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Héctor Castiñeira, Enfermera Saturada: “Con los recortes, si el sistema sanitario no cae es por el esfuerzo diario del personal”

Héctor Castiñeira, conocido como Enfermera Saturada

José Miguel Vilar-Bou

Héctor Castiñeira ha atraído a centenares de miles de seguidores con las aventuras de Enfermera Saturada, primero en redes sociales y después con los libros. Nadie conocía la identidad del autor hasta que en 2015 salió a la luz para una firma de ejemplares en la Feria del Libro de Madrid. Para gran sorpresa de todos, tras el personaje de Satu había un hombre. Después de “La vida es suero”, “Las uvis de la ira” y “El tiempo entre suturas”, Castiñeira regresa ahora con “Suero de una noche de verano” (Plaza & Janés), con ilustraciones de Clara Lousa. En esta nueva entrega, nos encontramos a la enfermera Satu a la espera de la llamada de la bolsa de empleo para un contrato de verano. El autor, de conversación risueña y aguda, presenta su nuevo libro mañana martes a las 19.00 en la librería Educania de Murcia.

¿Qué aporta este nuevo volumen respecto a los anteriores?

El título de “Suero de una noche de verano”, además de guiño a la obra de Shakespeare, no es casual: El contrato de verano es un poco nuestro sueño estival. Esos tres o cuatro meses son los que más estabilidad laboral nos dan a las enfermeras y enfermeros que estamos haciendo sustituciones temporales. En mayo estamos siempre esperando esa llamada.

Eso le va a resultar familiar a muchos lectores, no sólo enfermeros.

Sí, ese ir un poco a contrapié: cuando es fin de semana y todos se van de viaje o festival y tú trabajas. Eso es lo que le pasa a Satu en este nuevo libro.

Las aventuras de Satu no atraen sólo a gente del mundo de la sanidad, sino a muchísimas otras personas.

Cuando creé el personaje hace cinco años en Twitter, contaba a través de ella lo que nos sucedía a mis compañeras y a mí en el hospital. Tenía en mente un público de enfermeros. Pero con las sesiones de firmas y las reacciones que me llegan en redes sociales, descubrí que estas anécdotas les gustan a personas muy variadas. Yo creo que es por lo mismo que triunfan las series de televisión de hospitales: Son situaciones que todos hemos vivido, aunque sea desde fuera, y nos sentimos identificados. De hecho hay quien me ha dicho que, gracias a los libros de Satu, ahora ven al personal de enfermería de otra manera. Que comprenden por qué cuando llaman al timbre podemos tardar en aparecer, porque saben que, aparte de ellos, tenemos ocho pacientes más esperando.

Es un libro de humor, pero metes el dedo en la llaga.

Con el humor se pueden decir cosas muy serias y denunciar ciertas situaciones, y en el libro aprovecho para dar caña a la inestabilidad laboral, los recortes… cosas que nos afectan como profesionales pero también como pacientes, porque el hecho de que cada día te atienda una enfermera distinta, porque las sustituyen, hace imposible que se cree esa relación de confianza entre sanitario y paciente. Lo ideal es que puedas ver la evolución del enfermo, que te cuente sus cosas, que le haga las curas siempre la misma persona. Con la precariedad se pierde el trato personal.

¿Está la sanidad pública para bromas?

Si sigue funcionando y mantiene los estándares de calidad es por el esfuerzo de todos los profesionales que trabajamos en ella: desde el celador al médico pasando por la enfermera, la auxiliar… Con los recortes de personal, material y mantenimiento de equipos que ha habido, si no fuese por la voluntad que ponemos en sacar el trabajo adelante día a día, el sistema caería.

Una de las cosas de las que te ríes en el nuevo libro son las técnicas motivacionales, tan de moda.

En los congresos de enfermería hay esa tendencia hoy: Esos vendedores de humo que te dicen que tienes que dar más de ti, que mientras vas de camino al hospital tienes que ir actualizándote, estudiando… Pero si les preguntas a estas personas donde trabajan te dicen: “Yo soy motivador, me dedico a dar charlas animando a la gente”. No están con el pijama y los zuecos atendiendo pacientes todos los días. Desconocen la realidad. Si no, sabrían que con los ratios de enfermera/paciente actuales es imposible exigir más. Supongo que desde un despacho es fácil.

