malos son mera pirotecnia, mientras los buenos muestran algo más que una historia.

¿Por qué el éxito del mismo entre los lectores hoy día?

Simplemente porque ofrecen algo diferente, como su brevedad. Se ha hablado también mucho sobre la influencia de nuestra sociedad moderna de consumo rápido, lo que explicaría que los microrrelatos funcionen bien en Twitter o Instagram.

Según tu experiencia docente, ¿es el microrrelato un buen instrumento didáctico para el fomento de la lectura y escritura?

Sí, sobre todo para el fomento de escritura, porque es más sencillo escribir un microrrelato que un cuento. En los adultos quizá funcione mejor para animar a la lectura. A los adolescentes puede costarles captar la ironía e intertextualidad de los microrrelatos.

Entonces imagino que el microrrelato es una herramienta habitual en tus talleres de creación literaria…

Por supuesto, aunque hay alumnos a los que les cuesta la concisión exigida y tienden a dispersarse, pero el alumno se siente cómodo entre el cuento y el microrrelato, porque la estructura no es tan compleja como en la novela.

Has publicado cuentos y microrrelatos. ¿Qué puede encontrarse en los veintisiete relatos de tus Recetas para astronautas?Recetas para astronautas

El libro que publiqué en 2016 es un compendio de los primeros textos que escribí. Llevo mucho tiempo escribiendo y reuní un corpus de microrrelatos de una línea hasta una novela corta o cuento largo. Ahora lo veo como una muestra de mi aprendizaje como narrador porque he ido evolucionando en la búsqueda de mi propia voz narrativa.

¿Por qué ese título?

Recetas para astronautas define lo que es para mí el microrrelato: condensación. Imagina un cocinero cuyos platos esmerados se condensan porque van dirigidos a la ingesta por parte de un astronauta. Este tomaría la comida con todos sus nutrientes, pero sin disfrutar del sabor. El microrrelato es breve y parece sencillo, por lo que el lector no ve el trabajo que un buen texto lleva detrás. Ese es el paralelismo al que me quería referir.

El relato más extenso se titula “El tema del doble”. Es una desternillante historia sobre la vida universitaria muy a lo David Lodge. ¿Por qué has elegido dicho motivo en esta ficción literaria?

El tema del doble me interesa mucho como investigador y en los microrrelatos resulta además recurrente, como en José María Merino. Además, esta cuestión es habitual en congresos, espacio en el que precisamente se desarrolla el cuento. Aquí hay un juego metaliterario desde el título del cuento, en el que se unen literatura y teoría literaria. Además de la sátira al mundo universitario que conocí como becario, aparece además la eterna tensión existente entre el crítico o profesor con o contra el autor. Y es que hasta el mejor crítico literario del país sueña con ser el peor ganador del Premio Nacional de la Crítica, por ejemplo. Me hacía gracia la idea de que se confundiera a un crítico con un escritor.

Precisamente también posees una faceta crítica. En tu blog Lecturas iletradas se cuentan en 2018 veinticinco reseñas. ¿Qué libros reseñados por ti en el pasado año destacarías?Lecturas iletradas

Difícil… Pero por ejemplo Temporada de Huracanes de Fernanda Melchor me pareció un libro original sobre la violencia en México. Quizá también Un paseo por la desgracia ajena del murciano Javier Moreno. En estos cuentos se desgranan los males de la sociedad burguesa y el postureo que la rodea.

Con Javier Moreno mencionas a uno de los muchos autores murcianos de hoy día. Parece que vivimos en la actualidad un auge y esplendor en las letras murcianas. ¿Crees que nuestras letras regionales han ganado realmente vigor?

Sí, por supuesto. Y ello se comprueba en el éxito de algunos autores fuera de Murcia, sobre todo cuando consiguen más lectores y logran premios nacionales de prestigio. En esto último debemos medir la calidad de nuestros escritores murcianos, cuando son reconocidos no solo en nuestra ciudad.

A pesar de los peligros del canon, ¿te aventurarías a decir nombres de autores murcianos menos conocidos que Arturo Pérez-Reverte, Jerónimo Tristante o María Dueñas?

Javier Moreno es uno de mis escritores preferidos y merece todo el prestigio que tiene e incluso mayor número de lectores. Entre los más jóvenes destaco “Vida de provincias” de María Yuste, libro diferente y crudo. No deben entenderse estas recomendaciones como un canon, sino como debilidades personales.

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