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“En occidente siguen asociando a la musulmana con una mujer oprimida y analfabeta”

Hajar Koudad presume de sentirse especial por sus dobles raíces, marroquíes y españolas

Erena Calvo

El barrio murciano de Los Rosales, en El Palmar, podría confundirse perfectamente con cualquier ciudad marroquí. No falta de nada, su mezquita, las carnicerías halal, los pequeños bazares, locutorios, hasta los bares están en manos de marroquíes.

“Es la doble cara de la moneda porque por una parte los marroquíes se sienten como en casa, en comunidad, pero por otra parte les cuesta más integrarse fuera del barrio”. Habla Hajar Koudad, una joven marroquí de 18 años que es todo un ejemplo de integración.

En 2015 ganó el Premio Nacional de Juventud, con solo 16 años, por su trabajo como voluntaria con la comunidad inmigrante del barrio. Se define como una joven con un futuro brillante, con muchos sueños y esperanzas. Estudiante de filología inglesa, su pasión es la fotografía, parte central del proyecto por el recibió el galardón.

Has pasado las vacaciones en Marruecos, ¿Qué tal te sientes en tu país de origen?

Viajar a Marruecos me gusta mucho, es un país que me sigue sorprendiendo, con muchas culturas diferentes. La verdad es que allí me siento en paz, en mi lugar por un momento. No destaco tanto como aquí en España, me meto más en la masa y no soy tan visible. De vez en cuando viene bien el descanso de no tener puestas en ti las miradas por llevar pañuelo y parecer diferente.

Tú has trabajado por la integración desde muy pequeña, ¿Verdad?

Llevo haciéndolo desde los doce años, desde entonces he trabajado con todas las asociaciones del barrio. Me involucré mucho porque me veía reflejada en los niños pequeños, sobre todo los recién llegados, que se sienten perdidos y sin ayudas de orientación. No quería que pasaran por lo mismo que pasé yo.

¿Cuántos años tenías cuando te instalaste en España?

Llegue con 7 años, ya era mayorcita, y pasé a segundo de primaria sin saber ni una palabra de español. Fue complicado porque me mandaban deberes y como no entendía nada regresaba a la escuela con la hoja en blanco. Por aquel entonces mi madre empezaba a estudiar español, pero todavía no sabía mucho. A los 8 años descubrí la asociación Puentes de Encuentro, que ayuda a los niños a hacer los deberes por la tarde y cuando ya adquirí más destrezas empecé yo también a ayudar a otros niños.

¿Cuánto tiempo dedicas a las asociaciones del barrio?

Pues ahora menos, pero antes lo hacía todas las tardes de cuatro a seis. Me gustaba mantenerme ocupada porque si no me daba la sensación de que no aprovechaba el día. Esa era la idea que traté de trasmitir con el proyecto de la asociación Columbares que ganó el premio, porque si los niños y los jóvenes tienen tiempo libre en un barrio de estas características terminan metiéndose en problemas o, peor, en las drogas. Ahora hay muchas actividades, grupos de música, equipos de fútbol, clases de guitarra y bajo etc.

¿Cómo nació el proyecto?

Pues a partir de un taller de fotografía en el que participé como usuaria y que luego organicé yo para los niños pequeños, poco a poco se fue ampliando con otras asociaciones del barrio, para que no se quedara solo aquí en Columbares. Primero solo eran de fotografía pero luego se organizaron también de otras cosas. Por ejemplo, con Jóvenes por el Cambio hacíamos clases de refuerzo. El premio lo recibimos por la actividad comunitaria, en el apartado de comunicación intercultural. Nuestro proyecto intercultural era porque englobaba a gitanos, marroquíes, senegaleses y rumanos.

Al ser marroquí, ¿Crees que llegas más fácilmente a las comunidades con las que trabajáis?

Sí, las asociaciones dicen que es importante que colabore con ellos porque muchas veces hago de mediadora y porque, al menos los marroquíes, se sienten cómodos conmigo al ver una figura semejante a la que tienen en sus casas.

Los Rosales, ¿Es un barrio muy problemático?

Sobre todo hay un grave problema de drogas, es la imagen con la que están creciendo nuestros niños, así que para ellos es normal y es fácil que caigan en ellas.

¿La policía no interviene?

