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Uvas y frutos secos: productos típicos de las fiestas que son peligrosos para los niños pequeños

Aplicar el 21 por ciento de IVA a los comedores escolares provocará 22.500 despidos en septiembre

Belén Remacha

Esta Nochevieja, un niño de 3 años falleció en Gijón atragantándose con una uva. Llegó al hospital sin respiración ni pulso, por lo que no pudieron reanimarlo. La tragedia ha hecho que estos primeros días de 2019 muchos pediatras estén recordando, por un lado, las recomendaciones alimenticias para niños y niñas; y por otro, la importancia de conocer maniobras de primeros auxilios. Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), la “aspiración de cuerpo extraño”, es decir, el atragantamiento, es la segunda causa de muerte doméstica de niños de 1 a 3 años.

La AEP, en un artículo sobre prevención en menores de la ingesta de cuerpos extraños, hace alusión a las uvas insistiendo en que, como las salchichas y otros alimentos “suaves y redondos”, hay que cortarlas “a lo largo”. Otros pediatras, como Alberto García Salido, directamente recomiendan que no se les de este alimento a menores de 5 años. Como la AEP, enumera en la lista además de las uvas y salchichas, frutos secos de toda índole –palomitas, almendras, nueces, pipas, maíz–, chicles y caramelos duros.

Pilar Storch de Gracia Calvo, pediatra en el Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid, recuerda que “teóricamente, los pediatras deben incidir en esto. En las revisiones, un ítem es hablar sobre accidentes. En la práctica, siendo realista: no tienes tiempo de hablar de todo. También habría que hacerlo sobre quemaduras solares, por ejemplo”. Con los frutos secos, dice, sí “se insiste: todo el mundo sabe que darle pipas o kikos a un niño pequeño es peligroso. No tengo claro si se sabe que lo es hasta los 5 años”.

Es necesario tenerlo presente, recuerda, en las familias pero también en los comedores escolares. Para ella, es una cuestión, por una parte, de “sentido común”: “El problema de la uva, y de la salchicha, es que no se deshace, y tiene el mismo diámetro que una tráquea de niño. Si se parte en cuatro trozos, por ejemplo, sí puede servirse a los pequeños”. Por otro, de “educación”: “Hay cosas que simplemente la gente no ha pensado y no se ha dado cuenta. Pero si informas, todo el mundo lo va a seguir”.

Nociones básicas de primeros auxilios

En la Guía Práctica de Primeros Auxilios para padres y madres elaborada por el Niño Jesús por los doctores Juan Casado y Raquel Jiménez, indicen en primer lugar en reconocer los síntomas de un atragantamiento en niñas y niños tan pequeños. La complicación de lo conocido coloquialmente como “irse por el otro lado” lo describen como “un acceso brusco de tos. Puede acompañarse de dificultad para hablar o respirar, afonía, palidez o color morado de los labios, o el niño puede dejar de respirar y perder el conocimiento”.

En dicha guía diferencian si la obstrucción es leve o si es grave. Cuando el niño está consciente y la tos es fuerte o efectiva, puede respirar, hablar o llorar y no cambia el color de sus labios, estamos ante un caso leve: hay que incorporarle, estimularle para que continúe tosiendo y vigilar que no presente signos de complicación como dificultad para respirar o tragar, arcadas, tos persistente, afonía o babeo. Cuando el niño también está consciente pero su tos es débil, no puede respirar, hablar o llorar o sí se pone azul, la situación es grave: además de pedir ayuda, como respuesta inmediata hay que mirarle la boca y, si el objeto o alimento con el que se ha atragantado es visible y accesible, sacárselo con la mano. Habría que hacerlo con el dedo en posición de gancho y de atrás hacia adelante.

Los primeros auxilios a realizar difieren si el niño es un bebé menor de 1 año, en cuyo caso hay que dar cinco golpes con el talón de la mano en la espalda y otros cinco con dos dedos en la zona media del pecho. Si es mayor de 1 año hay que dar cinco golpes en la espalda y presionar el abdomen desde atrás, esta última conocida como maniobra de Heimlich. Hay que repetirlo tantas veces como sea necesario hasta que el menor expulse el objeto. Si el niño llega a estar inconsciente, hay que pasar a hacer una reanimación cardiopulmonar: abrir la vía aérea, realizar un boca a boca y compresiones torácicas.

La pediatra Storch de Gracia remarca que debería ser esencial formación sobre estos primeros auxilios en las familias y entre el profesorado, a lo que ahora por lo general en los centros no se le dedica tiempo ni se lleva control. “En el hospital hicimos un curso dirigido a padres, no solo de reanimación sino de cosas como administrar adrenalina, y hubo lista de espera. Hay necesidad de esto”, cuenta. Sobre todo porque es una formación que necesita “renovarse”. “Cuando hay un caso como el de Gijón todos de repente se vuelve sobre el tema, pero en la práctica es algo poco frecuente. Son maniobras muy sencillas, que si las conoces se hacen casi sin pensar ni razonar. Los profesores deberían reciclarse cada dos años, porque lo más probable es que no lo hagan nunca en su vida, y si un día les toca es fácil que no se acuerden”.

Problema potencial: los globos

Como prevención, desde la Asociación de Pedriatría mencionan más consejos básicos aparte del cuidado con productos como uvas y los frutos secos: no hacer reír o llorar a niños pequeños mientras estén comiendo; prestar atención en enseñar a masticar despacio, especialmente los frutos secos; enseñar a sentarse bien y a no correr ni jugar mientras se come y siempre vigilar mientras comen. También mencionan que se eviten alimentos que contengan objetos pequeños dentro y que en ocasiones están dirigidos a niños, es decir, como los huevos Kinder. Otro que pediatras como Alberto García Salido señala como potencialmente peligroso si no se parten adecuadamente y que se asocia al consumo de niños son los lacasitos.

Desde la AEP también hacen un repaso en cuanto a legislación: hay especificaciones estatales sobre etiquetado y se prohíbe la “fabricación y comercialización de los productos de apariencia engañosa que pongan en peligro la salud o seguridad de los consumidores” por su forma, color o presentación, y las normas para considerar un producto potencialmente peligroso y que así se indique. Pero echan en falta la obligatoriedad de que se advierta en las bolsas de plástico la potencial peligrosidad, y la advertencia en bolsas de frutos secos sobre el peligro de consumo infantil.

El pediatra Alberto García Salido hablaba también de los globos. “Sobre eso sí que no hay noción”, explica Storch de Gracia. “Ya no es que los hinchen, es que los muerden. Se los llevan a la boca, si explota y salen disparados pueden metérseles hasta la tráquea y son supercomplicados de sacar. La gente no te hace caso con esto: creen que es una exageración. Y es verdad, a la mayoría no le va a ocurrir. Pero si pasa puede terminar en muerte o causar daños cerebrales graves”.

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