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Franco pierde el título de Alcalde Honorario de Santander y todas las distinciones concedidas por la ciudad

Un operario trabaja en la retirada de la estatua de Franco en Santander. |

Laro García

Francisco Franco deja de ser Alcalde Honorario de Santander y pierde todas las distinciones concedidas durante la dictadura, como la Medalla de Oro y la Llave de Oro de la ciudad, y una comisión de expertos elaborará un informe sobre las calles, escudos, placas, títulos y honores que incumplan la Ley de Memoria Histórica aprobada en 2007. Así lo ha decidido el pleno municipal del Ayuntamiento de la capital de Cantabria con los votos favorables de todos los grupos políticos.

El portavoz municipal del PSOE, Pedro Casares, había registrado una moción en la que pedía que se retiren a Franco todas estas distinciones dado que “Santander es de las pocas ciudades en las que se siguen manteniendo las máximas condecoraciones al dictador”. Y el PP trató de restar importancia a la iniciativa presentando una propuesta “calcada” -en palabras del alcalde, Íñigo de la Serna- a otra defendida por Izquierda Unida en agosto y aprobada por el pleno sobre el mismo asunto.

Durante su intervención, el líder socialista ha asegurado que “el hecho de que sigan vigentes estos reconocimientos pone de manifiesto la nula voluntad del Partido Popular por borrar algunas señas de un pasado poco memorable” y ha recordado que muchas ciudades españolas “hace mucho tiempo” que retiraron estas condecoraciones “para reconciliarse con un pasado que atormenta y divide”.

Con pequeños matices, todos los grupos municipales con representación en el Ayuntamiento -PP, PSOE, PRC, Ciudadanos, Ganemos Santander e Izquierda Unida- han apoyado un texto con el que, a juicio de Pedro Casares, “se restituye el pasado para seguir avanzando en un marco de convivencia plural y tolerante”.

Todos los grupos han estado de acuerdo en retirar estos títulos y también en continuar con la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones relacionadas con la Guerra Civil o la dictadura, como así se acordó ya, también por unanimidad, en el pleno ordinario del mes de agosto.

El PP ha llevado al pleno una moción para ratificar, precisamente, ese compromiso adoptado en agosto y para instar al Consistorio a adoptar de inmediato las medidas oportunas para determinar las menciones en el callejero o eliminar los vestigios que incumplen la Ley de Memoria Histórica y elaborar un catálogo para proceder a su cambio.

Casares, a pesar de votar a favor, ha lamentado que la propuesta que ha presentado el equipo de Gobierno al pleno “es hacer lo que la ley obliga desde 2007, es decir, pide hacer lo que ya debería haber hecho”. A su juicio, con estas iniciativas parece que “quieren seguir dilatando los plazos”. “De verdad, me suena a broma”, ha recalcado el edil socialista durante su intervención.

A la espera de un informe

De esta forma, el pleno municipal ha eliminado el título de Alcalde Honorario que le fue concedido a Francisco Franco mediante un acuerdo plenario el 9 de febrero de 1946 y ratificado el 18 de septiembre de 1946, así como la Medalla de Oro de la Ciudad concedida el 4 de enero de 1952 y la Llave de Oro de la Ciudad el 3 de julio de 1968.

El equipo de Gobierno ha vinculado la decisión final sobre el resto de elementos de simbología franquista que perviven en la ciudad a la elaboración de un informe sobre las calles, escudos, placas, títulos, distinciones u honores que incumplan la Ley de Memoria Histórica que elaborará la Comisión de Historia y Patrimonio del Consejo Municipal de Cultura, que pretende actualizar el documento elaborado en el año 2002, antes de la aprobación de esta ley, para determinar qué cambios deben realizarse y continuar avanzando en el proceso de eliminación de esas menciones.

Además, el Ayuntamiento ha asegurado que pondrá a disposición de esa Comisión de Historia y Patrimonio “toda la documentación que tiene respecto a este asunto con el fin de que este órgano realice un estudio a fondo” para definir los pasos que se deben ir dando en los próximos meses.

También se aportará a la Comisión el estudio realizado por el Centro de Estudios Montañeses sobre los criterios que se deberían tener en cuenta a la hora de aprobar denominaciones de calles o espacios públicos de la ciudad, un informe que, en opinión de la concejala de Cultura, Miriam Díaz, aporta “mucha luz”, tanto de cara a la elección de nombres para nuevos viales, como para renombrar aquellos que deban sustituirse en aplicación de la normativa aprobada por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Para garantizar la máxima participación en estos trabajos, el equipo de Gobierno ha ofrecido a los miembros del Consejo Municipal de Cultura la posibilidad de incorporar nuevos miembros a la Comisión de Historia y Patrimonio, formada actualmente por agentes representativos del sector cultural y con participación también de algunos grupos municipales.

A pesar de conseguir la aprobación de su propuesta, Casares ha recordado que el pleno municipal de Santander ha votado en la misma línea en otras ocasiones y el equipo de Gobierno del PP no ha dado el impulso necesario a la aplicación de la Ley de Memoria Histórica: “Ya en el pasado aprobamos comisiones para que se llevaran a cabo los cambios y de poco sirvieron. Queda todo por hacer y seguimos esperando”, ha subrayado el concejal socialista.

Múltiples vestigios franquistas

La ciudad mantiene actualmente numerosos símbolos y monumentos que vulneran la Ley de Memoria Histórica, como han denunciado reiteradamente colectivos sociales y grupos políticos, y el equipo de Gobierno local solo ha hecho pequeños gestos desde la aprobación de esta normativa en 2007, como el cambio de denominación de la calle Carrero Blanco por Severiano Ballesteros el pasado mes de septiembre.

Sin embargo, una moción de Izquierda Unida aprobada en el pleno municipal instó al Ayuntamiento a que adopte las medidas necesarias para “eliminar cualquier mención, calle o monumento que exalte la sublevación militar, la Guerra Civil o la dictadura franquista”, una propuesta que el PP había rechazado en otras ocasiones, a pesar de que la ciudad cuenta todavía con cerca de treinta calles y una decena de emplazamientos cuya existencia vulnera la normativa vigente.

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