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Sobre este blog

Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

Nos dijeron que todo iría bien (y cien mil idioteces más)

Nos dijeron que ser formal era sinónimo de obedecer y no querrás tú acabar como el Cojo Manteca (FOTO: Reportaje de Interviú)

Iker Armentia

Nos dijeron que todo iría bien y que si estudiábamos una carrera, no tendríamos problemas, que fuéramos por ciencias aunque las aborreciéramos, porque de las letras no se vivía y que, de todas formas, siempre podríamos dejar los estudios y convertir los panes en peces gracias al milagro económico español. Nos dijeron tantas cosas. Cuando con 16 años nos rompieron el corazón, nos llegaron a decir que no sabíamos nada del amor, y que ese dolor se nos pasaría en cinco días, como la gripe.

Después nos dijeron que nos compráramos una casa porque los alquileres eran un sumidero de tirar pasta, una costumbre extravagante de guiris que se despelotan en los parques con el primer rayo de sol, y que si los pisos estaban tan caros era síntoma de que todo marchaba genial y el Madrid sería otra vez campeón de Europa. Nos dijeron que en nuestras cadenas venía escrita la palabra libertad.

Nos dijeron que era mejor tener un buen coche que leer un buen libro (y que un coche de 16.000 euros era más barato que un libro de 18). Nos dijeron que si no teníamos el dinero para comprar el coche ellos nos lo darían encantados, que firmáramos abajo a la derecha, y que oye, si tus padres tenían algo guardado podrían invertirlo en preferentes, y en caso de un imprevisto, no tendrían más que sacar el dinero, así de fácil.

Durante mucho tiempo nos dijeron que ahorrar era una costumbre de gente muy antigua que ha pasado hambre, ahorrar era peor que el comunismo, los billetes tenían que circular, moverse, entrar y salir de los bolsillos, y en ocasiones quedarse en los suyos.

Pero nos aclararon que sus ladrones eran poquitos, que ellos eran honrados, salvo algunas manzanas podridas que se escondían en Laos, que mejor haríamos en preocuparnos por nuestros ladrones porque eran muchos más, y por eso nos dijeron que era necesaria más policía, para defendernos de nosotros mismos derribando nuestras puertas a patadas.

Nos dijeron que ser formal era sinónimo de obedecer y no querrás tú acabar como el Cojo Manteca. Nos vinieron con que Nirvana era una mierda, y mucho mejor Sabina. Y que un euro era lo mismo que cien pesetas cuando pedías un café.

Nos pidieron que no habláramos mal del rey porque hacia mucho tiempo en una lejana galaxia el rey había salvado a la Humanidad con su láser campechano. Nos dijeron que Rato era el mejor ministro de la democracia y que Pedro Ruiz tenía gracia. Se atrevieron a decir que le creyéramos a él, que Sadam Husein tenía armas de destrucción masiva y que podíamos estar seguros de que nos estaba diciendo la verdad.

Nos dijeron que tendríamos un Guggenheim y un AVE en cada barrio cuando ni siquiera se los habíamos pedido, y que lo cool era pasar las Navidades en Nueva York y no en el pueblo comiendo torrijas. Nos llamaron cutres por alternar en bares con sombrillas de San Miguel mientras la gente interesante estaba esperándonos en los gastropubs.

Nos dijeron que el fin de la historia había llegado, y que las ideologías se habían pasado de moda como los filetes de hígado habían desaparecido de las carnicerías, y que la única razón para ponerse triste era haber visto Los Puentes de Madison. Nos dijeron que todo iría bien, que todo iba bien. Nos dijeron tanta basura.

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Iker Armentia es periodista. Desde 1998 contando historias en la Cadena Ser. Especializado en mirar bajo las alfombras, destapó el escándalo de las 'preferentes vascas' y ha investigado sobre el fracking. Ha colaborado con El País y realizado reportajes en Bolivia, Argentina y el Sahara, entre otros lugares del mundo. En la actualidad trabaja en los servicios informativos de la Cadena Ser en Euskadi. Es adicto a Twitter. En este blog publica una columna de opinión los sábados.

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