Antes de ser libro en 2013, las aventuras de Satu se hicieron populares en Twitter y Facebook. ¿Son las redes sociales una nueva manera de contar historias, de entretener?

A mí las redes sociales me han abierto la puerta. Empecé en Twitter en 2012 y enseguida pasé al blog porque necesitaba más extensión para poder contar mis anécdotas. Pero la gente me pedía más, y entonces me di cuenta de que me daba para un libro. Y así escribí el primero, “La vida es suero”. De hecho, el problema no fue escribirlo, sino encontrar una editorial que lo quisiera publicar. Hoy parece que esté cambiando la tendencia, pero en 2013 las editoriales se fiaban sólo de autores premiados y de caras conocidas, como presentadores de televisión. Ninguna quiso sacar mi libro. Me decían que no tenía público potencial. Al final tuve que autopublicarlo en Amazon y cuando, gracias a Internet, se convirtió en el más vendido en navidades, entonces sí me escribieron diciendo que lo querían. Ahora voy por el cuarto, pero se lo debo todo a Amazon y a las redes sociales. Es ahí donde creció el personaje de Satu.

Tienes centenares de miles de seguidores. ¿No da vértigo?

No me paro a pensarlo. Sigo la misma línea que he seguido siempre, que es mezclar humor y sanidad. En realidad, llevo muchos años llevando ese humor a las habitaciones de hospital, en mi trabajo diario. Y funciona: Cuando alguien está ingresado tanto él como los familiares están preocupados, pero con cualquier chiste, les sacas una sonrisa y se relajan. Compartir un poco de humor te acerca al paciente.

Nadie sabía quién eras hasta 2015, cuando saliste del anonimato en la Feria del Libro de Madrid: ¿Cómo reaccionó la gente al ver que detrás de la Enfermera Saturada había un hombre?

No lo sabían ni mis compañeras de trabajo. En el hospital comentaban el libro delante de mí, o las cosas que publicaba en redes sociales, y yo las escuchaba callado. Claro, las anécdotas que contaba salían todas de nuestro centro. Llevo siempre una libretita y ahí anoto lo que me llama la atención para luego darle forma. Entonces las cosas que nos pasaban en la planta yo las ponía en Twitter, y ellas decían: “Mirad, esto que ha puesto hoy Enfermera Saturada nos pasó ayer aquí. ¡Qué casualidad!” Al final casi me pesaba más el anonimato y esconderme que el decir: “Soy yo”. Y es verdad que fue una sorpresa muy grande para la gente. Todos esperaban una mujer.

Ahora que todos saben quien eres, ¿te resulta más difícil conseguir historias, o lo contrario?

Todo lo contrario. Ahora me llaman Satu por los pasillos. Y muchas veces, cuando me cruzo con compañeros al entrar o salir del turno, me cuentan lo que les ha pasado por si me sirve. Y así hacen crecer al personaje.

¿Te costó meterte en la piel de una mujer?

No me ha costado por la razón de que en enfermería somos unos 300.000 profesionales de los que el 90% son mujeres. Entonces, ya desde la universidad y luego en el trabajo vives en un ambiente aplastantemente femenino. Eres una mas. Estás con ellas cuando hablan de sus cosas, sus parejas, sus preocupaciones… Y de ahí vas sacando.

¿Te inspiraste en alguna persona en concreto para crear a Satu?

Satu coge un poco de todas las compañeras de trabajo que he tenido y que sigo teniendo. Con un poquito de cada una le doy forma.

Escribes de noche.

Escribo en el turno de noche, sí. Prefiero ese momento porque, al revés de todo el mundo, estoy más activo. Todos estos libros han sido escritos en el hospital, de madrugada. Ese ambiente me inspira. Ese ratito entre las tres y las seis, cuando la planta está más tranquila y, generalmente, a no ser que pase algo, los pacientes duermen. Entonces yo aprovecho para poner en orden la libretita y sacar estas ideas adelante, darle forma al libro.

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