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La lucha del afrofeminismo en Occidente: “Las mujeres blancas nos miran con lástima y paternalismo”

La representante en Andalucía y Murcia de Afroféminas

Erena Calvo

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Siham Ater Sro es representante de la comunidad digital Afroféminas en Murcia y Andalucía. La plataforma vio la luz en 2014 y tiene el objetivo de dar voz y visibilizar a las mujeres afrodescendientes y negras en España. Presente en España, Argentina y México, busca también liderar campañas de activismo para cambiar conductas postcoloniales en la sociedad y las tradiciones españolas.

“Soy una mujer negra, africana, árabe, tuareg, musulmana y española. Soy mujer del mundo, madre, mediadora intercultural, intérprete, miembro de Red musulmanas y profesora”, expresa Siham en su biografía que se puede encontra en la web de Afroféminas. Las múltiples identidades que la definen, dice, han marcado su trayectoria y su forma de ser, de actuar y de luchar.

Siham defiende que en la base todos los feminismos son iguales, pero “nuestras raíces y trayectorias son diferentes, y al final todas las mujeres tenemos que aprender unas de otras”. Se queja de que las mujeres blancas, occidentales, “en algunas ocasiones se erigen en nuestras salvadoras sin darse cuenta de que terminan tutelándonos e infantilizándonos; y es muy molesto”.

De su etapa como mediadora intercultural recuerda este tipo de situaciones, en la que “nos dicen lo que tenemos que hacer o se creen que somos ignorantes; nosotras tenemos nuestra propia sabiduría pero dentro de otros contextos”. En su opinión, “es una falta de respeto hacia esas mujeres valientes y fuertes que han dejado atrás toda una vida y todas sus vivencias para que les tache simplemente de ignorantes faltas de saber.”.

O “como cuando le cuentan a una mujer musulmana que en España es libre y puede quitarse el pañuelo; pero no se dan cuenta de que el pañuelo es una decisión personal y se lleva en la cabeza y no en los ojos como una venda”.

Cada mujer, insiste, tiene su lucha. “Las negras trabajan por estar en la escena, su batalla es diferente, primero tienen que buscar su sitio; las mujeres occidentales tienen otros focos que priorizar, y las musulmanas lo que buscan es que se respeten sus derechos dentro del Islam”.

“Las mujeres negras españolas (que hoy en día somos muchas) reclamamos nuestro espacio y queremos hablar de la doble discriminación de ser mujer y negra en España”, alerta Siham al tiempo que recomienda la lectura del libro de Desirée Bela-Lobedde 'Ser mujer negra en España'.

Profesora durante muchos años en institutos de Murcia y Andalucía, relata que ha visto en algunas docentes una mirada cercana al victimismo al hablar de las alumnas inmigrantes, en especial al referirse a las musulmanas. Coordinadora también ahora de Igualdad en el IES Al Cadi en Cadiar en la Alpujarra granadina, donde imparte la asignatura de Francés, lamenta que cuando se trabajan los feminismos en clase solo se aborden las perspectivas que vienen en el libro de texto y que suelen adoptar una visión occidental.

A Siham se le llena la boca de orgullo cuando se refiere a su madre y su abuela, “las mujeres que más me han marcado en mi vida”. Su abuela, que formaba parte del elenco de trabajadores del palacio real de Hassan II, “era muy fuerte, toda una consejera para la comunidad, que la escuchaba y le pedía su opinión en la resolución de muchos asuntos”.

Muy adelantada para su tiempo, recuerda, “se atrevió a quitarse el hiyab, se pintó los labios y se puso una peluca; algo totalmente inusual en esa época, los años 70 y mucho menos en una mujer mayor”.

De ella recuerda todas sus enseñanzas acerca de la espiritualidad y los ritos ancestrales, que ahora recupera para su hija y sus alumnas. “En el instituto estamos haciendo un taller de feminidad ancestral con el apoyo y la coordinación

de Noelia Cano Gómez, directora y orientadora del IES Al Cadi, experta en género“. En el taller ”vemos por ejemplo los rituales de la primera regla, un ritual de aceptación y empoderamiento, en el que se enseña a las niñas a ver su menstruación como lo que es, algo natural, se responden preguntas o se explica cómo se tienen que hacer los lavados (vaginales) esos días“, que en el Islam además son de descanso de la oración y de ayuno durante el Ramadán. ”No por ello -añade- dejan de ser días de recogimiento, de reencuentro y de retiro; que es lo que se fomenta hoy en día en los encuentros de feminidad ancestral en muchos lugares del mundo“.

“Mi compañera de biología, Esther López, me cuenta que tiene alumnas de 17 o 18 años que le preguntan cosas muy básicas, como si pueden tener relaciones con la regla, si podían hacer pipí con un tampón o quedarse embarazadas, no disponen de esa información porque ha habido una desconexión en ese sentido”.

“Libres dentro de nuestra fe”

Muchas personas, continúa, ven en el Islam un contrario al feminismo, “pero tenemos muchos derechos que los hombres nos han quitado y debemos reconquistar para ser unas mujeres libres dentro de nuestra fe”. Las feministas occidentales “a veces nos ven como bichos raros; para ellas no existe el feminismo islámico porque creen que no se puede armonizar”. Y pone el foco también en muchos hombres en los países musulmanes que coartan esas libertades y derechos que asegura defiende el Corán.

Cita el derecho a la educación de las niñas, a escoger a nuestros maridos “aunque haya tradiciones que no lo establezcan así”, al divorcio o a viajar solas. “En el Islam tenemos derecho a decidir, pero es algo desconocido y que se ha silenciado por los que mandan por interés”. Otra de sus luchas es contra la ablación, “que no aparece en el Islam, es una falsedad”.

Dentro del abanico de fuentes feministas musulmanas cita a Asma Lamrabet, la ya fallecida Fátima Mernissi –pionera de esta visión del feminismo-, o las españolas Natalia Andújar, Carmen del río, Laure Rodriguez, Miriam Hatibi, Sirin Adlbi Sibai, o Helena Gutiérrez.

En su presentación en Afroféminas, reconoce la lucha de “miles de mujeres que a lo largo de los siglos han luchado contra viento y marea para romper con una sociedad que las tenía desprovistas de derechos y libertades”. “Mujeres valientes -insiste- ”cuyos logros estamos disfrutando hoy en día tanto las mujeres de aquí como las que hemos venido de fuera“.

Pero lanza un mensaje a las mujeres blancas, occidentales y europeas “cuyas miradas y actitudes están llenas de lástima y paternalismo respecto a las migrantes, africanas, magrebíes, árabes, latinas, gitanas, musulmanas… quiero decirles algo: es cierto que somos víctimas del machismo y del patriarcado en nuestros países, pero también lo somos aquí, donde además sufrimos racismo, rechazo e islamofobia”.

Por eso, recuerda, “nosotras, las 'otras', queremos hacerles saber que en todas las luchas femeninas del mundo el frente es común; queremos que dejen de hablar de nosotras, de lo que nos conviene o no, de lo que debemos hacer (...) Quiero que me dejen hablar a mí, que me dejen llevar a cabo la lucha a mi manera”.

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