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“El ébola no es un virus como la gripe, no se transmite tan bien”

Mikel Martínez Yoldi, doctor del Hospital Clínic de Barcelona / Foto: cedida.

Garikoitz Montañés

“La posibilidad de que llegue un caso de ébola a Europa, sin detectar previamente, es muy bajo”. El experto en microbiología pamplonés Mikel Martínez Yoldi transmite tranquilidad a la hora de hablar de la epidemia que afecta al oeste de África. Este médico del Hospital Clínic de Barcelona, exestudiante de la Universidad de Navarra y que realizó en 2009 su tesis en Lyon (Francia) precisamente sobre el ébola, no resta gravedad a la situación, pero sí confía en que los protocolos activados en Europa están funcionando. Entiende la expectación mediática y la preocupación surgida a pie de calle, pero insiste en que la transmisión no es tan sencilla. Este es su punto de vista sobre el ébola.

El pasado 11 de septiembre se activó el protocolo de ébola en Navarra por un posible caso que resultó ser malaria. En Bilbao ya había habido casos similares. ¿Estas alertas reflejan la preocupación surgida en torno a la enfermedad?11 de septiembreBilbao

La preocupación es normal porque se trata de la epidemia más importante, la más grande que ha habido nunca. Se habla [la Organización Mundial de la Salud] de 2.600 muertes y más de 5.000 afectados, que es más que todos los casos anteriores juntos. Sí es verdad que, si lo comparas con la gente que cada día muere en África de malaria, sida o tuberculosis, el número es mucho menor, pero la preocupación es normal.

¿Diría que los protocolos de actuación están funcionando?

Dada la gravedad de la situación, los países occidentales han desarrollado un protocolo de vigilancia para poder detectar esos casos. De ahí que, ante un cuadro clínico compatible, se pueda activar el protocolo hasta que se descarte la enfermedad.

Hasta el momento, todos esos casos han sido otra enfermedad, como malaria. ¿Eso no puede generar relajación, que se dé por hecho que será negativo en ébola?

Esos protocolos son lo que hay que hacer ante una situación de emergencia como esta. En realidad, las posibilidades de infección de ébola son muy bajas. Ya se está viendo. Los únicos casos positivos que han llegado a Europa han sido por misioneros [tras el nuevo traslado a España de otro afectado, Manuel García Viejo] que trabajaban en un hospital y han tenido la mala suerte de infectarse han tenido que ser repatriados. Así que, de momento, todos los casos han sido negativos, porque ya digo que la posibilidad de que llegue un caso a Europa sin saberlo previamente es muy baja.

¿No cree que pueda darse uno de esos casos, finalmente, en Europa? ¿No deberíamos asumirlo?

Es difícil saber qué va a pasar en el futuro, pero existe esa posibilidad, sí. Pero para eso existen esos protocolos de vigilancia, aunque la probabilidad es muy baja, y nunca ha pasado. Al final, hablamos de unos 5.000 afectados en un área donde conviven millones de personas.

Habla de que el virus no se transmite tan fácilmente, pero la sensación de la ciudadanía es la contraria.

Sí, eso puede ser por desconocimiento. En África se está extendiendo y no están consiguiendo controlarlo, pero se necesita un contacto directo por ejemplo con la sangre, el vómito o las heces del afectado. No hablamos de un virus, por ejemplo, como la gripe. No se transmite tan bien.

¿A qué atribuye entonces que no se esté controlando la epidemia?

Se trata más de las condiciones que hay. Los medios hospitalarios son escasos. Aunque, históricamente, este tipo de brotes se han controlado de la misma forma: se aísla a los positivos y se vigila a las personas que han estado en contacto con ellos. Y esas son medidas de contención eficaces. Lo que pasa es que, en este momento, hay varios países afectados.

Otra de las causas es la desconfianza por parte de la población de estos países en las infraestructuras sanitarias.

Sí, es un factor importante. Por cómo percibe la comunidad esa enfermedad. A menudo se niega o no se acepta.

En el futuro, ¿habrá que acostumbrarse a que haya brotes de ébola?

Si miramos las cifras, vemos que ha habido brotes cada año en África. Es verdad que han sido más pequeños, con 50, 100 o 200 casos, pero esas cifras ya son importante. Y la clave es que son impredecibles, no sabemos cuándo van a aparecer ni en qué zona. También sabemos, por ejemplo, que todos los años va a haber gripe, pero con el ébola no conocemos dónde va a salir.

¿Está claro dónde está el reservorio del virus?

Parece que las evidencias apuntan a algunas especies de murciélagos. Y que los monos y los gorilas también son sensibles a la infección y, cuando entran en contacto con humanos, se transmite…

¿Habrá una cura?

Es muy difícil saberlo. Hay fármacos y tratamientos experimentales que han parecido resultar efectivos, pero aún no tenemos ensayos clínicos con personas infectadas, y hacerlo con una vacuna parece complicado.

Sin embargo, el caso de los estadounidenses tratados con un fármaco experimental pareció generar esperanza. ¿Fue un golpe de suerte?los estadounidenses tratados

Realmente, lo que se necesita para comprobar si un medicamento funciona es un ensayo clínico con un grupo, porque con un solo caso no podemos esclarecer nada.

¿Esta epidemia va a impulsar la investigación?

Seguramente sí, con esta epidemia se desarrollará la investigación sobre el ébola.

¿El virus del ébola muturá?

Ese es un tema complicado, que hay que aclararlo bien. Los virus mutan por naturaleza y un virus ARN como este lo hace. Otra cuestión será ver si esa mutación lo convierte en más virulento o facilita su transmisión. Además, hay varios subtipos de este virus. Algunos tienen una mortalidad que ronda el 25 o 50% y otros, como el Zaire, que es el de la epidemia actual, pueden estar entre el 80 y el 90%, y sin embargo en este caso está siendo del 50%.

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