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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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¡¡Hasta aquí (espacio público) podíamos llegar!! Los Puntos Violetas en las fiestas de verano

Cristina Morano Carretero

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El Palmar ha sido localidad pionera: a propuesta de las vocales de CambiemosMurcia en El Palmar, se ha instalado el primer Punto Violeta de nuestra Región. El Punto Violeta es un mostrador o kiosko, atendido por gente preparada, con la función de informar sobre derechos, servicios de emergencias, y cómo actuar al respecto de agresiones sexuales y/o machistas. Se trata, en definitiva, de que las jóvenes tengan a mano un sitio adónde dirigirse en caso de hallarse en cualquier situación de peligro o sospecha de peligro.

Como señora de `una cierta edad´, me encuentro mucho más tranquila desde que estos puntos existen, ya que ahora creo que las hijas de mis amigas están más a salvo, o al menos, más acompañadas.

Cuando se realizan actividades novedosas como estos Puntos Violetas, lo más indicado es crear un ambiente de confianza, según rezan los manuales de ciencias sociales consultados. Para la creación de esa confianza se prescribe un poco de música, un lenguaje coloquial, unos monitores o monitoras de la edad cercana a los usuarios, folletos ilustrados y donación de elementos recordatorios como bolis o camisetas.

La semana pasada, al filo de la medianoche, como decía el maestro de periodistas, a las encargadas del Punto Violeta en las fiestas de El Palmar, se les acercó un hombre hasta la altura misma de sus caras y les dijo que bajaran la música. El resto de stands también tenían música, y las encargadas violetas así se lo comunicaron al señor. No obstante, bajaron el volumen. El señor se marchó más tranquilo, no sin antes espetarles que él era muy de izquierdas, pero que esto (abriendo las manos, no sabemos si abarcando la instalación o a las mujeres del mundo entero) era pasarse.

Poco rato después, un otro señor, este acompañado de amigos y de bebidas de alto contenido etílico, se acercó a las encargadas (literalmente a las encargadas, a su misma cara) y les dijo que o bajas la música o te corto la luz. Dando, con ello, muestras de tener algún tipo de control sobre la instalación eléctrica, probablemente porque pertenecía a la comisión de festejos, no porque fuera Magneto. Ante la intermediación amistosa de un compañero, el improbable Xmen adujo que a la tal y a la tal le iba a dar un par de hostias. Fue necesario llamar a la policía y cortar el suministro etílico para calmar la cosa.

Estas anécdotas, rematadas por el mandamiento a fregar a la concejala Guerrero, nos ilustran a las chicas sobre cómo estamos dando pasos en la dirección correcta, que no es otra que la ocupación del espacio público. Ya sea con el desempeño de cargos (ámbito laboral), ya con el apoyo mutuo en las fiestas (ámbito de ocio).

Hace un mes, hablaba en la mesa redonda de Europa Laica acerca de la función del velo en las religiones: mantener a la mujer en el espacio privado aunque se halle fuera de él, es decir, recordar a ella misma y a quien la mire que pertenece a una casa/ apellido/ familia/ clase/ estirpe. La instalación de Puntos Violeta es una verdadera manera de responder a ese velo: estamos en lo público, lo reclamamos como nuestro y nos liberamos de cualquier pertenencia a familia o amo.

Que haya sido la música más o menos alta el item que molestó a los señores es la parte más significativa del incidente.

La música, amigas, no puede ignorarse: puedes mirar a otro lado si hay un grupo de feministas, o puedes irte al rincón donde los grupos de gilis acorralan a chicas, pero no puedes dejar de oír la música. Tendrías que abandonar la fiesta para eso.

Lo que se libraba la otra noche en El Palmar fue una lucha simbólica (o sea, la más tremenda de las luchas) por el espacio de la fiesta. Una fiesta que, por primera vez, no podía ser ocupada por la burla social hacia las menores, ni por las voces duras de los señoros, que se jactan del sueldo, de las comisiones en B de ese sueldo, de la amante o de la fuerza.

Estaba allí la música del Punto Violeta, filtrándose y reclamando el espacio, la unión entre mujeres; recordándonos a todos y a todas que la fiesta, desde sus inicios como catarsis o bacanal, es igualitaria y liberadora.

Y nunca más represiva o temerosa.

*Cristina Morano es escritora, diseñadora gráfica y miembro de CambiemosMurcia*Cristina Morano

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