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Barcina dimite y fuerza que se decida la Presidencia de UPN de forma temporal

Barcina, durante la conferencia de prensa en la que ha anunciado su dimisión / Foto: Efe.

Garikoitz Montañés

Yolanda Barcina ha dimitido como presidenta de UPN. Esta decisión fuerza la elección de otra persona al frente del partido en una asamblea que, en un máximo de dos meses según los estatutos de la formación (es el máximo para una convocatoria extraordinaria de la asamblea general), sería elegida por todos los afiliados y afiliadas. No obstante, el proceso no sustituye al congreso extraordinario anunciado por la propia Barcina y que va a permitir renovar la cúpula de la formación, cuestión que en la asamblea no sería posible.

Esta sorprendente decisión se produce dos meses después de que la propia Barcina anunciara que dejaba la política y que no optaría a la reelección en la Presidencia de UPN, que ha mantenido durante dos mandatos y que, ahora, le habría permitido ocupar el puesto hasta 2017. Sin embargo, los resultados electorales, las dificultades de UPN para llegar a pactos con otras formaciones y su propio desgaste motivaron que la ya expresidenta de Navarra y de UPN diera un paso a un lado: anunció que se reincorporaba a la Universidad Pública de Navarra (UPNA), desde donde precisamente dio el salto a la política hace ahora 19 años.

Sin embargo, el proceso no será como se había anunciado hasta ahora. La renovación en la Presidencia se adelanta, pero no con un congreso extraordinario, como había avanzado Barcina. La dirigente ha dimitido y, de esta forma, ahora asume sus funciones el vicepresidente del partido, Juan Antonio Sola. Ahora se tendrá que organizar en un máximo de dos meses, tiempo que puede reducirse, una asamblea en la que todos los afiliados y afiliadas de la formación pueden optar a la Presidencia (no son necesarios avales) y votar. Una persona, un voto, sí, pero no se renueva al resto de la cúpula de la formación, como sí ocurre con el prometido congreso.

Barcina, en declaraciones en conferencia de prensa, ha insistido en que esta fórmula permite ganar tiempo porque “no se puede perder ni un minuto”, y evita que UPN cuente con un presidente o presidenta “a tiempo parcial”, como ocurría con ella tras reincorporarse a la UPNA. Pero, si esa decisión de volver a la universidad ya estaba tomada al anunciarse el congreso, ¿qué novedad ha habido en apenas dos meses para optar por otro proceso? Barcina únicamente ha respondido que “han cambiado varios temas”.

La cercanía de las elecciones generales, la decisión de con qué formaciones pactar (las coaliciones, según los estatutos, las propone el Comité Ejecutivo, que es el órgano de gobierno de UPN y tiene una vigencia de cuatro años, y las aprueba o rechaza el Consejo Político, integrado grosso modo por los cargos dentro del partido y los públicos) y la necesidad de una persona que lidere la sigla han motivado una decisión que, al final, permitirá elegir a un presidente o presidenta prácticamente de forma interina, hasta que se decida celebrar el congreso.

“Interinidad y provesionalidad”

La senadora Amelia Salanueva, la única que hasta la fecha ha confirmado que optará a presidir UPN (se da por segura la candidatura también de Javier Esparza, cabeza de lista de UPN al Parlamento foral, pero aún no la ha hecho oficial), afirma que esta situación de “interinidad y provisionalidad” no beneficia a la formación: “Si antes era urgente hacer un congreso, ahora más todavía”. Salanueva, vinculada al sector del partido más afín al expresidente Miguel Sanz, considera que ciertas decisiones clave, marcadas por las elecciones generales, no las puede encabezar una persona que ha sido elegida de forma provisional. “No sé dónde se gana tiempo con esta decisión. Esta dimisión ahonda en la falta de liderazgo y hurta la expectativa de los y las militantes de renovar a todos los órganos del partido”, sentencia.

Hasta el momento, lo único que estaba claro en UPN era la voluntad de sus dirigentes de celebrar ese congreso más pronto que tarde ya que, como ha reconocido Barcina, es necesaria prácticamente una refundación de UPN para atraer al electorado perdido. Ahora falta por comprobar si este proceso, como se aspiraba, logra unir a los bloques del partido, algo que la decisión ahora anunciada vuelve a poner a prueba.

(Edición actualizada).

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