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Una líder regional que responde desde el 253 de la Calle de Alcalá

La líder de Cs en la Región, Isabel Franco

Julio López Guillén

Murcia —

Que las instituciones públicas funcionan a un ritmo más lento que la propia sociedad, a saber, a paso de tortuga en esa comparación, es un hecho que el común de los mortales parece compartir. Es una de esas grandes sensaciones colectivas que por su extensión elevamos a la categoría de verdad, en ocasiones irrebatible, aunque con los datos en la mano se trate de la mayor mentira jamás contada.

Tras las elecciones del 26 de Mayo las instituciones funcionan, nada se ha parado, y todo conforme a la ley, sigue su recorrido. Se acaban de verificar los votos, contado los sufragios que venían desde el extranjero y, en breve, las candidaturas premiadas podrán empezar a recoger sus actas para que el día 11 de Junio en la Asamblea Regional y el 15 en los ayuntamientos comience una nueva legislatura.

Así pues, esas son las fechas clave, hasta entonces sobre los partidos y sus líderes recae la responsabilidad de entender el sentido del voto y la sensación colectiva que lleva aparejada. Cuando hablamos de análisis político, es decir, de las implicaciones políticas que traen las lecturas de los resultados electorales hemos de diferenciar los hechos tangibles de las sensaciones colectivas.

El hecho, lo crudo, son los números. La mayoría parlamentaria ha cambiado a favor de los socialistas y el partido del gobierno precisa de otros apoyos porque con su socio tradicional ya no le basta para continuar ejerciendo.

La sensación colectiva va, como diríamos coloquialmente, por barrios. Hay una que se ha extendido como un “mantra” en el PP de la Región, que dice que por haber sido mayoritario el voto de “centro-derecha” y al ser ellos el partido mayoritario de ese espectro, han de ser ellos quienes formen gobierno. Si el centro-derecha (que por cierto en nuestro país no existe como tal, aunque eso es otra conversación) hubiera querido ser liderado por Fernando López Miras, ya se habrían acordado coaliciones anteriores a las elecciones, reclamar ese espacio ahora es un fraude.

La segunda sensación, que propugna Ciudadanos, es que han de ejercer un contrapoder al ejecutivo de Pedro Sánchez, participando de los gobiernos locales y autonómicos allá donde sumen, porque “España está en riesgo”. Decir que las autonomías y gobiernos locales están para ejercer contrapoder y contrapeso al Ejecutivo central es pervertir el propio funcionamiento de las instituciones públicas, obviar el motivo de su existencia y, lo que es más grave, apartar deliberadamente las competencias exclusivas que tienen autonomías y ayuntamientos como administraciones cercanas a la ciudadanía, para faltar a la lealtad institucional a la que todos los que participan del servicio público están obligados.

En esa pesadilla que relataba la encargada de Ciudadanos, Isabel Franco, cuando al referirse ayer a Diego Conesa dijo que el socialista entendería la aplicación inmediata del 155 si viajara a Cataluña, se le pasó entender que los datos y la sensación colectiva, al menos en la Región de Murcia, van de la mano.

La Región de Murcia es una de las áreas, dentro y fuera de España, con mayor fracaso escolar, con mayor riesgo de exclusión social, mayor precariedad y estacionalidad en el empleo, mayor fraude fiscal en relación a la economía sumergida, mayor deuda pública, peores servicios sanitarios, peores insfraestructuras ferroviarias y con una desvertebración territorial tan vergonzante que da para thriller por fascículos. Esos son los hechos, la sensación es que el 155, aquí y ahora, importa tres pimientos, porque si hay autonomía y hay que ponerla en valor para resolver el listado anterior, parece evidente  que existen cuestiones de mucho más peso para la ciudadanía de la Región de Murcia en las que Isabel Franco debería ocuparse.

Los líderes de los partidos en la Región de Murcia han dado explicaciones públicas de los resultados de sus formaciones, todos ellos, menos Isabel Franco, que dijo que las iban a estudiar, ha pasado una semana y no tenemos ni una valoración exacta de lo que ha pasado en las autonómicas y municipales. Una de las primeras tareas de un líder es ejercer como tal. Si no lo haces, corres el riesgo de que nadie te tome en serio y te puenteen. Quizá sea ese el motivo por el que nadie se preocupa en preguntarle nada a Isabel Franco, porque cuando se descuelga el teléfono es para llamar a un despacho de Madrid sita en el 253 de la Calle de Alcalá.

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