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Ahora somos insolidarios

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Del 14 de octubre al 15 de octubre de 1879 se produjo la mayor riada que ha vivido la ciudad de Murcia, la de Santa Teresa (y mira que hemos tenido unas cuantas desde entonces). Tal fue la magnitud de esta que llegó a oídos de Édouard Lebey, director de la agencia francesa Havas. El empresario organizó en el hipódromo de París una fiesta de recaudación de fondos y además se creó el periódico benéfico Paris-Murcie. Cuando necesitamos ayuda, Europa nos ayudó.

Europa se encuentra en una especial tesitura, la guerra de Ucrania ha mostrado las costuras de la dependencia energética europea. Apoyar a Ucrania significa aceptar los recortes, las guerras tienen muchas formas y la económica es una de ellas. No entender esto es un problema: la bandera europea no ondea en los edificios públicos porque toca sino porque formamos parte de una entidad supranacional a la que nos debemos.

Los murcianos hemos sido siempre solidarios, recientemente con nuestros vecinos ucranianos, antes con las riadas. Han sido innumerables la cantidad de ocasiones en las que esta Región ha liderado las donaciones, lo que podemos blandir con orgullo. Sin embargo, esto no se traslada a la política regional. Europa, de la que formamos parte, tiene un problemón energético y España por añadidura también lo tiene y para ayudarnos a nosotros mismos y al conjunto europeo necesitamos tomar medidas.

A la Unión Europea, a la que tanto debemos (especialmente la agricultura que ha recibido innumerables fondos), nos pide reducir los gastos energéticos para ganar la guerra comercial y energética derivada de la guerra de Ucrania. Pero algunos parece que han decidido que para desbancar a Pedro Sánchez tenemos que ayudar a Vladimir Putin. Algún partido lo desea viendo como trajeron en las pasadas elecciones a la líder de Fratelli de Italia, la Meloni, o como se fotografiaban con Salvini.

El gobierno de la nación española ha decretado unas medidas de colaboración nada exageradas. Es más, yo creo que son un poco tibias, pero algunas autonomías se niegan a acatarlas, entre ellas Murcia. Todo por copiar a la señora Isabel Ayuso que parece que prefiere que la guerra de Ucrania la gane Vladimir Putin y que Europa quede a merced de Rusia. No es extraño, de tanto pactar con sus socios al final uno se acaba pareciendo a ellos. Es lo que parece que le pasa al gobierno de Murcia liderado por López Miras, que además de no tener identidad, tiene como negociadora principal a una tránsfuga. Seria de risa si no nos viera el resto del país. Una vergüenza.

Con esta actitud nos convertimos en unos insolidarios, en unos egoístas, por fastidiar a Pedro Sánchez, estamos poniendo en peligro la política exterior de nuestro país. Mucha bandera de España, muchas pulseras: fachada. No tienen pizca de patriotismo, no hay nada detrás. Mucho pedir, pero poco dar que dicen en la huerta. Pedimos agua a los manchegos para nuestros agricultores para cultivar lechugas que nos compran en Alemania a los que les vamos a negar reducir el consumo, porque preferimos que se hielen y dependan de Vladimir Putin. 

Lo digo bien claro, me da vergüenza, un gobierno tránsfuga nos está convirtiendo en insolidarios para incredulidad de muchos alemanes que tienen aquí sus segundas residencias. Estos no dan crédito ante esta operación de apoyo a Vladimir Putin socavando el gobierno y olvidando que todos formamos parte de Europa. Para pedir dinero a Europa de los fondos para tapar su incapacidad económica si se da prisa, pero para ayudar a nuestros vecinos no. Insolidarios que son unos insolidarios.

Mal va esta Región si no es capaz de hacer un mínimo esfuerzo por el bien de nuestros hermanos que tanto nos han ayudado cuando lo hemos necesitado. La Región de Murcia no sería la misma sin esa ayuda, que lo tengan claro tanto Miras como Doña Valle o quizás será que nos quieren ver como la Rusia de Putin. 

Del 14 de octubre al 15 de octubre de 1879 se produjo la mayor riada que ha vivido la ciudad de Murcia, la de Santa Teresa (y mira que hemos tenido unas cuantas desde entonces). Tal fue la magnitud de esta que llegó a oídos de Édouard Lebey, director de la agencia francesa Havas. El empresario organizó en el hipódromo de París una fiesta de recaudación de fondos y además se creó el periódico benéfico Paris-Murcie. Cuando necesitamos ayuda, Europa nos ayudó.

Europa se encuentra en una especial tesitura, la guerra de Ucrania ha mostrado las costuras de la dependencia energética europea. Apoyar a Ucrania significa aceptar los recortes, las guerras tienen muchas formas y la económica es una de ellas. No entender esto es un problema: la bandera europea no ondea en los edificios públicos porque toca sino porque formamos parte de una entidad supranacional a la que nos debemos.