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'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.

“+ Mujeres”... ¿Y por qué no “+ feminismo”?

Rosa Mª Egea

Murcia —

El 2018 ha llegado pisando fuerte. Tras el #NosotrasSomosLaManada y tras el #MeToo con el que, primero varias actrices y luego mujeres de todo el mundo, denunciamos el acoso sexual, se celebró la Gala de los Globos de Oro. Gala en la que, ¡oh sorpresa!, todas las mujeres que desfilaron por la alfombra roja iban vestidas de negro. ¿Por qué? Porque estaban de luto. El patriarcado había muerto, señores y señoras. Porque esas mujeres que cobraban la mitad menos que sus compañeros (hombres) se habían cansado de tener que aparentar ser diez años más jóvenes de lo que realmente eran para poder trabajar. Porque se habían cansado de que ciertos productores (ejem, ejem, Weinstein) les pidieran sexo a cambio de trabajo. Porque se habían cansado del acoso y las humillaciones. Del silencio. Y ahí estaban ellas, maquilladas, peinadas, tan sonrientes como la sociedad, y los fotógrafos, les decían que tenían que estar. Y vestidas de negro.

“El tiempo se acabó” dijo Oprah Winfrey en los Globos de Oro. Y medio mundo se paralizó. Las mujeres quisimos creer que, de verdad, se había acabado el tiempo de la desigualdad. Que, aunque lo dijera Winfrey, mujer privilegiada donde las haya, la igualdad estaba cerca. Para todas. “We should all be feminist”. También lo dijo Dior en el verano de 2017. Unas mujeres, que no podían comer como quisieran o debieran, nos dijeron a las demás que “Todas (y todos) deberíamos ser feministas”. Y nosotras les creímos. Aunque ellas nos lo dijeran siendo esclavas de los cánones de belleza que la sociedad nos impone, las creímos. También creímos que Zara nos quería feministas cuando sacó camisetas `low cost´ cosidas por niñas explotadas en fábricas de Bangladesh. Feminismo. Se acabó el tiempo de la desigualdad. Y nosotras lo queremos creer. Porque queremos ser libres, iguales a nuestros compañeros, nos creemos que de verdad “se acabó el tiempo” ya lo diga Winfrey o lo diga Zara y sepamos, en el fondo de nuestro ser, que no es verdad.

Después del “subidón Winfrey”, llegaron los Goya. Y, por supuesto, todas esperábamos algún mensaje feminista. Pero nos dieron abanicos. Abanicos rojos porque el color del feminismo es el violeta pero el de las mujeres es el rojo. El rojo que se supone que debes llevar en los labios cuando tienes una cita (con un hombre, claro). El rojo de esos vestidos con los que “siempre aciertas en la alfombra, también, roja”. Y, además, los abanicos pedían “+ mujeres”. Vale. Está bien. Y es verdad. Necesitamos más mujeres en el cine: dirigiendo películas, produciéndolas, escribiendo guiones, en fotografía, en dirección, ya sea artística, fotográfica o tan solo eso, dirección. Pero también necesitamos más feminismo, ¿no? Más mujeres feministas. Y más hombres dispuestos a desprenderse de sus privilegios y a abrazar el feminismo.

Pero parece que a los organizadores del evento, el término les echaba para atrás. Más mujeres. Por eso presentaron dos hombres, heterosexuales, la gala. Porque necesitamos más mujeres. ¡Eh chicas!, ¡la 32º gala de los Premios Goya va por vosotras! Y te lo tienes que creer, claro. Y aceptarlo. Porque si no eres una de esas locas feminazis que, joder, reniega por todo. Y esos abanicos rojos los hicieron para pedir que haya más mujeres en el cine español aunque de los 135 nominados esa noche solo 30 fueran mujeres. ¡Hombre ya!, ¡cómo nos ayudan a ser visibles! Y tenemos que aplaudir, claro. Y sonreír, y agitar el abanico a cámara, que si no no se ven los vestidos que llevamos y que tienen que salir en las revistas de moda. Porque ellos quieren más mujeres en el cine español, pero sobretodo nos quieren muy guapas en la alfombra roja para poder hacer sus ranking de las mejores y peores vestidas. Que eso sí que da dinero, no como las películas que dirigen las mujeres.

Total, que entre broma sin gusto y broma sin gusto, el reloj da la una de la mañana. Y, por fin, aparece Pepa Charro para dar ese discurso feminista que todas estábamos esperando. “Hay muchas chicas que tiran la toalla cuando se enteran de que cobramos el 40% menos que los hombres” dice Pepa. También hay muchas chicas que se han ido ya a dormir, porque es la una de la mañana y esta gala está siendo sosísima, y no pueden oír tu mensaje. También puede que no lo vean mañana porque en los telediarios hablarán de los premiados, ¡tuvimos suerte y fue una premiadA!, y en la prensa veremos, sobre todo, vestidos. Y hablaremos de si el vestido de Dulceida era muy corto o el de Ana Castillo muy escotado, pero no hablaremos de que solo el 34% de los papeles protagonistas son para las mujeres. Tampoco escucharemos que de las veinticinco películas más caras del cine español, ni una solo está dirigida por una mujer. Pero todo esto lo dijo Pepa. A la una de la mañana. Puede que a Arturo Valls, que fue a los Goya a hablar de cine porque todo lo demás sobra, no le hiciera mucha gracia. Pero ella lo dijo. Y queremos agradecérselo. Gracias Pepa, por agitar las palabras en vez del abanico.

Porque en 2018 los Goya deberían haber sido por y para las mujeres. Pero de verdad. Que estamos ya cansadas de las pantomimas. Gracias a Carla Simón por hacer una película sobre el VIH. Gracias a Isabel Coixet por darnos tantas películas. Gracias a Alba Galocha por asistir sin maquillaje. Gracias a Leticia Dolera por definir la gala como un “campo de nabos feminista precioso”. Luego tuvo que pedir perdón, pero bueno, la sonrisa ya nos la había sacado. Gracias por los abanicos rojos. Pero que la próxima vez sean violetas. Que la próxima vez haya las mimas nominadas que nominados. Que la próxima vez se diga “feminismo” al  menos un par de veces. Porque solo así podremos creernos que “el tiempo se acabó”. Y de verdad que queremos creerlo. Gracias.

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'Disidencias de género' es un blog coordinado por Lucía Barbudo y Elisa Reche en el que se reivindica la diversidad de puntos de vista feministas y del colectivo LGTBQI.

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