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Sobre este blog

En este espacio recogeremos rincones insólitos de la Región de Murcia en donde pasar un día entero disfrutando de su variedad gastronómica, fiestas, paisajes e historia.

Librilla, la ciudad escondida: chimeneas de hadas, barrancos y yacimientos

Chimenea de hadas (Librilla)

Miguel Hernández

No es necesario viajar a la región de la Capadocia en Turquía, o al Parque Nacional del Cañón Bryce en EEUU para contemplar sus famosas Chimeneas de Hadas. Este espectáculo de la naturaleza lo tenemos a quince minutos de la capital murciana, y estoy seguro de que si la gente lo supiera no solo el Ayuntamiento haría algo más que dejarlas en el cajón del olvido, sino que la propia Administración regional, a través de su Instituto de Turismo, invertiría para convertirla en una de sus joyas de la corona en turismo de interior.

Una lástima que Librilla no disponga tan siquiera de un punto de información turística, de un folleto informativo o de una mínima señalización. Nunca una ciudad desaprovechó tanto unos recursos turísticos únicos en el mediterráneo.

Más aún, Librilla es la única ciudad que ofrece al visitante 365 puestas de sol diferentes al año. Todo ello desde su majestuoso Mirador del Embalse de Algeciras, donde el Barranco de Gebas se nos ofrece desnudo y brillante, cambiando de color a cada instante, y donde la naturaleza se ha dejado caer un trozo de su tesoro.

Por si fuera poco, justo detrás de ti, mientras miras sus atardeceres, tienes el yacimiento de El Castellar. Tampoco está señalizado, pero estoy seguro que, algún día, alguien se dará cuenta de la necesidad urgente de comenzar a excavar sus entrañas, desenterrar la historia y, quién sabe, encontrar un nuevo poblado argárico, equidistante entre la Almoloya (Pliego y Mula) y La Bastida (Totana).

Pero vayamos paso a paso. Comenzaremos nuestra ruta en su popular y conocido lavador, donde un olmo, algo más que centenario, se asienta para ver uno de los edificios más emblemáticos que existen en el Guadalentín. Lamentablemente una marquesina y un cartel de materiales de construcción nos indica que dicho edificio sigue sufriendo el maltrato de demasiada gente. Incluso ahora, que un pequeño rayo de esperanza parecía iluminarlo, con visita incluida recientemente del propio ministro de Cultural, José Guirao, algunos desde el Ayuntamiento se empeñan en apagarlo.

Conocer este municipio de la mano del historiador local Salvador García Brocal, lo reconozco, es pasear no solo por la historia de la ciudad, sino caminar junto al alma de un lugar que fue repoblado por aragoneses y catalanes, allá por el siglo XIV, bajo el gobierno de Jaime II.

Librilla, cuyas tierras han regado los nacimientos del poblado de Fuente Librilla (Mula), tiene desde, siglos atrás, el Derecho de Concesión de Agua Real. Algo, que, sin duda, le permitió convertirse en un referente en dicha época.

Desde aquí, y tras ver por las rejas y rendijas la majestuosidad de este edificio (hasta que alguien se tome en serio su restauración y puesta en valor), nos dirigiremos a la plaza del Ayuntamiento, donde su famosa torre del reloj nos indica el epicentro de la ciudad.

Un reloj, por cierto, comprado en Argelia en 1770, y que servía para que los agricultores conocieran las horas para el regadío. Antes de llegar, a nuestra izquierda, a unos cien metros de Las Posadas, se nos queda la Casa del Marqués de Camachos, donde Pedro Pagán Ayuso, que fue alcalde de Murcia en 1874 y diputado a Cortes en varias ocasiones, vivió y murió en ella.

Antes de abandonar la ciudad para dirigirnos a visitar el Barranco de Gebas, nos asomaremos primero a su Plaza de la Iglesia de San Bartolomé, para seguidamente acercarnos  a su famosa Rambla de Librilla. Una lástima, una vez más, que la ciudad siga sin aprovechar este capricho de la naturaleza. Históricamente han cometido el grave error de vivir de espaldas a ella y se ha convertido en el patio trasero de muchas casas. Esperemos que, al igual que Barcelona y Cartagena (salvando obviamente las distancias) renacieron el día que decidieron mirar al mar, Librilla se de cuenta del gran potencial que tiene en su icónica foto, se gire y convierta la Rambla en la columna vertebral de la ciudad.

