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Estrella de Levante, o cómo tomarte una cerveza y que el planeta “no lo note”

Juan Antonio López Abadía, director técnico y jefe del área de Medio Ambiente de Estrella de Levante

Irene González Gázquez

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Juan Antonio López Abadía llega a las instalaciones de Estrella de Levante en bicicleta. No podía ser de otra forma. El director técnico y jefe del área de Medio Ambiente de una de las empresas más punteras de la Región se mueve por la ciudad de la forma más sostenible posible porque “tenemos que cambiar nuestra forma de vivir y de pensar”.

Para él, el cambio climático “está aquí”, y quién lo niegue es porque “está ciego o no lo quiere ver”. Afortunadamente, asegura que en su desempeño profesional lo tiene fácil, ya que la cervecera murciana le permite, también en su trabajo, “realizar proyectos que apuestan por la sostenibilidad”. En Estrella de Levante lo tienen claro. Buscan que cuando te tomes una cerveza, “el planeta no lo note”. Se han comprometido con el medio ambiente y uno de sus pilares básicos −explica López Abadía− es la ecoeficiencia: producir lo mismo, o más, consumiendo menos recursos, pero generando menos impacto, de manera que al final el medio ambiente no lo note.

La fábrica de Estrella de Levante, que se encuentra ubicada en el barrio murciano de Espinardo, no solo es un lugar conocido y emblemático de la ciudad, sino que recibe a decenas de visitantes todos los meses para poder conocer sus instalaciones desde dentro. En un tour privado, Juan Antonio nos guía y nos enseña los procesos de elaboración y embotellado, al mismo tiempo que nos ofrece algunas píldoras sobre la política medioambiental de la entidad: “Fuimos la primera empresa del término municipal de Murcia que montaba una depuradora para sus aguas residuales, que sigue siendo una tecnología puntera a día de hoy”.

Al llegar a una de las naves de envasado, el responsable de Medio Ambiente de Estrella de Levante nos señala unas pequeñas lunas que se encuentran en el techo y afirma, orgulloso, que la luz que proyectan es totalmente natural: “Si vivimos en una ciudad como Murcia, en la que tenemos una gran cantidad de horas de sol, estaría bien que al menos durante el día la fábrica estuviese iluminada con luz natural, por lo que instalamos unos lucernarios que sirvieran como lámparas naturales. Al final, el resultado nos gustó y no solo los dejamos ahí, sino que también los tenemos en la oficina, en la sala de juntas y en la sala de formación”, detalla el técnico.

En cuanto al proceso de embotellado, también destaca la importancia de la economía circular, ya que cada botellín destinado a la distribución hostelera tiene una vida útil de unos treinta usos −“los clientes los devuelven y luego los reutilizamos”, apunta López Abadía−, igual que los barriles. En el contacto con los bares, también subraya el uso de un camión cisterna −'Beer Drive'− que transporta la cerveza a aquellos locales que cuenta con depósitos grandes. Juan Antonio reconoce que Estrella de Levante no es la única empresa que utiliza este sistema, pero advierte de que ellos tienen una ventaja: “Desde hace años jugamos con que nuestra cerveza es un producto de 'kilómetro 0'. Cuando decimos esto, nos referimos a que nuestras materias primas son de un ámbito de actuación cercano”.

Por ejemplo, su cebada procede de la zona de Albacete o, incluso, del noroeste de Murcia. Además −añade el técnico−, han iniciado un proyecto para plantar lúpulo en Caravaca. Y esta filosofía no solo tiene repercusión desde un punto de vista medioambiental −en el ahorro de combustible y el impacto de la huella de carbono, por señalar tan solo dos de los aspectos a tener en cuenta−, sino también en la calidad del producto. “La cerveza, cuanto más fresca, más buena está”, destaca entre risas Juan Antonio.

