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Mujeres baserritarras: pasado y futuro del desarrollo de la tierra

Mujeres baserritarras en la charla organizada por Zero Pobrezia 'Mujeres, semilla y futuro del desarrollo de la tierra'

Paola Fernández

San Sebastián —

Según la FAO más de 1.200.000 personas en el mundo pasan hambre, de estas el 70% se dedican a la agricultura, y de estas personas el 70% son mujeres. A partir de estos datos la plataforma Zero Pobrezia en San Sebastián comenzó a realizar un profundo análisis de la pobreza y “tallar las alternativas que se están dando, de mano de la agricultura”. Para exponer las experiencias de tres mujeres y baserritarras vascas esta plataforma ha organizado la charla ‘Mujeres, semilla y futuro del desarrollo de la tierra’.

La representante de Vía Campesina en Euskadi, Maite Aristegi, más conocida por ser diputada de Amaiur en el Congreso, nació en un caserío en el municipio guipuzcoano de Bergara. En este entorno aprendió “lo que es el amor a la tierra, a la vecindad y al pueblo” de mano de sus padres, pero sobretodo de su madre, que era quien habitualmente se encargaba de las tareas del caserío. Asegura que hoy en día ha podido aplicar ese aprendizaje a la vida y continúa con su vida en el pueblo, regentando un agroturismo, cuando el Congreso de los Diputados se los permite. Aristegi apunta que ahora “es muy difícil vivir de la tierra, nos han quitado esa capacidad”, ya que la agricultura ha pasado de considerarse como “derecho fundamental de alimentarse a ser mercancía”.

A su juicio, la agricultura industrial “nos ha hundido”. La diputada de Amaiur considera que al ser las mujeres las que históricamente se han encargado de los caseríos “se daba más valor a las pequeñas cosas”, como vender el producto casa por casa, “había una relación de confianza y responsabilidad con el consumidor”. Y precisamente las mujeres han sido “quienes peor han salido paradas en las nuevas políticas agrarias” denuncia. Según Aristegi los datos apuntan que el 80% de las ayudas en el estado van a las grandes explotaciones y sólo el 20% a los pequeños agricultores, muchos de ellos mujeres. Además, concluye que “lo que comemos es puro veneno, así que volvamos a trabajar la tierra como lo hacían nuestros antepasados”.

Por su parte, Ana Eizagirre en representación de la Asociación ‘Hitzez – Emakume Baserritarren Elkartea’ produce leche y algo de carne en su caserío de Zumaia. Eizagirre defiende que antes los baserritarras eran “mucho más autónomos, no necesitaban subvenciones”, sin embargo hoy en día “nos hemos dejado llevar por las políticas feroces”. En su caso tuvo que pedir una hipoteca y aunque han pasado momentos difíciles están consiguiendo “dar la vuelta a la situación”. La representante de Hitzez culpa de esta situación que viven muchas pequeñas empresas ganaderas y agrícolas a la “gran competencia extranjera”. Por ello, también cree que “se recuperarán puestos de trabajo, recuperando las tierras”.

“Necesitamos la naturaleza”

Leticia Urretabizkaia pertenece al grupo Decrecimiento que critica que “el sistema capitalista en el que vivimos se basa en el crecimiento ilimitado, cuando eso es imposible”. Así, defienden que “somos ecodependientes, necesitamos a la naturaleza y ella nos necesita, además de interdependientes” esto es, “somos personas emocionales y nos necesitamos mutuamente”. En su libro ‘Las mujeres baserritarras: análisis y perspectivas de futuro desde la Soberanía Alimentaria’ Urretabizkaia analiza esta teoría desde una perspectiva feminista.

Asimismo, han realizado una reflexión en cuanto al consumo y el género, ya que hoy en día nuestra dieta es “mucho menos sana”. A su juicio, “se ha bajado el presupuesto a la alimentación, además en el momento en el que las mujeres trabajan no se compra tanto en el mercado, porque no hay tiempo”. Por ello, creen que la solución parte de “gestionar esta situación de una manera más colectiva”, porque la buena alimentación es un derecho fundamental. Finalmente, Urretabizkaia admitía que existe esperanza porque “se está dando, de unos años aquí, un cambio en revalorizar la alimentación y los baserris con iniciativas como los Grupos de Consumo”.

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