Primero decirte que te voy a tratar de tú porque para mí es una fórmula de cercanía, confianza y respeto y, en segundo lugar, confesarte, como gesto de esa cercanía y confianza, que soy republicano porque no me gusta el poder que se hereda. El poder debe ganarse, aunque no idealizo la república como tal. Hay que dotarla de valores y principios éticos porque hay muchos países que no tienen monarquía y son grandes imperios que violan los derechos humanos, como son Estados Unidos, Rusia y China.
Soy consciente, tal vez me equivoque, de que si se hiciera un referéndum ganaría con mayoría absoluta la opción de la monarquía. Espero que esto no te relaje ni te confíe. Además, sé que lo estás pasando muy mal porque eres hijo de un padre que fue rey y que está siendo muy cuestionado públicamente. También eres hermano y la cárcel de tu cuñado duele.
Desde esa confianza, esa cercanía y ese respeto decirte que vemos que viajas, que haces discursos, que intentas mostrarte cercano a través de la sonrisa, algún gesto campechano, alguna fotografía, incluida algún selfie. Pero te veo muy alejado del sufrimiento de la gente, de lo que llamas el pueblo español, y eso hace que tus discursos estén vacíos y llenos de palabras elocuentes como la paz, la libertad, la solidaridad, la igualdad, la justicia, el bienestar, además de que apelas continuamente a la Constitución Española.
Cuando se produjo el grave problema sobre la opción independentista de Catalunya saliste a los medios con un discurso claro, directo y firme apelando a la unidad de España. Decirte que no existe tal unidad de España. Nuestra España, con sus pueblos, está rota por la pobreza y la miseria, las desigualdades sociales, los recortes sociales, laborales y de libertades.
Son discursos tan genéricos, excepto sobre la cuestión de Catalunya, que no dicen nada y te alejan de la gente sencilla, obrera, que intenta sobrevivir con cierta dignidad en el día a día. Por eso, cuando fuiste a Mallorca a ver el desastre una persona te ofreció la escoba para que echaras una mano o, por otra parte, hubo estudiantes que renunciaron a que les entregaras un reconocimiento porque dicen que no te deben nada. Son muestras de rechazo: siéntelo como una interpelación, aunque te haga daño. A veces las cosas que nos hacen daño nos ayudan a crecer.
Cuando hablas en Navidad y dices que estamos en un proceso de recuperación hay gente, no sé si mucha o poca, que siente tristeza, amargura y desprecio hacia ti -no te lo tomes mal- porque esa noche, que se supone que debe ser buena, tiene en la mesa agua del grifo, una bolsa de patatas fritas y un pollo que alguien le ha comprado, y que, además, se agrava si tiene en el cajón la orden de desahucio por decisión de un juez que ha hecho caso a la demanda de un banco. Y cuando viene el día de los Reyes Magos buscan desesperadamente que alguien les dé 10 € para poder comprarle a sus hijos algún juguete en los chinos. Tus asesores, ¿te dicen algo de esta realidad?
Cuando hablas de recuperación te estás dirigiendo a los grandes empresarios, a las grandes fortunas, a los grandes poderosos económicos, entre ellos los financieros, esos que han dejado en la ruina a nuestros mayores con las preferentes, entre otras cosas. Por cierto, algunos no te podrán ver porque les han cortado la luz por la avaricia de esos grandes empresarios de las eléctricas.
Supongo que tendrás gente que te aplauda por el discurso, pero los discursos, discursos son porque la realidad es otra. ¿Sabes y eres consciente de que en nuestro país existe un 25% de desnutrición infantil? Hablando de recuperación haces daño y humillas a millones de españoles y españolas que lo están pasando mal.
Hay algo que es muy doloroso y es vuestra relación de amistad con la monarquía de Arabia Saudí, uno de los países que están a la cabeza en la violación de los derechos humanos, de hecho, lo hemos vivido con el asesinato en circunstancias crueles de Jamal Khashoggi.
Arabia Saudí fue fundamental para la creación del Estado Islámico. ¡Cuánta hipocresía y cinismo! Después de cualquier acto terrorista en Europa mostramos condolencias y repulsas y reafirmamos nuestro compromiso con la lucha antiterrorista. La guerra en Yemen es terrible. Arabia Saudí tiene un bloqueo tan feroz que miles de niños y niñas mueren de hambre. Sed valientes y honrados y decid que apoyáis un régimen porque tiene petróleo y mucho dinero ¿Te atreverías a decirlo? Un silencio manchado de dolor inmenso y sangre de inocentes.
La próxima vez, es un consejo amable aunque no te parezca, cuando vayas a escribir algún discurso piensa en las siguientes preguntas: ¿Qué le dirías a una familia que han desahuciado? ¿Qué le dirías a unos padres cuyos hijos se tienen que ir de nuestro país a buscar trabajo a otros países? ¿Qué le dirías a unos padres que tienen que echarle agua a la leche o manda a sus hijos al colegio sin bocadillo o con un bocadillo vacío? ¿Qué le dirías a esas personas mayores que no pueden vivir en dignidad por unas pensiones bajas y que pierden la casa y van 20 antidisturbios a echarlos a la calle por orden judicial? ¿Qué le dirías esa joven que tiene una gran capacidad para estudiar y tienen que dejar la universidad porque no tiene recursos económicos? ¿Qué le dirías a ese trabajador o trabajadora de 45 años que no encuentra trabajo y encima le dicen que se va a retrasar la edad de jubilarse? ¿Qué le dirías a ese trabajador y trabajadora que tiene trabajos precarios, eventuales, en pésimas condiciones, que aunque trabaje no llega a final de mes? ¿Qué le dirías a la gente sobre el hecho de regalar dinero público a la banca y a las grandes empresas, mientras recortan en educación, sanidad y políticas sociales? ¿Qué le dirías a ese millón de titulados universitarios que están al borde de la pobreza? Habría más pregunta, pero lo dejo aquí.
Ya por último, decir que cuando hablas de nuestra Constitución también te estás refiriendo al derecho al trabajo en condiciones dignas y con un salario que permita vivir, el derecho a pensiones justas, el derecho a la vivienda, el derecho a la protección integral y suficiente. No lo olvides. Hay que reflexionar sobre nuestra democracia que está amenazada por el racismo, la xenofobia y el rechazo al pobre (aporofobia). Lo mismo que hiciste saliendo a la palestra con la cuestión de Catalunya ¿por qué no sales también a defender una nación basada en la dignidad humana, en el bien común y en nuestros derechos constitucionales?
Un abrazo
