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“A los adolescentes les molesta mucho la ausencia de celos por parte de su pareja”

Paola Fernández

San Sebastián —

Durante la adolescencia se viven nuevas experiencias como la primera relación amorosa. En estas primeras relaciones muchos jóvenes se ven abocados a la violencia, sobre todo por los celos, y teniendo en cuenta la gran utilización que hacen de las redes sociales. Se trata de un fenómeno que va en aumento. En el marco del Curso de verano de la UPV/EHU ‘Educación afectivo sexual en la adolescencia’ la doctora en Psicología, Alazne Aizpitarte, ha ofrecido la charla sobre los ‘Factores de riesgo de la violencia en el noviazgo y su prevención’, en la que ha intentado desgranar y explicar el por qué de estos comportamientos en los jóvenes de hoy en día.

Pregunta. En su charla apunta que la característica de la violencia bidireccional es una de las diferencias entre relaciones más adultas y las de los adolescentes.

Respuesta. La bidireccionalidad es un fenómeno que se da en población general de jóvenes. La violencia más visible de la que hablamos continuamente, esto es, la violencia de género, es una violencia unidireccional, del varón a la mujer. Pero lo que se ha visto en los estudios, tanto en países como EE.UU como aquí, es la bidireccionalidad o mutualidad en los actos violentos. Por lo tanto una chica puede tener conductas sutiles como controlarle a su pareja mucho el móvil, aislarle de los amigos o decirle que esté con ella todo el tiempo. Pero el chico también se lo devuelve. Se da mutualidad en esa violencia normalmente sutil que caracteriza a la violencia en el noviazgo. Es mutuo y apunta a una dinámica establecida, más que algo que va sólo en una dirección, que es de lo que generalmente se habla.

P. ¿Es común el fenómeno de los celos en las parejas de adolescentes?

R. Sí. De hecho, el tema está en que necesitan sentirse queridos y atendidos todo el tiempo. Así, ponen a prueba a la otra persona para ver si se altera, y si no se altera es que no le quiere. Es la conclusión simple que ellos sacan. También se alteran por lo celos, porque su pareja está bailando, mirando o hablando con otra persona, pero también se alteran cuando su pareja no muestra signos de estar celoso. Es la ausencia de celos lo que les molesta mucho y provoca conflicto. Discuten bastante por esto.

P. ¿Puede ser que estas actitudes vengan por el 'efecto contagio' en el ámbito de los amigos?

R. Hay que tener en cuenta que en la adolescencia están en plena búsqueda de su identidad y en esa búsqueda también se identifican con ciertos grupos de iguales, por tanto ¿qué es antes el huevo o la gallina? Sí que hay un efecto contagio, por llamarlo de alguna forma, pero los tiros van más porque vean comportamientos frecuentes como normales. Se llama efecto contagio porque pueden ser actitudes que las ven mucho y las asocian con una pauta normal y aceptable del día a día.

P. ¿El fenómeno de la violencia sexual en adolescentes se ha visto aumentado por el uso de las redes sociales o solo es un factor más?

R. Lo que pasa es que las redes sociales lo han complicado todo, en general. En este sentido, creo que se junta la coerción sexual con todo el tema de la intimidad. La coerción sexual no es algo que se pueda hacer directamente, por ejemplo pueden difundir fotos íntimas por el WhatsApp. Eso es algo que está atacando tu intimidad, aunque no sea una agresión física. Yo creo que se tiene que controlar este tema porque puede tener consecuencias bastante severas.

P. En tu nintervención hablas de la necesidad de protocolos en centros educativos o centros específicos para esta problemática. ¿Crees que todavía no se ha puesto el foco en este ámbito?

R. Por el momento tiene un abordaje bastante de género. Por eso lo que me preocupa es que los chicos que lo estén vivenciando no acudan a pedir ayuda, porque se asocia en parte una violencia de protección a la mujer, que por supuesto ahí se está haciendo un trabajo estupendo, pero el chico adolescente no tiene cabida y se sienten muy desamparados. Mínimamente que les orienten de si lo que están viviendo es algo normal o no. Lo que sí que creo es que hacen falta asociaciones que no vinculen esta violencia con la violencia de género, para que tengan cabida también los chicos que puedan estar en una situación de acoso.

P. ¿Si no se abordan estos problemas en la adolescencia o incluso en la educación primaria, chicos con patrones machistas pueden llegar a ser maltratadores?

R. Sería un cúmulo de influencias. No hablaría de maltratadores, pero sí de tendencia a que mantengan y establezcan relaciones conflictivas. No sabemos hasta qué punto y qué factores se juntarían para desencadenar que sean maltratadores, que también hay casos. Yo creo que lo importante es que diferencien una relación sana de una insana, de donde están los límites, de aquí tienes que parar independientemente de que lo veas con frecuencia.

P. La intervención de la familia puede ser clave, pero muchos adolescentes no cuentan nada a los padres.

R. Yo creo que según la relación con la familia. Pero en general no lo cuentan porque es una característica de la adolescencia, que empiezan a ocultar cosas, a no hablar con los padres. Muchas veces se sienten atacados o juzgados, o les preguntan por qué todo el tiempo, cuestión que les fastidia enormemente.

P. ¿Y cómo podrían darse cuenta de que un chaval está sufriendo este tipo de violencia?

R. Si ya la adolescencia normal es complicada, cuando se juntan con este tipo de problemas mucho más. Hay que estar muy pendiente de ellos y sobre todo ver las reacciones que tienen con todo lo que tiene que ver con el móvil, por ejemplo si hay nerviosismo cuando les llaman. Este tipo de cosas que un padre, si mínimamente se fija, se da cuenta de cómo cambia el estado emocional. Por ejemplo, que no salga con los amigos o que de golpe empiece a fallar a las actividades que le gustan. Otra cosa es cómo hablar con ellos o que te lo cuenten, por eso yo creo que tiene que haber algo de mediación con la escuela.

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