En el recorrido por la fábrica, conseguimos subir a lo alto de los contenedores de cerveza, donde se aprecia una panorámica perfecta de la ciudad y se pueden ver las placas solares que “favorecen el autoconsumo” de la empresa. El responsable medioambiental de Estrella de Levante también menciona el aprovechamiento de “los calores residuales”, mientras señala una chimenea de la que sale vapor: “Ese vaho lo condensamos y lo convertimos en energía; energía que luego utilizamos para precalentar el mosto del siguiente lote de cocimiento”. La empresa murciana también utiliza esa fuerza reciclada para los procesos de pasteurización, para el precalentamiento del aire de la tostación de la malta e, incluso, en invierno, para la calefacción de la oficina.

No solo cerveza

Pero la apuesta de Estrella de Levante por el medio ambiente no se queda ahí; ni siquiera se acota a su ámbito de actuación. Gracias a sus continuos esfuerzos por innovar y reducir su impacto en la Región, cuenta con varios proyectos de Investigación y Desarrollo (I+D+I) de los que Juan Antonio se siente especialmente orgulloso y cuya aportación social excede a la producción de cerveza.

Entre ellos se encuentra un estudio sobre la biometanización de los residuos: se trata de un proceso biológico que, en ausencia de oxígeno y a lo largo de varias etapas, permite transformar la lo más degradable de la materia orgánica en biogás que la empresa utiliza para generar electricidad. También destaca la 'bioenmienda': “Nos aprovechamos del proceso digestivo de las vacas para conseguir un fertilizante de origen natural que aporta carbono y nitrógeno al suelo”.

Entre los trabajos basados en la reutilización de los residuos, el técnico también destaca una línea de trabajo destinada a la alimentación de peces con base en la levadura. Normalmente, las piscifactorías de la costa murciana deben recurrir a otras comunidades a la hora de conseguir el sustento alimenticio idóneo para sus viveros, por lo que en Estrella de Levante −dentro de su política de 'kilómetro 0'− decidieron convertir el sobrante del procesado de levadura en comida para los peces. En concreto, López Abadía señala que es “un producto muy beneficioso para las doradas, ya que es una especie que sufre mucho estrés cuando la jaula se le hace pequeña”. Además, el traslado a una más grande −explica− se realiza en seco, por lo que si se le da un probiótico −bacterias beneficiosas para el organismo− que contrarresta los efectos de este cambio, es mejor para los peces.

Llegando ya al final del recorrido, el técnico de Estrella de Levante se detiene para explicarnos otros dos de sus proyecto destacados, el cálculo de huella hídrica y 'Valoragreen'. El primero, va destinado a evaluar el consumo de agua en la cadena de valor. La huella del español medio es de unos 6.700 litros por día −explica−. “No es que gastemos esa agua en ducharnos, lavarnos los dientes o hidratarnos, sino que ha sido la necesaria para elaborar todo lo que consumimos. Unos 2.500 litros de agua para una hamburguesa por ejemplo, 75 litros para un zumo de naranja o casi 11.000 litros por unos vaqueros”.

Por otro lado, ‘Valoragreen' busca alternativas a nuestro consumo de proteínas: “En el futuro, la proteína tiene que venir de otro sitio”, insiste el experto. Por ello, ahora mismo se encuentran trabajando con distintas empresas agroalimentarias y con la Universidad Católica de San Antonio de Murcia (UCAM) en una alternativa que parte de engordar larvas de mosca soldado para extraer de ahí el prótido. “Actualmente, la Unión Europea solo permite la utilización de este tipo de proteína en la alimentación de peces, pero yo estoy convencido de que, antes o después, nos acostumbraremos a incluir insectos en nuestra dieta”, asegura.

Juan Antonio está seguro de que el planeta “no va a ser capaz de aguantar este ritmo; es imposible que todos podamos seguir comiéndonos diariamente un filete de ternera. Hay que cambiar nuestros hábitos”. No obstante, y aunque reconoce que no va a ser fácil, es optimista: “Coger una bolsa de tela en lugar de una de plástico para ir a la compra o ir al trabajo en bicicleta cuando tu casa está a seis kilómetros no es tan complicado, pero debemos adaptarnos culturalmente al ahorro energético e hídrico en nuestras casas”. Por lo pronto, en Estrella de Levante predican con el ejemplo.

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