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La importancia de no apellidarse con F: una profesora de Religión pierde su plaza en Navarra por un sorteo

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Rodrigo Saiz

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¿Se imagina no conseguir un puesto de trabajo por el apellido? Es lo que le ha pasado a una profesora del Religión en Navarra. Competía con otra docente por un puesto a jornada completa que se adjudicó mediante un sorteo por la letra del primer apellido, el de ella empezaba por 'F' y el de su rival por 'A', que fue quién se llevó la plaza.

Los hechos tuvieron lugar el 4 de septiembre en el acto público que el departamento de Educación organiza para adjudicar el destino de los profesores de religión dependientes de dicho departamento. En él la profesora cuyo apellido empieza por 'F', y que ha denunciado el caso ante el Defensor del Pueblo de Navarra, que le ha dado la razón, optaba a una plaza vacante que mejoraba sus condiciones laborales. Tras 15 años como profesora a media jornada tenía la oportunidad de optar a una plaza como docente fija.

Tanto ella como la otra profesora que optaba a la plaza tenían a sus espaldas 15 años de experiencia, por lo que empataban en antigüedad, el principal criterio que establece Educación para adjudicar una plaza. Al empatar en antigüedad la normativa nacional establece que deberá valorarse en primer lugar la experiencia docente como profesor de religión, y en segundo, las titulaciones académicas y, después, los cursos de formación. Sin embargo, en este caso no se siguió esa norma, ya que existe una Orden Foral del año 2013, que es la que aprueba las normas que rigen el proceso de contratación, que dice que, en caso de empate “la prelación entre los aspirantes se determinará por orden alfabético del primer apellido y, en su caso, del segundo, contados a partir de las letras que se obtengan en el sorteo que se celebre a tal efecto en el Servicio de Recursos Humanos”. Es decir, en caso de empate la plaza se adjudicará mediante un sorteo con las letras del abecedario.

El Defensor del Pueblo le dio la razón

La profesora que denunció el caso alega que no se trata de un sorteo justo ya que las dos no tuvieron las mismas posibilidades de obtener la plaza. Y es que en el sorteo una mano inocente saca una letra del abecedario y gana la que la letra de su primer apellido esté más cerca en orden descendente. En este caso salió la letra 'K' por lo que la más cercana en ese orden es la 'A'.

Tal y como recoge el Defensor del Pueblo de Navarra en la resolución que ha enviado al departamento de Educación del Gobierno foral recomendando que modifique el sistema de adjudicación de las plazas en caso de empate, la denunciante jugó con desventaja en el sorteo ya que solo tenía cinco opciones de ganar el sorteo porque su apellido empieza por por 'F', mientras que la otra docente, cuyo apellido empieza por la 'A', tenía veintidós.

El departamento de Educación ha reconocido al Defensor la injusticia del proceso, pero explica que “no cabe estimar la queja presentada por la docente ya que la Administración tiene la obligación de cumplir la legislación vigente”. El Defensor del Pueblo añade que el criterio establecido para dirimir el empate entre aspirantes que da prioridad a uno frente el otro a la hora de elegir destino “no garantiza la igualdad de oportunidades en el acceso a la función pública garantizado por la Constitución”.

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