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Opinión - El problema de los tres gorros. Por Elisa Beni

Estafeta, de zona de fiesta a pista de carreras

Operarios de limpieza preparan el suelo para el encierro.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

El encierro, en su recorrido desde los corrales de Santo Domingo hasta la plaza de toros de Pamplona, discurre por algunas de las zonas más concurridas del ocio sanferminero. Pese a que los bares deben cerrar a las seis de la mañana, a las ocho el pavimento tiene que estar listo para ser una pista deportiva. Sin suciedad, ni deslizamientos, ni residuos. Esta exigencia convierte las labores de limpieza en una tarea contra el reloj, los excesos nocturnos y los requisitos de los corredores. Todo ello es posible gracias a una combinación de equipos que, progresivamente, desde las cuatro de la mañana, logra lo que, pocas horas antes y con la calle llena de público, parece imposible.

“La labor es increíble, y se consigue gracias a los nervios de acero de los operarios. Incluso a las ocho puede producirse algún fallo en una máquina y que se ensucie el recorrido, así que hasta el final tienen que mantener la tensión”, explica el director municipal de Conservación Urbana, Óscar Esquíroz. En estas labores participa el personal de la contrata de Limpieza (FCC), trabajadores municipales y parte de la maquinaria de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona, que por otro lado durante las fiestas también se encarga de la recogida de residuos en otras zonas de la ciudad. Incluso para la limpieza en vías como Estafeta es necesaria la labor de los policías forales y municipales, que velan por que los operarios de limpieza puedan realizar su trabajo. No en vano, también tienen que lidiar con quienes disfrutan de la noche, y no es raro que, por poner solo un ejemplo, se suban a las máquinas.

En definitiva, la limpieza del recorrido de encierro es “un baile de mecanismos”. Primero, a las cuatro de la mañana, un equipo de unos ocho operarios recoge la basura acumulada en los bares y restaurantes. Para ello, un gran camión recolector accede a la calle Estafeta por la zona de Telefónica. Esta labor, previsiblemente, termina sobre las 07:00 horas. No obstante, ya antes, a las cinco, dos máquinas barredoras pasan por la zona y, después, dos baldeadoras. La cuestión de si debía limpiarse con agua el pavimento, así como por ejemplo si tendrían que quitarse las aceras o probar otros sistemas, siempre ha generado debate, pero finalmente se ha decidido apostar por el agua y el desengrasante.

Así ha sido, al menos, desde hace prácticamente siete años. Haber llegado a este punto en la limpieza para el encierro, que Esquíroz considera prácticamente inmejorable, es el resultado de continuos ensayos e incorporaciones. Por ejemplo, este es el caso del tratamiento antideslizante del pavimento de Mercaderes, que se probó en 2005 y se ha mantenido desde entonces. Así, el pasado 1 de julio, a las 23.00 horas, la firma Antideslizantes Pavitec extendió una solución química en la zona, donde se concentran algunas de las situaciones más peligrosas del encierro, para evitar resbalones de los toros o bien que estos puedan levantarse con rapidez. Este sistema, según precisó entonces el Ayuntamiento a través de un comunicado, ha permitido reducir el tiempo del encierro en entre 20 y 40 segundos.

Durante la última hora

En cuanto a la limpieza del pavimento, aún quedan por delante dos últimos repasos. Ya a las mencionadas 07.00 horas, un nuevo equipo de ocho trabajadores arranca desde los corrales hacia la plaza de toros, mientras un segundo grupo realiza el recorrido inverso. Finalmente, ya desde las 07.30 horas, se da el toque final: con sopladoras y otros operarios, se recogen los últimos residuos, que continuamente se están depositando incluso durante las labores de limpieza. Toda la zona, en principio, debe estar lista y libre de máquinas para un cuarto de hora después, cuando una representación de autoridades recorre las calles a pie para comprobar el resultado final.

Este operativo prácticamente duraría una quinta parte si el recorrido no fuera una zona de ocio. Compaginar las dos labores, la limpieza para el encierro y la noche liberadora, es para Esquíroz una dificultad añadida. Por ello resulta clave que los bares cumplan el horario previsto, algo en lo que el director de Conservación Urbana cree que se han logrado avances porque “no tiene sentido que apuren el cierre. Por eso se ha logrado una mayor concienciación”. Al final, no se trata de limpiar simplemente la calle, sino de dejar el suelo preparado para una carrera peligrosa en la que hay que limitar los riesgos.

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