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Edurne Portela: “ETA nos afectó a todos, no solo a víctimas y verdugos”

Edurne Portela

Maialen Ferreira

Edurne Portela (Santurtzi, 1975) es una historiadora, filóloga y escritora vasca. En sus obras, Portela aborda e investiga la temática de la violencia en diferentes vertientes, desde la violencia vivida en la sociedad vasca durante el auge de ETA con su ensayo El Eco de los Disparos a la violencia cotidiana de las relaciones tóxicas con su última novela, titulada Formas de estar lejos. Su trayectoria la ha llevado a vivir durante muchos años al otro lado del charco, en Estados Unidos. Actualmente, es una vasca afincada en Madrid pero ha vuelto a su Euskadi natal para ser una de las ponentes en el seminario Miradas antes y después de ETA, en el que han participado personalidades importantes y víctimas, y han analizado aquella época cada uno desde su perspectiva.

Para Portela, lo que ocurrió en aquella época en Euskadi es algo que afecta a toda la sociedad en conjunto y no sólo a las víctimas y verdugos, una herida en la que todos han sido testigos o han tenido “de maneras más o menos intensas” alguna vivencia relacionada con la violencia. Sobre el panorama político actual, la escritora señala que está “absolutamente decepcionada y desesperanzada” con los políticos, a los que, ha indicado “ni si quiera vale la pena valorar”.

Tanto en su obra como novelista como en sus ensayos aborda e investiga la temática de la violencia en diferentes vertientes, desde la violencia vivida en la sociedad vasca durante el auge de ETA con su obra El Eco de los Disparos hasta la violencia cotidiana de las relaciones tóxicas en Formas de estar lejos. ¿Qué le lleva a escribir sobre la violencia? El Eco de los Disparos

Siempre he estado interesada en cómo la literatura nos puede abrir una ventana a la comprensión de los efectos de la violencia física o psicológica o las dos (individual o colectiva), cómo elaboramos historias que nos acercan a ella, que nos interpelan y despiertan en nosotros eso que en el ensayo El eco de los disparos denominé “imaginación ética”, que es aquélla que nos provoca una nueva forma de mirar y acercarnos a un dolor que hasta ese momento no habíamos visto o nos había resultado indiferente. La violencia es una realidad ineludible, inminente, que siempre nos está rozando —si es que no nos ha tocado ya— y, por tanto su escritura para mí es inevitable. Como ha dicho el escritor colombiano Giuseppe Caputo, “interesarse por el mundo es interesarse por la violencia; para escribir el mundo, hay que escribir la violencia”. La pregunta es si somos capaces de escribirla, de representar la magnitud de su impacto. Y en ese intento constante de entenderla y representarla es donde se mueve mi reflexión y mi escritura.

Durante su ponencia la semana pasada en el seminario Miradas al antes y el después de ETA aseguró que “uno de los mayores retos del final de ETA es trasladar a la ciudadanía que todos somos responsables de una convivencia cívica” y resaltó lo importante que es destacar que la responsabilidad de ello no es solo “de víctimas y victimarios sino de la sociedad en conjunto”. ¿Qué le diría a aquellos ciudadanos que sienten el conflicto de ETA como algo ajeno y pueden no estar de acuerdo con su punto de vista?ponencia la semana pasada en el seminario Miradas al antes y el después de ETA

Les diría que lo pasó en Euskadi con ETA nos afecta a todos y a todas, que no fue un problema que afectara solo a víctimas y verdugos de todo signo. Les invitaría a situarse conmigo al mirar al pasado yo no he sido ni víctima ni victimario, pero sí, como la mayoría de la sociedad vasca, he sido testigo; la violencia, como a la inmensa mayoría de las personas de mi generación o mayores, me ha rozado. Les preguntaría: ¿cuántas historias relacionadas con la violencia en Euskadi conocen? ¿No conocen a nadie del pueblo que haya estado en la cárcel, un rumor sobre una familia que fue extorsionada, acaso en su pueblo no hay ninguna víctima de ETA? ¿No conocen a ninguna familia que recorre miles de kilómetros para visitar a un hijo en la cárcel? Seguramente tendrán que reconocer que algo de esta historia les ha tocado y si es así, ¿van a negar su existencia? ¿Van a negar su propia historia? Las últimas décadas han dejado una sociedad herida, en la que todos de maneras más o menos intensas hemos tenido alguna vivencia relacionada con la violencia. Si bien eso es importantísimo, no debería ser el único enfoque. La convivencia debería estar basada en el conocimiento y, con él, el reconocimiento de que es una historia de todos. Y ese trabajo no le toca sólo a las víctimas y los victimarios (sean del signo que sean), sería injusto que así fuera. Nos toca a todo el conjunto social.

