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Los barrios murcianos suman más de 4.000 mascarillas a la lucha contra el coronavirus: “Estamos baldadicas de tanto coser”

Una de las participantes de la iniciativa, Amparo, cosiendo mascarillas

Elisa M. Almagro

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Contra el coronavirus también se lucha puntada a puntada. Esa es la filosofía de Manoli, coordinadora de un proyecto que ha movido a todo el barrio de Santa Eulalia en la fabricación de mascarillas.

“Cuando la epidemia empezó queríamos ayudar. Ya llevamos cosidas 4.000 mascarillas”, muestra Manoli, orgullosa. Un total de 30 colaboradores del barrio se sumaron a su iniciativa. “La gente siempre tiene ganas de ayudar, cuando se quedan sin mascarillas para montar siempre me piden más”.

Un poco más al oeste, cerca del barrio de San Andrés, Amparo no deja de coser. Es una de las colaboradoras de Manoli. “Soy enfermera en la Arrixaca, pero ahora mismo estoy de baja”. Está esperando a una compañera de su turno en cardiología venga a recogerle pantallas de protección. “Es mi forma de ayudar a los compañeros”, sonríe. Junto a ella, otras 15 personas han logrado coser 2.000 mascarillas que se han repartido al Hospital Morales Meseguer.

Manoli recuerda que servicios sociales le pidió 600 mascarillas, “no tenía ni idea de cómo íbamos a coser las costureras del barrio tantas de golpe”. La directora del Aula senior de la Universidad de Murcia acudió en su rescate: “De golpe, teníamos otras 80 personas más trabajando con nosotras, conseguimos hacer el pedido de un día para otro”.

Manoli asegura que las alumnas del Aula senior están muy volcadas en el proyecto: “Deshacen las labores que tienen para convertirlas en mascarillas. Cuando todo esto termine no les va a quedar ni una sábana ni un mantel”, bromea. “Son todas muy coloridas. parecen como si tuvieran el sello de cada una de ellas”. Cuando el brote de coronavirus acabe, Manoli planea “exponer todas las mascarillas en el Aula senior, para que las alumnas sean conscientes del trabajo que han hecho”.

Una jubilada que colabora en la fabricación de mascarillas le cuenta a Amparo que están agotadas. “Estamos baldadicas de tanto coser. Mi marido colabora en casa para que yo pueda coser equipos de protección. Desde que empiezo por la mañana apenas paro hasta las 11 de la noche”. 

No solo fabrican material de protección para personal sanitario, sino para todo aquel que lo necesite. “Ahora mismo estoy preparando protección para el mercado de San Andrés, la gente que trabaja en actividades esenciales carece de lo mínimo”, lamenta Amparo.

“Me encanta cuando los particulares me piden mascarillas, siempre son muy prudentes”, asegura Manoli. “Solo me piden una por persona a pesar de que lo ideal es que tengan también otra de repuesto. Pero siempre me las rechazan, les da miedo que el resto se quede sin mascarillas”. Manoli guarda un cariño especial en las personas mayores: “Muchos intentan pagarnos por las mascarillas. Dicen que quieren colaborar. Cosas como esta me emocionan. Yo les digo que la mejor forma que tienen de ayudar es quedándose en casa”.

Cadena de favores

Ambas agradecen la ayuda que los pequeños comercios del barrio les han ofrecido para la causa. “La mercería se ha vaciado para que tengamos material para hacer mascarillas, nos lo han donado todo”, asegura Manoli. En Santa Eulalia, la Asociación de Vecinos, el Centro de la Mujer y la Asociación de Comerciantes se volcaron de inmediato. La Asociación de Comerciantes hizo una colecta con la que compraron gafas y batas de protección.

Uno de los mayores impulsos que tuvieron fue cuando el fabricante de Almohadas Lora les donó 2.000 mascarillas ya cortadas. Para Manoli, “esto se ha convertido en toda una cadena de favores. Les hice mascarillas a Pollos Pujante y ellos nos donaron 50 pollos para la asociación Crear Futuro, que alimenta a 30 familias”.

Actualmente están a la espera de material, “ya no podemos pedir desde Amazon y nos estamos empezando a quedar sin telas”, lamenta Amparo. Mientras puedan, seguirán cosiendo. Amparo revela que además de enfermera es doctora en artes. “Ahora mismo mi arte se está dedicando a esto. Una máquina de coser es un bien preciado”. 

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