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Sobre este blog

Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Hablar por hablar, maricón

Marcha del Orgullo 2018 en Madrid

Jesús Costa

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Señoras y señores, llamemos a las cosas por su nombre. Lo que está pasando con estos discursos de odio no es ni más ni menos que Homofobia, mejor dicho, LGTBIFOBIA. Pero para que usemos un lenguaje entendible precisamente por estos que nos atacan, hagámoslo fácil a ver si se enteran.

Saben perfectamente que no es adoctrinamiento, pues eso es cosa de la religión a la que tanto le debe su discurso. No es sectarismo, ya que no somos fanáticos ni intransigentes en nuestro mensaje, simplemente queremos poder ser y sentir. No obligamos a nadie. Cuando usan el término 'lobby gay' vuelven a demostrar su ignorancia en nuestros intereses, pues no ansiamos ningún chiringuito ideológico o económico y, por supuesto, ignoran a las lesbianas y a las personas bisexuales y trans. ¿Ignorantes u homófobos? Las tripas me dicen que supremacistas. Todo lo que sea diferente no cabe en su imagen perfecta, estereotipada y peligrosamente machista.

Entiendo que esto es una reflexión ya cansina de un activista maricón. ¡Sí, maricón! Esa palabra tan fea que no quieren que utilicemos pues parece que somos nosotros los que nos estigmatizamos. Me defino así siendo consciente de lo que digo y no me insulto por ello. Los valores morales y religiosos son la base y han hecho mucho daño en este discurso de miedo y de odio. Porque la homofobia se trata de eso: una mezcla entre miedo a lo diferente y odio a lo que no se quiere respetar, en este caso la diversidad.

Durante mucho tiempo, y gracias a este discurso homófobo recuperado de la moral hipócrita y violenta, ser maricón o lesbiana era pecado según una institución que ha distorsionado nuestras vidas con un adoctrinamiento, este sí, peligroso ante lo diferente. Y es preocupante porque una élite religiosa quiere dar ejemplo de magisterio y rectitud cuando en su probado machismo no admite a una mujer como igual ante un hombre, o discrimina a los direfentes. Me chirría cuando hay un mandato claro en sus directrices, llamémoslas mandamientos, y quiero recordar a los que siempre apelo cuando los tengo enfrente “… amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. ¿Da que pensar no? O este otro dogma: “Dios nos hizo a su imagen y semejanza”. Ahí lo dejo.

No es un ataque gratuito ni fácilón el hablar de la Iglesia Católica pues quiero que entendáis que en esta sociedad está resurgiendo la homofobia. Y esto es así porque no hay nada más que ver de dónde maman la mayoría de las personas que está atacando a la población LGTBI.

Volvemos a ser enfermos y somos un mal ejemplo para los menores. Queremos acabar con la familia y por tanto con la humanidad. Somos viciosos, pervertidos y otras tantas aberraciones que son un discurso copiado y repetido de la doctrina de la institución a la que me he referido. ¿Es gratuito entonces o es un argumento a tener en cuenta?

De esos barros, estos lodos. Nuestra lucha y nuestra obligación como colectivo en estos momentos es llamar a las cosas por su nombre, y esto es HOMOFOBIA; esto es odio; esto es miedo a lo distinto; es hacer alarde sin ningún tipo de remordimiento de un discurso de odio que es peligroso porque nos vuelve a poner a unos por debajo de otros y porque atenta claramente con los derechos fundamentales de la persona, la libertad de ser, eso si, sin hacer daño a nadie.

Una sociedad moderna y avanzada no puede permitirse dejar florecer un discursos que fomenta la diferencia, el odio y la violencia. Ahí donde cala este mensaje empiezan a peligrar los derechos y libertades de las personas. Hoy somos los maricones, lesbianas, trans o bisexuales, pero esto viene muy unido como estamos viendo a los inmigrantes, a las mujeres, a los indigentes, a otras religiones peligrosas y sobre todo al feminismo del que nos quieren hacer ver que es lo contrario al machismo. Me vuelvo a preguntar ¿es ignorancia o es simple y llanamente odio?

Esta enfermedad da para mucho, pero es una manera de empezar a ver el problema. La homofobia es la enfermedad que nos quieren inocular. Lo bueno es que hay antídoto, y se llama educación. Se administra con un diagnóstico precoz y con dosis de intransigencia ante los discursos de odio que separan y matan. Ahora seré incoherente por ser intolerante al no permitir este discurso, ¿dónde está la libertad de expresión? Pues está claro, la libertad de expresión no puede permitir el desprecio y la pérdida de derechos inherentes a la persona por el hecho de nacer. Ser LGTBI no es una opción caprichosa. Es simplemente una realidad que ni se aprende, ni se contagia. Se es.

Hablar por hablar, amigo maricón.

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