Usted, además de escritora, historiadora y filóloga es columnista. ¿Sobre qué tema no le gustaría tener que escribir una columna?

La verdad es que casi siempre escribo sobre temas que me incomodan o me cabrean, así que lo hago casi todas las semanas. Por ejemplo, cuando he escrito sobre la impunidad de los torturadores del franquismo o sobre feminicidios. Me hubiera gustado no tener que escribir sobre la mayoría de los temas que escribo.

Resulta incómodo escribir sobre ETA siendo usted de un pueblo como

Santurtzi? Teniendo en cuenta que a pesar de que es en los propios

pueblos donde más se ha sufrido por el conflicto, también es donde

menos gusta hablar del tema.

Cuando escribo, ya sean mis columnas o mis libros, intento no pensar en los lectores y las consecuencias incómodas o negativas que pueda tener el texto. Si lo hiciera, me bloquearía totalmente y posiblemente me entraría miedo de publicar algunas cosas por las posibles consecuencias. Así que intento enfocarme en la escritura y no autocensurarme. Eso sí, cuando he entregado el texto y llega el momento de la publicación a veces me angustio un poco. Pero bueno, tengo muy asumido que hay gente a la que le va a sentar mal lo que escribo, que me va a atacar e incluso insultar. De todas formas, en Santurtzi solo he recibido alegrías. Hace pocos meses me reuní con un club de lectura con un montón de mujeres que habían leído Mejor la ausencia y fue una de las experiencias más bonitas que he tenido.

¿Qué valoración da acerca de la sentencia del procés y cómo se está movilizando el pueblo catalán al respecto? ¿Y sobre el Caso Altsasu?

Prefiero no contestar a esas preguntas. Requerirían una explicación extensa y bien argumentada sobre eso que Joaquín Giménez llamó el otro día “devastación jurídica” y no me siento capaz ahora de hacerlo. Me parece todo un despropósito y una vergüenza, pero esa no sería una respuesta seria.

Formas de estar lejos es una historia sobre una relación tóxicaFormas de estar lejos

en la que una mujer se ve atrapada en una espiral violenta de la que

no será consciente. ¿Considera que la sociedad es cada vez más

consciente de la lacra del machismo?

Creo que sí, pero todavía queda mucho por hacer porque pensamos que violencia machista es sólo cuando a una mujer la agreden físicamente, pero la violencia machista es mucho más que eso y se da en todas las clases y condiciones sociales porque en definitiva responde a patrones de comportamiento asumidos y normalizados.

¿Qué le diría a aquellas personas y políticos que utilizan el argumento de las supuestas denuncias falsas para deslegitimar la lucha feminista?

¿Qué les diría? Pues que son unos sinvergüenzas y que mienten y la mentira es siempre consciente e interesada. Está en juego la seguridad y la integridad de las mujeres y esa gentuza habla de denuncias falsas. Quieren que la violencia contra la mujer se perpetúe. Así de simple y brutal.

De cara a la repetición de las elecciones el próximo 10N. ¿Cómo valora el panorama político español?

No soy capaz de valorarlo. Estoy absolutamente decepcionada y desesperanzada. Creo que el 10N va a ser un desastre y que este país se va a la mierda. Ya sé, no es una valoración, es un exabrupto, pero los políticos sin excepción han conseguido que muchas lleguemos aquí, a esta sensación de que ni siquiera merece la pena valorarlos.

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