Podrían hacer mucho más, pasan totalmente del tema. Se sabe dónde está el origen del problema y sigue ahí desde hace más de veinte años.

En el barrio hay una mayoría marroquí, ¿No?

Hay muchos marroquíes, sí. Por ejemplo, en el barrio hay tres colegios dentro y tres en las afueras. En los que están dentro del barrio más del 90 por ciento del alumnado es marroquí y no hay ningún español que no sea gitano o de origen extranjero.

Y tú, ¿Cómo te sientes en Los Rosales?

Aquí me siento como en casa, dentro de una gran familia. Nunca he tenido problemas ni me he sentido discriminada. Aunque sea un barrio problemático, todos venimos del mismo sitio y tenemos los mismos intereses.

¿Y fuera?

Tampoco he sentido nunca ningún tipo de discriminación directa. Quizás me he podido sentir ofendida en alguna ocasión pero más en situaciones que no estaban provocadas con mala intención.

¿Crees que la visión que tienen los países occidentales de los inmigrantes es negativa?

En mi opinión, sí. Especialmente las mujeres que llevamos velo somos un blanco fácil, porque inmediatamente saben que somos musulmanas, y nos asocian con una imagen de mujeres oprimidas y analfabetas. A mí no me molestan las preguntas, pero los prejuicios sí.

¿Y sobre el Islam?

Hay muchos malentendidos a raíz de los atentados. Muchas personas entienden que los autores de esas barbaridades no representan nuestra religión pero también las hay que continúan pensando que sí la representan. Esto es una guerra con el objetivo de manchar la imagen del Islam. Por eso, veo necesario que los musulmanes salgamos a manifestarnos en contra de esos actos pero al mismo tiempo es agotador. Cada vez que hay un atentado tengo que ir explicando la situación uno a uno, incluso a mis amigos, eso agota; lo hemos dicho muchas veces. Lidiar con comentarios islamófobos es duro y al final tienes miedo de salir a la calle, a veces me siento culpable aunque sepa que esas personas no representan el Islam, te da vergüenza.

¿En Los Rosales estáis atentos a posibles conductas radicales?

Aquí todos los marroquíes odian el terrorismo, no tenemos este problema en principio. Hasta los niños se ponen furiosos cuando hay atentados y van explicando por ahí que eso no es Islam.

¿Cuáles crees que son las perspectivas de los jóvenes inmigrantes?

Referente a las mujeres, hay muchas jóvenes como yo pero están invisibles y les hace falta un empujón para terminar de desarrollar sus sueños y expectativas. Hay muchas chicas con potencial pero es verdad que tienen que superar muchas dificultades por parte de la comunidad porque tienen que enfrentarse a una familia tradicional que no acepta que una chica vaya en autobús sola y luego tienen que enfrentarse en la universidad a personas que no aceptan a chicas con pañuelo, muchas se rinden pero intento hacerles ver que hay que seguir luchando, que merece la pena.

¿Hacéis algún tipo de sensibilización en este sentido?

Hace poco di una charla a las mujeres del barrio para convencerlas y que vean lo positivo de que sus hijas terminen los estudios porque solo les dejan continuar mientras no tengan que salir del barrio. Di la charla con otras chicas marroquíes universitarias para trasladarles que el estudiar nos abre más puertas, nos da más oportunidades y valor, y no nos hace menos musulmanas. También nos reunimos una noche con los hombres y parece que están de acuerdo. Otro tema es el de los chicos marroquíes, que no terminan sus estudios y esa es una charla pendiente con los jóvenes porque quieren trabajo fácil y no tienen paciencia. Estamos recolectando chicos que hayan estudiado al menos un grado medio para que cuenten su experiencia.

¿Qué crees que podrían hacer españoles y marroquíes para integrarse mejor?

Los españoles podrían tratar al menos de conocer el barrio y ver que no pasa nada, y los marroquíes ser menos hostiles porque en Marruecos son muy abiertos y les gusta recibir al extranjero pero al llegar a España hay un cierre enorme. Creo que es miedo al rechazo o el querer conservar su cultura. He visto por ejemplo padres que no quieren que sus hijos jueguen con españoles porque creen que los van a corromper. No ha sido mi caso. Mi madre empezó en Marruecos la carrera de Derecho y siempre le ha gustado estudiar, creo que eso le ha dado una apertura de mente.

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