Restaurante 'El Sordo'

La experiencia nace por el camino, observando cómo el valle de Ricote emerge entre montes como un lugar remoto, lleno de palmeras y naranjos; y un río, el Segura, que serpentea entre huertas y cañas.

En este valle tan particular se encuentra 'El Sordo', un restaurante de tradición familiar y un lugar de culto para los amantes de la carne. Su carta, muy bien distribuida, está orientada a una cocina tradicional, regional y a los productos de la tierra bien trabajados, ya sea en formato tapa o ración.

Luces y sombras con los entrantes, sobre todo con las tapas individuales cuyos precios oscilan de 1€ a 2€. Las raciones son 'medias raciones' para dos personas, por lo que si vais 4-6 personas se os quedarán algo escasas. Es mejor pedir varias para compartir.

La carta de vinos es de otro planeta. Pocas cartas hay en la región como la que tienen aquí. La única a la altura es la del Restaurante Pepe Tomás.

Los entrantes (tapas individuales de bocado) estaban todos muy ricos, pero sin que ninguna llegara a sorprender: pedimos salmón coagulado con guacamole, la mejor tapa. El guacamole era casero, y se podía ver por los tropezones de aguacate. Lo acompañamos de empanadillas de faisán, cuya masa empañaba el fabuloso relleno. No pudimos irnos del restaurante sin pedir unos sorditos, aunque con el buen pan que hay en la zona, sorpende que lo pongan con 'bimbo'. La tapa iba coronada con un medallón de solomillo y salsa mostaza (en exceso).

También probamos la albóndiga de surbanipal, una especie de croquetón de ternera mezclada con trigo y con un toque de salsa al curry. Rica, diferente y muy especiada. Por último, dentro de los entrantes, pedimos dos cucharitas de foie con reducción de dátiles, pistacho y su vino que estaban espectaculares. Os aconsejamos pedirla al final de la comida. Esta tapa la acompañan con un vino moscato italiano.

Aquí hay que venir a probar sus platos de caza, los guisos y la carne. En esta primera visita hemos optado por probar su gazpacho de caza menor, más que correcto y uno de sus guisos. La siguiente visita iremos a por la carne.

El gazpacho de caza menor estaba muy suave, pero echamos de menos que tuviera más especias, como la pebrella. También degustamos las Pochas frescas con oreja hecha a la leña. Un guiso de cine.

Para los postres pedimos unas natillas que tenían una base de bizcocho borracho remojado. Estaban muy buenas, pero había más bizcocho que natillas. También probamos la tarta de queso, que estaba deliciosa.

Probablemente estemos hablando de uno de los mejores restaurantes de cocina tradicional que hemos visitado en la Región de Murcia, con una decoración y un diseño muy cuidado. Acorde con el entorno. Aquí el ticket medio ronda los 40€-55€por barba si quieres venir a disfrutar, aunque la carta da pie a venir a tapear saliendo a unos 25€ por persona.