La Asociación Amigos de Ritsona organiza una fiesta en La Postiza en apoyo del campo de refugiados griego
Tenemos una necesidad imperiosa de dar la bienvenida en Murcia al verano.
También a las personas que se murieron ayer en el mar libio, al caer al agua, cerca de 20. Después, otra noticia llega a nuestras pantallas: un autobús con 68 niños es bombardeado en Siria.
Y pretendemos hacer una fiesta señores. Y señoras.
Una fiesta de tarde donde la gente beba y coma, y ría y sonría, y baile con la presencia de los DJ Don Fluor y Women Beat. Y nos resulta tan difícil hablar de un evento donde el trasfondo es tan poco alegre y festivo.
Sin embargo, ahí estamos, desde la Asociación Amigos de Ritsona, acogiendo esperanzas donde las haya. Yo que he sido voluntaria en el campo de refugiados puedo decir que el mayor legado que me llevé de la convivencia junto a esos supervivientes fue ésa, la de imitar la fe, como diría Gurdjjieff.
No tenemos apoyo de ningún organismo. Denunciamos que el papel de las grandes ONG está desfasado en las actuales condiciones de la mayoría de campos en Grecia, ese país menos europeo que ninguno como para “retener” en vez de “acoger”.
Lo que mucha gente desconoce es la importancia que tienen las asociaciones independientes que trabajan como voluntarios externos a las ONG.
Sin ir más lejos, hace meses, iniciamos proyectos a largo plazo en el campo, pues la situación de los refugiados, desamparados y olvidados, va desgraciadamente para largo. Dichos proyectos tienen objetivos que han de cumplirse cada día: que Anas pueda comer pollo hallal una vez a a semana, que Abdul tenga asesoramiento jurídico para saber si puede iniciar los trámites para reunirse con su familia en Alemania, o para que Omalie tenga asistencia dental y alguien pueda matarle el nervio que tanto dolor le causa desde hace meses. Una serie de objetivos que vienen a ser lo que es vivir con dignidad.
Es por eso que colaborar con esta asociación en vez de una ONG al uso se hace cada vez más importante: el papel que Amigos de Ritsona desempeña no es nada desdeñable.
De momento, poco más: pretendemos hacer una fiesta, señores, y señoras.
Tenemos la necesidad imperiosa de que algún día podamos dar la bienvenida a estas personas en Murcia.
De momento, como no podemos hacerlo de otra manera, seguiremos representando una ficción donde los pasos de baile imiten una vibración en la que cabemos todos, sanos y salvos, felices. Lejos de una guerra.
*Mariu Cánovas colabora con la Comunicación de la Asocicación Amigos de Ritsona