La mejor forma para llegar al Mirador de Algeciras, ya que lamentablemente no hay la más mínima indicación, es poner un GPS que nos lleve a él. Está solo a unos cuatro kilómetros de la ciudad dirección Espuña. Tras atravesar el Canal del Trasvase, una carretera de tierra, pero en perfecto estado y continuo ascenso, nos llevará hasta un pequeño aparcamiento que nos sitúa a apenas quinientos metros del Mirador. Detrás, no olvides que tienes El Castellar.

Se puede subir con cierta facilidad, aunque tendrás que tirar de instinto durantes unos quince minutos. Si van pequeños hay que tener mucho cuidado, sobre todo al coronar el cerro. Aquí enseguida es fácil descubrir la delimitación de una de sus murallas. Lo ideal es que el Ayuntamiento organizara periódicamente visitas guiadas. Un lujo que no deberían permitirse seguir obviando.

El Barranco del Infierno

“Cuenta una de sus leyendas que un pastor iba con un cordero recién nacido en sus hombros y que, al pasar por él, sus sonidos cambiaron, sus patas se volvieron negras y de pezuñas profundas, y el pastor soltó el cordero y marchó corriendo”.

La mejor forma de llegar hasta el Barranco del Infierno es por la propia Rambla de Librilla recorriendo unos siete kilómetros. Aunque desde el aparcamiento donde dejamos el coche anteriormente tenemos una pista a nuestra izquierda sin apenas peligro. Hay que llevar cuidado, pero nos puede ahorrar más de la mitad del recorrido. Tras una bajada pronunciada dejaremos el coche al cruzar un antiguo embalse, que hoy está colmatado de sedimentos y piedras salinas. Estaremos en mitad del camino de la Rambla. Aquí comienza el espectáculo, Rambla arriba. La ida y vuelta se realiza en una hora.

Si ha llovido el acceso se hace pesadopor el barro, y quizás sea mejor dejarlo para otro momento. Tras unos veinte minutos andando, una pinada nos recibe con sus sueños y sus sombras. La Rambla continúa a la izquierda hacia Fuente Librilla, pero nosotros tomaremos a la derecha dirección al Barranco. No tiene pérdida. En diez minutos, las Chimeneas de Hadas nos recibirán en todo su esplendor a la derecha, pero siga andando unos pasos más. A la izquierda encontrará la 'Capilla Sixtina', como la conoce Salvador, de estas Chimeneas de Hadas.

Unos cien metros más tarde el Barranco aún se cierra más. Es aquí donde los geólogos disfrutan como enanos. Una lástima que la salida desde aquí a la casa forestal esté en muy mal estado y sea un poco peligrosa, sobre todo si van peques, y que nadie acondicione el lugar.

Durante todo el trayecto las rocas que ha formado la sal te acompañan de la mano.  No olvidemos que aquí, en Librilla, era de los pocos lugares, hasta los años 50 del pasado siglo, donde había salinas de interior. Una lástima que prácticamente hayan desaparecido.

Estoy convencido que, algún día, Librilla contará con una estructura turística mínima que la ponga en valor. Se lo merece.

Imprescindible

  • Día de las Pitanzas. Fiestas de San Bartolomé (20 al 24 de Agosto)
  • Barranco de los Infiernos
  • Miradores Rambla de Librilla
  • Las Posadas
  • Mirador de Algeciras
  • Lavadero y Olmo centenario

Donde Comer

  • La Bodega: muy buen tapeo y buena relación calidad-precio.
  • El Pizo: Menú del día más que aceptable. A veces música en directo.
  • Chimenea: Tapas librillanas.
  • Casa Vistabella: Cocina excelente. Buen menú día. Lo mejor es que Germán, su responsable, te aconseje.

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